"Los niños están bien": un matrimonio como cualquier otro

viernes, 8 de abril de 2011 · 01:00

MÉXICO, D.F., 6 de abril (apro).- Los niños están bien (The Kids are All Right, EU-2010) es una interesante cinta que podría haber sido una historia de pareja cualquiera: Un conflicto conyugal que tiene repercusiones en la vida de sus hijos, salvo por una situación, el matrimonio en cuestión es un matrimonio lésbico y sus vástagos no son adoptados, sino que fueron concebidos gracias a un donante de esperma.

Nic (Annette Bening) y Jules (Julianne Moore) son un par de mujeres educadas que decidieron tener, cada una, un hijo con el mismo donador de esperma. Así pues Nic concibió una niña sumamente estudiosa llamada Joni (Mia Wasikowska), y Jules a un varón llamado Láser (Josh Hutcherson). 

Aunque Nic y Jules se adoran, están lejos de ser la pareja perfecta, sin embargo, la dinámica familiar parece marchar bien, al menos hasta que Láser (15 años), en la víspera de la partida de Joni (18 años) a la universidad, pide a su hermana que le ayude a contactar a su padre biológico, hasta entonces desconocido para ambos, incluso para Nic y Jules.

Es entonces que Paul (Mark Ruffalo), dueño de un restaurante chic que prepara sus alimentos con comida orgánica, entra a la ecuación. Paul, un desastre en cuestiones familiares, es el catalizador de diversos problemas no resueltos en la familia que van desde la insatisfacción de Jules, pasando por  el alcoholismo de Nic, hasta la falta de una figura paterna tanto para Láser como para Joni.

Total, lo que Paul hace es algo parecido a cuando uno remueve la grava de una pecera: la suciedad comienza a emerger. Internamente, a Paul le ocurre algo similar, de pronto desea tener una familia.

Cholodenko cuenta la historia de manera efectiva; en un abrir y cerrar de ojos nos enganchamos con el drama de los cuatro personajes, y por muy ajeno que pueda parecernos este acuerdo familiar entre una pareja de lesbianas, la directora logra exponer algo importante, algo que mucha gente no logra concebir: Un matrimonio homosexual es un matrimonio cualquiera, con algunas diferencias, pero los conflictos prácticamente son los mismos, con la misma gravedad moral. Y es que como dice el personaje de Julianne Moore,  la sexualidad humana es bastante misteriosa.

¿Y los niños? Los niños están bien, sólo son adolescentes con problemas al igual que todos los adolescentes.

El único pero que tiene la cinta es este leguaje light que de las cintas a medio camino entre lo comercial y el cine de arte que por momentos es como tomarse un buen café pero descafeinado… como que algo le faltó, pareciera que los realizadores tuvieran miedo de que fuera un dramón psicológico insufrible y le bajaron dos rayitas a la intensidad, o es como comerse un bife de chorizo sin la grasita de la carne, no vaya a ser que el colesterol nos dé en la torre.

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