MÉXICO, D.F., 22 de febrero (apro).- El año pasado, al menos 190 jóvenes de entre 11 y 15 años de edad se suicidaron en el Distrito Federal.
Todas las víctimas tenían un denominador común: eran víctimas de acoso estudiantil que ahora se conoce como bullying, según datos de la organización Fundación en Movimiento.
Trixia Valle, directora de dicha agrupación, detalló que la mayoría de los jóvenes que se suicidaron cursaban la secundaria. Sin embargo, aclaró que muchos de ellos arrastraban el problema desde la primaria, que es donde se genera el problema.
En 2007, según un estudio elaborado en México por la ONU, 65% de los niños en edad escolar dijo haber sido víctima, al menos una vez, de acoso estudiantil.
Este martes, el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) firmaron un convenio de colaboración con la Fundación en Movimiento para capacitar al organismo en la atención especializada, por vía telefónica y presencial, de jóvenes y padres de familia víctimas de este fenómeno escolar.
Luis Wertman Zaslav, presidente del Consejo Ciudadano comentó que el convenio contempla una capacitación especializada para los operadores de la línea ciudadana, cuyo número es 5533–5533 y que ésta será la primera instancia de atención.
Wertman comentó que, en promedio, cada dos días el Consejo Ciudadano recibe un reporte de bullying, lo que da un ejemplo de la magnitud del problema, a pesar del desconocimiento o vergüenza social que genera esta práctica.
De hecho, señaló que 82% de las llamadas han sido realizadas por los padres; 10%, por amigos o conocidos. El 6% restante, por los propios alumnos y en un solo caso un maestro ha denunciado.
En el Distrito Federal, se han reportado casos en 73 colonias de las 16 delegaciones, principalmente en Coyoacán, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Xochimilco, Alvaro Obregón y Azcapotzalco, así como de los municipios conurbados de Ixtapaluca y Nezahualcóyotl.

¿Qué es el bullying?
El bullying es un término cada vez más empleado, aunque su existencia no es reciente. Proviene del idioma holandés y significa acoso aunque  también se refiere a un desequilibrio de fuerzas, donde un agresor intimida y domina a una víctima.
Las agresiones en el bullyng pueden ser verbales, físicas, psicológicas o sociales.
Algunos síntomas para detectar si alguien es víctima de este fenómeno son: cambios bruscos de estado de ánimo, notar al menor deprimido, irritable o angustiado; cambios en los hábitos alimenticios: comer de más o comer poco; buscar pretextos para no ir a la escuela.
También el menor puede sentirse enfermo constantemente, quiere cambiarse de escuela, se vuelve retraído, puede presentar moretones o rasguños o tener problemas para conciliar el sueño.
El bullying es más propenso a desarrollarse en familias disfuncionales, en personas con baja autoestima, en menores que viven en un núcleo familiar de violencia, abandono o abuso. Tienden a repetir estas conductas con otros menores que ellos consideran más débiles.