Incongruencias

viernes, 3 de junio de 2011 · 01:00

MEXICO, D.F., 1 de junio (apro).- Impredecibles humanos: perdón, no quiero ser aguafiestas, pero no me explico y por lo tanto no comprendo ese su entusiasmo de tantos de ustedes por lo que en estos días está pasando en España, que lo comparen con los fracasados movimientos juveniles de mayo del 68 del siglo pasado, eso sí, pues está, mejor dicho, es mi naturaleza misma.

Por principio, considero que bien está que protesten contra el desempleo, contra la falta de oportunidades para realizarse; que se indignen y hasta se amotinen contra las reformas laborales que van a hacer más difíciles su trabajo… cuando lo encuentren; que se manifiesten contra los rescates de bancos y empresas privadas en quiebra con sus impuestos; que se inconformen y se manifiesten contra los recortes del gasto público en los servicios de salud, educación, jubilaciones, etcétera, ¿pero porqué acto seguido votan por partido de derechas, no solo conservadores sino incluso reaccionarios no pocos de ellos cuando son precisamente esos partidos los que con más rigor aplican todas esas medidas económicas que tanto perjudican a la mayoría de ustedes?

Si lo hacen, como dicen, por “castigar” a los partidos en el poder, ¿Qué caso tiene el votar por los partidos de derecha, si no es lo mismo Juana que Chana? En verdad que no comprendo tanto masoquismo por parte de ustedes, los humanos.

Por otra parte, me sorprende que medios de comunicación, líderes de opinión, analistas de lo social y lo económico, y, por supuesto, empresarios e incluso, lo que no era de esperar, ONG –con sus honrosas excepciones, excepciones que confirman la regla—insistan, ay persistan, en señalar que los políticos y sus partidos son los únicos culpables de esas medidas económicas tan perjudiciales para la mayoría de ustedes, los humanos, ¿es qué no recuerdan que desde hace décadas Pareto, Mosca, Michels, C. Wright Mills y J. Burnham, entre otros, investigaron y llegaron a la conclusión de que las elites del poder, es decir, las personas que integran, representan y deciden en lo financiero, la industria, el mercado, la jerarquía religiosa y militares y la clase política profesionalizada, sin dejar de luchar por la hegemonía, se combinan para defender y seguir gozando de sus privilegio aunque sacrifiquen el derecho de los más?

En verdad que no comprendo la lógica humana que cree que la democracia parlamentaria proclamada, defendida e impuesta por esas elites del poder es la única solución a sus problemas económicos, ya que esa democracia la única libertad que les concede, como ya está visto y comprobado y dijo no recuerdo quien en este momento, la libertad de poder elegir por medio del voto a quien les va a joder por equis años. ¿No han comprendido después de tantos desengaños como han sufrido que el poder delegado es un poder relegado cuando no es burlado y hasta encarnecido?

La colaboración e incluso la colusión entre las elites de poder lo demuestran así y suficientemente los hechos siguientes: que los políticos gobiernen en general más de acuerdo a las leyes del mercado y de la rentabilidad a cualquier precio de todas sus decisiones que de acuerdo con las necesidades y deseos de la mayoría de sus gobernados; el que los políticos, de presidentes para abajo, sean en su mayoría agentes viajeros del gran capital y del mercado y, cuando dejan sus puestos, tantos de ellos se convierten en ejecutivos o en asesores de grandes consorcios, de poderosas compañías privadas tanto nacionales como internacionales; el que importantes ejecutivos de grandes compañías privadas o dueños de las mismas se metan al juego político persiguiendo puestos de decisión política e incluso de presidencia de sus países, repito, todos estos hechos, ¿no confirman las teorías de los estudiosos del tema de la elite del poder nombrados más arriba?

Ante estos ejemplos y otros parecidos, que el nombrarlos harían interminable la presente, pienso y sostengo, por experiencia, que las protestas que se están dando en España contra el bipartidismo político, deque se gobierne conforme a las leyes del mercado y en beneficio de los intereses y privilegios de políticos y los capitalistas y no se gobierne de acuerdo a las necesidades y aspiraciones de los gobernados, no es para entusiasmarse y mucho menos para imitarlas, pues aparte de que cada pueblo es diferente, seguro es que, como el movimiento juvenil de mayo del 68 del pasado siglo, termine lamentablemente en lo que soy por naturaleza: en quejas inútiles de contrariados en sus derechos y aspiraciones.

¿O serán capaces de demostrarme de que estoy equivocado? ¡Quiero verlo!

Con el deseo de que así sea y siempre a su servicio.

EL DERECHO DE PATALEO

 

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