Calderón y "la incongruencia" de su viaje al Vaticano

viernes, 29 de abril de 2011 · 01:00

MÉXICO, D.F., 29 de abril (apro).- Con una justificación poco convincente, el presidente Felipe Calderón Hinojosa viajará mañana a Roma para acudir, en su calidad de jefe de Estado, a la ceremonia religiosa en la que Benedicto XVI beatificará al extinto papa Juan Pablo II, el próximo domingo 1 de mayo en la basílica de San Pedro.
El pasado 15 de abril, la Presidencia de la República emitió un comunicado titulado “El presidente Felipe Calderón realizará visita de Estado a la República del Perú”. Sin mención en el título, el boletín se ocupó en cuatro de sus cinco párrafos, a informar sobre la visita al Vaticano, el próximo 1 de mayo.
     “Esta visita es congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano y responde a los lazos de amistad y de cooperación existentes entre México y el Estado Vaticano”, señaló ese día la Presidencia.
    Por su parte, el lunes 25, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dio a conocer el informe que, por mandato constitucional, entregó al Senado de la República, en el que mantiene el argumento esgrimido por la Presidencia, en el sentido de que fue invitado al evento en su calidad de jefe de Estado.
El argumento lo desarrolló, a su vez, la Presidencia de la República, en respuesta a un cuestionario publicado por la revista Proceso en la edición que actualmente se encuentra en circulación (número 1799).
    Para el experto en temas religiosos, Bernardo Barranco, el boletín del 15 de abril, “es un verdadero desastre, una joya que articula contradicción y ambigüedad, pues, jurídicamente, es insostenible que un jefe de Estado vaya a una ceremonia religiosa, un evento espiritual, una beatificación”.
    
La concurrencia

De acuerdo con la corresponsal en Italia, Cynthia Rodríguez, el 14 de abril se informó que el presidente francés Nicolás Sarkozy, no asistirá a la beatificación, a pesar de que el supuesto milagro de Juan Pablo II se lo hizo a una monja francesa.
A diferencia de Felipe Calderón, quien prácticamente quedó exento de críticas por el viaje, Sarkozy declinó la invitación por ola de reproches generados en su país, donde se consideró que violaría la laicidad del Estado.
No obstante, Sarkozy sostendrá una reunión con el primer ministro italiano Silvio Berlusconi para abordar el tema de la inmigración ilegal proveniente del norte de África. Su lugar en la ceremonia de beatificación lo ocupará el primer ministro Francois Fillon.
También llegarán algunos personajes de la nobleza europea, como el rey de Bélgica, Alberto II; los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia; además del duque de Gloucester, de la casa real británica.
De los líderes mundiales, asistirá el presidente de la Unión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Naturalmente, estará el presidente de Italia, país dentro del cual se ubica el Estado Vaticano, Giorgio Napolitano; y el de Polonia, de donde era originario Juan Pablo II, Bronislaw Komorowski.
En las justificaciones que ha dado el gobierno mexicano, se menciona que al acto acudirán otros jefes de Estado. Y sí. Junto con Calderón, estarán sus homólogos, Toomas Hendrik Ilves, de Estonia; Audrius Kubilius, de Lituania; Porfirio Lobo, de Honduras; Mabir Topi, de Albania; Robert Mugabe, de Zimbawe y, de Congo, Sassou Nguesso.  

Motivación política

Para el experto en temas religiosos, Bernardo Barranco, el presidente Felipe Calderón intenta “colgarse” de la popularidad que goza la figura de Juan Pablo II, como lo hace el Papa Joseph Ratzinger.
Además, el mandatario mexicano, intenta congraciarse con la jerarquía católica, que se muestra cada vez más crítica y escéptica a su gobierno.
    Según Barranco, hay un sector del alto clero “preocupado por el doble discurso religioso de Calderón”, que se dice católico, pero simpatiza, coquetea e interactúa con grupos neopentecostales, como los de Casa Sobre la Roca (CSR).
    La revista Proceso, en su edición más reciente, publicó un reportaje sobre la influencia de CSR en el PAN y el gobierno de Felipe Calderón, quien se ha reunido con ellos.
    Consentida por Felipe Calderón, CSR es una asociación civil con matices evangélicos, que echa mano de recursos emotivos más que doctrinales, e intenta convertirse en un pivote de articulación panista, entre el conservadurismo católico y el evangélico, explica.
    A su juicio, hay preocupación en dos ámbitos: uno, de los obispos que ven una indefinición del presidente y, dos, de los ultra conservadores del PAN, como la organización clandestina El Yunque, que ven en CSR a un competidor.
Otro factor es la relación de varios obispos con Enrique Peña Nieto, que mantiene un cabildeo en Monterrey, Chihuahua y otras curias. La hipótesis de Barranco es que Calderón quiere reposicionar la vinculación histórica entre el PAN y la Iglesia, deteriorada por su cercanía con grupos evangélicos.
Otro de los argumentos dados por la Presidencia es que la visita al Vaticano, las instituciones vaticanas “son importantes para un amplio sector de la población mexicana”, aproximadamente el 75%.
Si bien, los recibimientos a Juan Pablo II en México fueron espectaculares –generalmente financiados y alentados por el gobierno y Televisa-, el papa Wojtyla no fue del todo benéfico para la Iglesia en nuestro país.
Entre otras cosas, al carismático Juan Pablo II se le reprocha la represión y persecución de sacerdotes de la teología de la liberación; y especialmente, la protección que brindó a Marcial Maciel y a los Legionarios de Cristo, en los casos de pederastia.
En declaraciones para la agencia AP, el pasado miércoles 27 de abril, el investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la UNAM y presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, Elio Masferrer, dijo que el pontificado de Juan Pablo II, coincidió con la mayor caída de fieles católicos en México, que disminuyeron 15%.
“La verdad es que fue bastante desastroso”, concluyó Masferrer.
Aun así, en su comunicado la Presidencia de la República anunció la asistencia de Felipe Calderón al Vaticano y la justificó así:
“La asistencia del jefe del Ejecutivo refrenda la profunda cercanía de millones de mexicanos con la figura de Juan Pablo II y la especial vinculación que cultivó entre nuestro pueblo durante su pontificado.”

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