Inicia en el PRI la era Coldwell; releva a Moreira

jueves, 8 de diciembre de 2011 · 19:02
MÉXICO, D.F. (apro).- Con el apoyo del “cien por ciento” de la estructura territorial del PRI, los 780 integrantes del Consejo Político Nacional aprobaron por unanimidad la designación del exsenador Pedro Joaquín Coldwell como presidente nacional sustituto del PRI, que permanecerá en funciones hasta el 4 de marzo de 2015. Seis días después de la renuncia de Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila involucrado en el escándalo por la presunta falsificación de documentos para endeudar a su entidad, el máximo órgano político del PRI concretó el relevo tras las negociaciones. “La elección que llevó a cabo este Consejo Político Nacional es, sobre todo, el reconocimiento a una organización política madura, a la carrera de partido, a la militancia leal y comprometida”, afirmó Pedro Joaquín Coldwell, quien aprovechó para alabar a la presidenta interina Cristina Díaz. Joaquín Coldwell propuso la formación de “un frente común” hacia las elecciones del 2012 “para que el 1 de diciembre del próximo año, Enrique Peña Nieto jure la Constitución como presidente de la República”. Ante esta frase, las porras y los aplausos a favor del exgobernador mexiquense irrumpieron en el auditorio de la sede nacional del PRI. “Todo está absolutamente planchado”, dijo a Apro uno de los integrantes del Consejo Político Nacional, en una sesión donde aparecieron juntos, en el presídium, el senador Manlio Fabio Beltrones y el precandidato único a la presidencia Enrique Peña Nieto, considerados los artífices principales de la llegada de Pedro Joaquín Coldwell a la dirigencia priista. Es la primera vez, desde la renuncia de Beltrones a la contienda interna por la candidatura presidencial, que ambos personajes aparecen en público. Durante la inscripción de Peña Nieto en la sede nacional del PRI, el pasado 27 de noviembre, el gran ausente fue el exgobernador sonorense y coordinador de los senadores priistas. Pedro Joaquín Coldwell, exgobernador de Quintana Roo y exsecretario general del PRI, asumió en medio de porras de los asistentes de su entidad natal a la vigésimo novena sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional. Hasta el pasado 2 de diciembre, Pedro Joaquín Coldwell encabezó la Comisión Nacional de Procesos Internos. Al inicio de la sesión, los consejeros rindieron “un minuto de aplausos” en memoria de Rafael Rodríguez Barrera, exdirigente priista y exgobernador campechano, y del exsecretario de Educación Pública, Miguel Ángel González Avelar, recientemente fallecidos. Las advertencias de Jorge de la Vega Acostumbrados a las formas tradicionales, los priistas designaron al exdirigente nacional del PRI, Jorge de la Vega Domínguez, para que tomara la protesta de Pedro Joaquín Coldwell. “Dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo. Ya son más de ocho décadas de vida y de militar en el partido de la Revolución Mexicana. A mi partido le debo todo”, afirmó De la Vega Domínguez, protagonista de la última gran fractura del PRI, cuando en 1987 se salió la Corriente Democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. El exgobernador de Chiapas también llenó de elogios a Joaquín Coldwell y lanzó algunas advertencias contra el “fuego amigo”: Pedro Joaquín “siempre razonó sus argumentos, siempre apoyó con contundencia la razón de nuestro partido y siempre juntos fuimos hacia adelante construyendo, no permitiendo el fuego perverso de nuestros adversarios y menos atendiendo al fuego amigo, tan peligroso”. En su improvisado discurso, De la Vega Domínguez recordó que antes existía “permeabilidad social” dentro del gobierno, defendió la educación pública y la carrera de partido. Al filo de las 18:40 horas, Pedro Joaquín Coldwell rindió protesta como nuevo dirigente nacional del PRI y continuó la sesión con el discurso del exgobernador quintanarroense y exembajador mexicano en Cuba. Demanda a Calderón dejar de polarizar En su discurso, el político cozumeleño recordó que, a pesar de haber perdido la Presidencia de la República en el 2000, el PRI se mantuvo “como la principal fuerza política nacional” y como una “oposición responsable”. También advirtió que gracias al PRI no se cayó en “una gravísima crisis político-constitucional” ante el conflicto poselectoral del 2006. “Los priistas nos dirigimos a la renovación, no a la restauración”, afirmó Pedro Joaquín Coldwell, quien también desestimó las críticas que le hacen al PRI como parte del viejo autoritarismo. Aprovechó el evento para mandar duros mensajes al gobierno de Felipe Calderón, a quien acusó de estar “preso de la corrupción” y de los poderes fácticos. “El Poder Ejecutivo federal no acierta en erigirse en árbitro”, subrayó y puso como ejemplo las encuestas de opinión que reflejan el descontento contra la política y las figuras públicas. Rememoró que, a diferencia de otros países donde han expresado el descontento, en México las movilizaciones están en contra del crimen organizado. “Como hace seis años el fantasma de la polarización amenaza con volver a dañar el país. Recordemos que el actual Ejecutivo federal estuvo en riesgo de no rendir la protesta de ley. Ahora pretende reeditar la polarización”, advirtió Pedro Joaquín. Retó a Calderón a evitar la polarización “por el bien de México” y le exigió al presidente “que ajuste su conducta al mandato de la ley”, “que actúe con imparcialidad”, “que evite dañar el proceso electoral con su intromisión”. Tras pronunciar esta frase, el auditorio en pleno se desbordó en aplausos. “El PRI está dispuesto a pactar con otras fuerzas políticas para blindar el proceso electoral de la infiltración del narcotráfico”, sentenció Pedro Joaquín Coldwell y le exigió al gobierno federal que “no haga de este tema un arma para socavar al proceso federal” ni “agredir a candidatos”.

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