"A este país ya se lo llevó la..."
Consternadas y sin atención, muchas personas buscaban los cuerpos de familiares, amigos o compañeros de trabajo; les ofrecían mostrarles la lista y no lo cumplían… Algunos empleados que se salvaron, estremecidos por la catástrofe, deploraban también haber perdido el empleo, y unos más se proponían ya no laborar en los casinos porque, decían, todos han sido baleados, excepto el de Jorge Hank… Una extrabajadora, indignada, señalaba que sólo si un hijo del presidente, del gobernador o del procurador hubieran estado entre las víctimas los funcionarios se comprometerían “a luchar de verdad por el ciudadano”
MONTERREY, NL.- “¿Por qué?, ¿por qué matan a gente trabajadora e inocente? ¡No es justo! ¡No…!”
Es Julia, quien reconoce el cuerpo de su hija, del mismo nombre. Tenía 24 años. En tanto, varios grupos lloran en la entrada del Servicio Médico Forense (Semefo).
La joven Julia era soltera y trabajaba en el Casino Royale. Su mamá prosigue consternada:
“Aún no la puedo sacar. Esperaremos el resultado de la autopsia. Creo que murió por el humo.”
Casi todo el rostro lo tiene mojado. Ya no puede hablar y su mirada se halla perdida. Su otra hija que la acompaña aún no da crédito.
Según médicos forenses, llegaron 52 cuerpos, de los cuales 42 son mujeres. Han sido identificados 46. Corre la voz de que los demás quedaron totalmente quemados. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la edición 1817 de la revista Proceso, ya en circulación)