Se opone la Iglesia a legalizar el consumo de la mariguana

jueves, 2 de junio de 2011 · 01:00

México D.F., 2 de junio (apro).- Debido a que causaría serios problemas de salud, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) rechazó hoy la propuesta de legalizar el consumo de la mariguana, como lo pidieron algunos líderes latinoamericanos, entre ellos Ernesto Zedillo, expresidente de México.

“La lucha contra las drogas debe ser un esfuerzo global, no una acción unilateral. En este contexto, si una nación permite el consumo de una droga, gente de otras naciones iría ahí, y ese Estado no podría enfrentar los serios problemas de salud que esto le ocasionaría”, dijo categórico Carlos Aguiar Retes.

El presidente de la CEM agregó que en México la legalización de la mariguana sería, además, una medida inadecuada en estos momentos, cuando el gobierno emprende una lucha para combatir al narcotráfico.

En conferencia de prensa, en el marco de la 91 asamblea plenaria del organismo, el principal representante de la jerarquía católica mexicana también encomió el combate al narcotráfico que encabeza el presidente Felipe Calderón.

Indicó que, al menos en Latinoamérica, Calderón es reconocido como un “gran líder” en esta batalla contra el crimen organizado, aunque advirtió que los mexicanos deben estar atentos para que el narcotráfico no penetre en las estructuras del Estado.

En un mensaje de la CEM dado a conocer hoy, los obispos del país externaron su alarma ante “el crecimiento de los grupos criminales” y refrendaron su apoyo al gobierno para combatirlos.

Ayer, la organización The Global Commission on Drug Policy, que conforman, entre otras figuras, el expresidente Ernesto Zedillo, los intelectuales Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, así como el exsecretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, y el magnate Richard Branson, solicitaron que se adopten modelos de legalización y regulación del consumo de drogas, “especialmente de la mariguana”.

Lo anterior, con el fin de “anular el poder de las organizaciones criminales y devolver la seguridad y salvaguardar la salud de los ciudadanos”.

En un documento, el grupo argumentó que “la guerra contra las drogas no ha reducido su consumo, y en vez de eso ha llenado las cárceles, cuesta millones de dólares, dispara la delincuencia organizada y ha causado miles de muertes”.

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