MÉXICO, D.F. (apro).- Una corte federal de San Antonio, Texas impuso una sentencia de 18 años y seis meses de prisión al narcotraficante mexicano Juan José Quintero Payán, Don Juanjo, considerado el segundo hombre más importante del cártel de Juárez, después del desaparecido Amado Carrillo Fuentes. Quintero Payán, de 69 años, también deberá pagar una multa de 250 mil dólares y estará sometido a supervisión federal por cuatro años, luego de salir en libertad. El narcotraficante fue detenido por primera vez en Guadalajara, en 1992, pero meses más tarde fue liberado al no poderse comprobar los cargos. En 1999 fue enviado a una cárcel de alta seguridad por acopio de armas y narcotráfico, y en 2006 el gobierno de Estados Unidos solicitó su extradición. El 23 de abril de 2010, el tío de otro de los más importantes capos del narcotráfico, Rafael Caro Quintero, El R1, fue entregado por las autoridades mexicanas a la justicia estadunidense, para enfrentar cargos federales por tráfico de drogas que le habían sido formulados en San Antonio hace más de dos décadas. El narcotraficante, cofundador del cártel de Juárez, evadió ser juzgado al llegar a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable a cambio de una sentencia reducida. En la audiencia, celebrada en el edificio de las cortes federales en San Antonio, Don Juanjo pidió perdón a la sociedad estadunidense. En su declaración de culpabilidad, el narcotraficante no se reconoce como tal, pero se describe como la principal fuerza en una empresa criminal que abarcaba desde Sudamérica hasta Estados Unidos. Su abogado defensor, Gerry Goldstein, dijo que su cliente sufre varias enfermedades y solicitó se le asigne alguna prisión federal de Arizona o el sur de California para cumplir la pena. Quintero Payán admitió haber estado involucrado en actividades ilícitas desde 1978 hasta 2002, aun después de ser detenido en 1999. El que fuera lugarteniente del llamado Señor de los Cielos estuvo a cargo de un importante corredor que unía el Pacífico con el Golfo de México en la parte central del país, y llegaba por Sinaloa hasta la frontera norte, para desarrollar contactos y asegurar los embarques de cocaína hacia Estados Unidos, según las investigaciones de las autoridades mexicanas.