Abogan familiares por mexicano condenado a muerte en Texas

martes, 5 de julio de 2011 · 20:15
MONTERREY, N.L. (apro).- Familiares del mexicano condenado a muerte en Texas pidieron al gobierno de Estados Unidos someterlo a un “juicio justo” para que pueda probar su inocencia. Humberto Leal García, de 38 años de edad, será ejecutado el próximo jueves con una inyección letal en el estado de Texas, en cumplimiento de la condena por violación y asesinato contra una adolescente de San Antonio, en 1994. En entrevista, Alberto Hernández, tío político del sentenciado, confió en que la justicia estadunidense cambie de último momento el veredicto y revise el caso para que comparezcan personas que, dice, estuvieron involucradas y que son responsables del crimen del que se le acusa a Humberto. “En la familia nadie se da por vencido, todos estamos esperando que haya algo a favor. Pedimos que todo mundo nos ayude, que rece por él para que la ejecución se venga abajo y recibir la buena noticia: que se suspenda la ejecución y que se revisará el caso. “Si la ley funcionara como es, si se acercaran a los testigos que no han llamado y encontraran al verdadero culpable, sería algo muy bueno”, dice Hernández, quien reside en el municipio de Guadalupe, Nuevo León. El regiomontano Leal García espera la ejecución en la Unidad Polunsky, prisión estatal especial para condenados a muerte, ubicada en la ciudad de Livingston, 76 millas al norte de Houston. Hasta la adolescencia, Humberto Leal García vivió en la colonia Buenos Aires, al sur de Monterrey, donde trabajaba como mecánico. Después emigró a Estados Unidos. En la ciudad de San Antonio, Texas, fue detenido por el secuestro, violación y asesinato de Adriana Sauceda, de 16 años de edad, cometidos el 21 de mayo de 1994. Según la ficha criminal, Leal García raptó a la víctima cuando ésta salía de una fiesta. El documento señala que la chica fue violada con un palo de madera, que aún tenía en la vagina cuando fue encontrada, desnuda y vapuleada cerca de un arroyo. Su cabeza estaba despedazada por el golpe de un bloque de asfalto. La policía alega que al momento del arresto, Leal presentaba cortadas y raspones en el cuerpo y la cara. Cuando ocurrió el homicidio, Humberto tenía 21 años. Desde entonces, hasta ahora, ha pasado 17 años de su vida con el número 999162 en la fila de la muerte, como se le llama a los sentenciados a la pena capital en el estado de Texas. Alberto Hernández, tío de Humberto, considera que éste no enfrentó un juicio justo, pues, asevera, las autoridades saben quién fue el que cometió el homicidio, aunque se niegan a cambiar su decisión. “No nos explicamos por qué no han llamado a otros testigos. ¿A qué o de qué tienen miedo, a que se compruebe qué? Pero como ya tienen un culpable y resolvieron su caso…”, dice Hernández, quien recuerda a su sobrino como un joven tranquilo y trabajador. Junto a Humberto están su padre Humberto Leal y su madre María Francisca Sánchez, así como una de sus hermanas para acompañarlo en lo que parecen ser sus últimos momentos de vida. Se trasladaron de San Antonio, donde vivían, a Houston, para estar más cerca de su hijo, quien el jueves a primera hora podría ser ejecutado por el método de la inyección letal vigente en el estado de Texas. Toda la familia espera que ocurra el milagro, porque está convencida de la inocencia de Humberto. Dice Alberto Hernández: “Claro que confiamos en su inocencia. Cuando hay un buen juicio y las autoridades que te acusan tienen testigos y argumentos suficientes, pero con las pruebas que aporta la defensa y que estén cerca los verdaderos responsables, te quedarías satisfecho con ese juicio, pero en el momento que no aceptan a la gente que está marcada por la defensa, no vas a estar convencido y no te va a parecer un juicio bueno.” Desde que fue instaurada en 1977 la pena de muerte en Texas han sido ejecutadas 470 personas, de las cuáles 78 han sido hispanos. En este año, el estado ha ejecutado a seis internos, el más reciente, el 21 de junio.

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