Siembra de nubes

lunes, 5 de septiembre de 2011 · 14:09
MÉXICO, D.F. (apro).- La aventura y la traición de la literatura, la amistad y la paternidad, convergen en la educación sentimental de un joven escritor de Ciudad Juárez como el tema central de Siembra de nubes, la primera novela de Oswaldo Zavala, profesor de literatura en la City University of New York y colaborador de Proceso. Editado por el sello Praxis (editorialpraxis.com), el libro propone también una relectura radical de la obra de Borges y del boom latinoamericano. A modo de adelanto, presentamos uno de los cuentos insertos en la novela, que en más de un modo actualiza la narrativa de Juan Rulfo en la sórdida inmediatez de la frontera en tiempos del narco. Diles que no me maten Tú crees que será muy fácil Tino, pero te equivocas. Crees que nada de esto te perseguirá, que los mierdas de tus amigos tienen razón, que puedes irte ahora mismo sin que nadie te acuse, que podrás llegar tranquilo a tu casa y volver a dormir después de comerte la cena que preparará tu mamá esta noche. Crees que podrás dormir, pero no podrás. En parte es mi culpa, yo que le prometí a tu mamá que podría cuidarte. Le dije que no se preocupara por ti, que yo te vigilaría y que me harías caso y no saldrías cuando vinieran a buscarte los del Barrio Norte. ¿Por qué no me hiciste caso? ¿Por qué es más fácil para los hombres hacer las cosas sin pensar? ¿Tuviste miedo de que te obligaran y por eso preferiste fingir que querías irte con ellos? Yo creo que fue eso Tino. Les tuviste miedo. Y es normal, porque yo también les tenía miedo. Ahora ya no. Ya no pueden hacerme nada más. Tampoco pueden hacerte nada a ti, porque ahora los que tienen miedo son ellos. Por eso se quieren ir. Ya lo han pensado claramente y creen que pueden echarte a ti la culpa. Dirán que después de todo yo estaba en tu casa. Pueden mentir porque ese tipo de gente sabe mentir muy bien cuando se acobarda. Les dará tanto miedo que cuando llegue la policía dirán que tú les llamaste para que fueran por ti y que fuiste tú el que planeó todo. Muy fácil. ¿De dónde me iban a sacar ellos si ni siquiera saben dónde vivo? No saben cómo me llamo, ni cuántos años tengo, ni dónde trabajo, ni por qué estaba yo en tu casa. ¿Te das cuenta? Eso si los agarran. Es muy fácil hacerse perdidizo en una ciudad fronteriza. Nomás te cruzas al otro lado y desapareces y ya. Piénsalo bien Tino, porque no tienes mucho tiempo para hablar con ellos. Ahora mismo han de estar temblando de miedo en la troca de ese al que le dicen Nava. Ese es el jefe, ¿no? Si te le acercas con cuidado, pero con paso firme, como hombre, seguro que te escucha. Hazte el macho por una vez en tu vida y arregla el desmadre en que te has metido Tino, todavía hay tiempo. Diles que me maten. Diles que si me estrangulan, todos sus problemas estarán resueltos. No te asustes más, Tino, si me haces caso, todo te va a salir bien. Piensa en que no me dolerá, sólo un poco, pero cuando le aprietas el cuello a alguien bien fuerte esa persona se desmaya rápido. No es como si me ahogara en el Río Bravo, como le pasó a Don Lupe el año pasado, ¿te acuerdas? Cuando alguien se cruza por desesperación en mes de lluvias es porque cree que los de la migra te vigilan menos esas noches. Y Dios sabe que Don Lupe estaba desesperado. Ya se le había muerto un nieto de hambre, ¿te acuerdas? No tenía ni tres meses la criaturita. Ya no estaba bien de la cabeza Don Lupe, con su hija otra vez embarazada, ya toda flaquita porque no tenían a veces ni para comprar tortillas. Nomás los hombres como Don Lupe se ahogan, pero sólo esos, unos poquitos, los que se atreven en noches como esa. Pero no será así conmigo Tino, será como si me pusieras a dormir y ya. Don Lupe se ahogó, pero yo nomás me voy a dormir, vas a ver que sí. Hazte hombre Tino, así como fuiste hombre para decidir que les dirías que allí estaba yo adentro dormida cuando llegaron por ti. No sabía que eras tan aventado ni tan cabrón. Me agarraron dormida, nomás por eso, porque si he estado despierta por lo menos le saco un ojo a uno y a otro le rebano la panza a arañazos. A la mejor de todas formas me llevan, pero sangrando, porque ustedes no saben ser hombres como las mujeres sabemos ser mujeres. Para nosotras no es un momento de valentía, para nosotras es amarrarse a la vida, como cuando tenemos un hijo, o cuando aprendemos a trabajar duro, como tu mamá en la maquiladora que se pasa hasta diez horas parada o como yo, que logré sacar la prepa abierta trabajando juntito de ella tantos años. Nomás pude me salí de allí y hasta tenía mi trabajo como paramédica en la Cruz Roja. Trabajaba mis turnos de noche también, pero no me quejaba, porque ya no era esclava de los pinchis patrones gringos abusones. Por eso te digo que va a salir todo bien. Porque cuando me encuentren pensarán que eso le pasa a las mujeres que trabajan de noche, que fue uno de los muchos asesinos que andan sueltos en este desmadre de ciudad, tal vez un narco o un policía municipal o estatal, que para el caso es lo mismo. Nadie pensará en ti Tino, nadie. Por que yo te he visto crecer, porque te cargué, porque tu mamá nunca creería que eres capaz de algo así. ¿Cómo va a pensar que su hijo me sacó a mí de su casa cuando me dejó cuidándote? A mí, que vivo en el mismo Barrio del Sur desde antes de que tú nacieras. Más bien se enojará conmigo, aunque ya no pueda reclamarme por que ya para entonces estaré muerta. Seguro que se enojará por meterla en esta bronca cuando se suponía que yo te andaba cuidando a ti. Y míranos nomás, Tino. Tu mamá tendrá razón, porque yo debí haberte cuidado mejor. Los hombres son muy idiotas mijo, no saben cuidarse solos, y por eso siempre necesitan una mujer que ande detrás de ellos. Los que son más listos entienden que sin nosotras no sobreviven esta vida de mierda. Los pendejos se van y más delante ellos mismos se convierten en mierda, se enferman luego luego, o terminan alcohólicos, como el paria de tu papá, ni aguantan nada los rajones y al ratito ya se andan muriendo, como mi marido, cuando todavía ni cumplíamos un año de casados, o los matan otras mierdas como ellos, o los meten a la cárcel para vivir con mierdas de su clase. Pero tú no eres mierda Tino, nomás eres cobarde, un coyoncito cabrón, pero tienes cabeza. Mira nomás cómo te está yendo en la escuela, purititos dieces. Por eso tu mamá me pidió que te cuidara a ti, para que no le salieras como tu hermano mayor el Nacho, que aunque también era listo ahora nomás no sale de los picaderos. Tú eres diferente Tino. Por eso te digo que todavía puedes arreglar este broncón que armaste. Además, tú pensaste que no me iban a hacer nada, ¿verdad? Se te hizo muy fácil decirles que estaba allí dormida, y con mi uniforme de enfermera se me ven muy paradas las chichis y no pensaste que me le iba antojar al Nava cuando me vio. Cómo lo ibas a pensar si tú sí tienes un alma pura. Ese cabrón es un perdido, mijo, por eso tu mamá no te deja juntarte con él. Tienes que entender que así es el mundo, que hay gente que nace con la maldad en las entrañas desde niño, o con las ganas atravesadas del vicio como tu hermano. Tú nomás naciste cobarde, pero eso no te hace malo. Por eso te dio horror que me sacaran entre los cuatro de las greñas y me subieran a la troca que traía el Nava. Por eso les gritabas que no me pegaran, que tú no le ibas a decir a tu mamá que vinieron a la casa. Por eso dejaste de gritar cuando empezaron a quitarme la ropa y a manosearme. Yo vi cómo volteaste la cara cuando el gordo ese que apesta a cerveza y sudor me metió los dedos y cuando los otros dos me dieron por detrás. Oí como que se te querían salir más gritos pero ya no pudiste, porque hay quienes no aguantan y se paralizan de miedo y nomás saben temblar con los labios, porque ya ni los hombros se mueven y las piernas ya no les responden desde hace rato. Las mujeres somos más fuertes y valientes que todos ustedes mijo, por eso ni creas que me daba miedo lo que esos puercos me hacían. Me daba más bien coraje porque entre cuatro es muy fácil aprovecharse de una mujer. Hubieran sido dos y les reviento los güevos a patadas y te juro por ésta que ellos sí que me hubieran pedido por la virgencita que ya no les pegara. Yo mejor no dije nada porque sabía que esos cabrones hasta gozan con los gritos. Nomás le rogué a Dios que no los deje ser más tiempo del necesario, que les dé su justo castigo cuando llegue su hora, que ya verás si no, está más cerca de lo que crees. Ese Nava aparece al rato encajuelado, con la panza llena de piquetes: a mierdas como ese los narcos o los judiciales, que para el caso es lo mismo, tarde o temprano les pasan la cuenta. Así que no te sorprendas cuando lo encuentren en las dunas, lejos de la ciudad, como en ésta donde me trajeron ustedes, o cuando lo cuelguen sin cabeza del puente de la Gómez Morín. Porque ese tipo de mierdas siempre acaba igual. Pero tú no Tinito, tú tienes otro futuro. Tal vez este es el plan de Dios, como nos dicen en la iglesia. Tal vez nos tenía que pasar esto para que endereces rápido tu camino y dejes de juntarte con el Nava, porque si sigues así, también tú vas a aparecer encajuelado o colgado sin cabeza de algún puente. Tenía que pasarte esto para que ahora sí te pongas a terminar la prepa, y luego la universidad, para que puedas volverte un profesionista y saques a tu mamá de la maquila y te encargues de que tu hermanito vaya a la escuela también. Ya verás que Juanito te sigue el ejemplo, el pobrecito debe estar ahorita bien asustado, solo en su cunita. Si nomás tuvieras papá para que te metiera en cintura… Pero ya ves qué pendejos son los hombres. Ándale, vete hasta donde está el Nava, pídele un cigarro y dale unos jalones antes de hablar para que te calmes y no te salga la voz toda quebrada, como de jotito tembloroso. Háblale como el hombre que eres, el hombre fuerte que debes ser de ahora en adelante. Dile que tienen que matarme, que si no lo hacen, la policía va a descubrirlos rápido. Que yo estoy dispuesta a poner la denuncia en previas esta misma noche, que tengo un primo en la delegación que se va a encargar del caso, que también tengo amigos reporteros que van a sacar la nota en los periódicos, y cuando encuentran viva a una violada como yo, eso te lo juro Tinito, los policías se ven obligados a hacer su trabajo aunque no quieran. Como esta vez no se trata de ningún agente ni de nadie con influencia, en unas horas vas a estar en los separos, esta misma noche, vas a ver si no. Primero te van a violar con un palo de escoba o con una pistola. Luego te van a poner una madriza que hasta podría dejarte paralítico. Después te van a exhibir en el patio de la delegación para que los reporteros de la nota roja te saquen todas las fotos que quieran mientras te gritan violador y asesino. Eso lo he visto yo misma cuando a veces sacamos detenidos en ambulancia porque se les pasa la mano a los agentes. Los subimos y siempre veo cómo les sangra el culo, con la sangre mezclada con gargajos, semen y meados. Allí desquitan toda la furia del diablo que esta ciudad trae dentro desde hace mucho tiempo, y por eso los comandantes dejan que sus muchachos se entrenen con las pobres mierdas que llegan a caer en las porquerizas de celdas de piedra, que nadie lava nunca. Luego te llevan al Cereso, Tinito, y allí te hacen lo mismo, nomás que todos los días, hasta que te mueres o te suicidas, porque de la cárcel no vas a salir nunca, a menos que te contraten como mula o como putita de algún narco o policía, qué más da. Vete rápido con Nava y cuéntale que no me voy a quedar callada. Que voy a empezar a gritar pronto. Que aprovechen que todavía está oscuro. Hasta me pueden enterrar pronto ahora que la arena está todavía fría, en esta duna escondida en la que nadie se fija. Un apretón en el cuello. Que me estrangule el cerdo apestoso, que seguro ya ha matado antes. Prefiero morirme porque para mí vivir sería desde ahora como andar muerta. Yo no sabría vivir llena de odio y asco, como seguro quedan siempre las violadas. O me muero o los mato a todos ustedes, uno por uno, te lo juro por ésta. Mejor morirme que convertirme también en mierda. Voltéate y no mires. Piensa en tu mamá Justino, en tu hermano que te espera en casa. Piensa en mí, que te lo estoy diciendo: prefiero morirme antes de tener que destruirte la vida. Me das la muerte y yo te doy la vida, ese es el trato. Así lo quiso Dios. Yo ya acabé mi misión aquí en la tierra. Diles que me maten y ya.

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