"Naturaleza muerta con espíritu y Xitle"
MÉXICO, DF., 4 de mayo (Proceso).- Con la producción y presentación –8 de abril– del libro Amoxohtli. Libro de carretera, el coleccionista mexicano de arte neoconceptual César Cervantes cierra el ciclo de la perturbadora y humorística escultura pública que, bajo el título de Naturaleza muerta con espíritu y Xitle, adquirió en 2007.
Concebida por el poeta, exactivista político y artista visual Jimmie Durham (Arkansas, USA, 1960), la pieza forma parte de los proyectos que ha realizado a partir de la utilización y redefinición simbólica de las piedras. Reconocido internacionalmente por su irónico y acertado discurso postcolonial, el artista ha participado en varias ocasiones en prestigiadas exposiciones periódicas de carácter global, como Documenta, y las bienales de Whitney, Venecia, Sydney, Lyon y Sao Paulo.
De ascendencia cherokee, después de dedicarse en los años setenta a la defensa de los indígenas estadunidenses, en los ochenta reinició su práctica artística con una propuesta que incidía en la alteración de los esquemas de conocimiento impuestos por la cultura occidental.
Realizada a partir de objetos, materiales y residuos provenientes de las culturas colonizadas –tanto de estéticas tradicionales como urbanas–, Durham, además de ser uno de los pioneros del nuevo paradigma escultórico, construyó un lenguaje que, con base en la alteración de los significados de los componentes, expone las mentiras y contradicciones que ha generado la imposición de los modelos económicos, productivos e ideológicos de los conquistadores.
Entre sus diversas líneas temáticas, una de las más sugerentes es la que incide en la resignificación de la identidad de las piedras. Interesado en liberarlas tanto del monumentalismo como del utilitarismo arquitectónico, el artista las ha convertido en atractivos entes que sobresalen por su extraña y cálida mirada. Intervenidas con gestos pictóricos que se perciben como ojos y bocas, las piedras de diferentes tamaños y colores remiten, indiscretamente, a los imaginarios animistas de las culturas originales.
Descontextualizadas de su entorno natural, y transfiguradas en un ente que trata de abstraerse de toda referencia metafórica o narrativa, las piedras existen solas o encimadas apachurrando objetos, entre los cuales destacan los automóviles.
Como testimonio de los imaginarios industriales de Estados Unidos, el coche, a pesar del artista, se convierte en una referencia al despojo indígena –se llaman como ellos, Dodge-Cherokee– y a la destrucción de los mitos consumistas. Perturbadoras por su ambivalencia entre el humor, la violencia y la profundidad del símbolo, las naturalezas muertas de coches apachurrados por grandes rocas destacan por su contundente presencia.
La pieza realizada para César Cervantes y expuesta en la calle de Xitle, en el Pedregal de San Ángel de la Ciudad de México, plantea un juego de significados entre la marca –un Chevrolet Spirit–, su uso en México –coche destinado a cuerpos de seguridad– y la enorme roca proveniente de Ixtapalapa.
Convencido del desprecio que ha tenido Occidente por las culturas indígenas, Amoxohtli. Libro de carretera es un texto escrito por Durham en inglés y traducido al náhuatl y español. Testimonio de las reflexiones y recorridos que derivaron en la creación de Naturaleza muerta con espíritu y Xitle, el libro es, también, un intento de darle presencia a los indígenas mexicanos en el mainstream. Perturbadora por la ambivalencia que se establece entre su sentido artístico-social y su ubicación, la pieza se suma al espléndido arte pétreo del sur de la ciudad: El Espacio Escultórico, la Pirámide de Cuicuilco y los restos que quedan de los jardines originales del Pedregal.