"¿Por qué la muerte se lleva a los mejores?", cuestiona Calderón sobre Lujambio

miércoles, 3 de octubre de 2012 · 21:54
MÉXICO, D.F. (apro).- Para homenajear a otro amigo y colaborador muerto durante su sexenio, el presidente Felipe Calderón Hinojosa escogió esta vez el Palacio Nacional donde citó a la clase política de su partido y dispuso la parafernalia: luto riguroso hasta en la corbata presidencial; arreglos florales y una fotografía enorme de Alonso Lujambio Irazábal, el senador por unos días, que fue secretario de Educación y hace una semana murió de cáncer. Así, el mandatario despidió a su excolaborador, quien participaba en las reuniones de campaña del ahora presidente aún siendo miembro de un organismo autónomo, y luego de ser consejero ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE), se afilió al PAN, encumbrado ya y con miras a la sucesión presidencial. Como nunca en los gabinetes presidenciales de la historia reciente, en el de Calderón la muerte rondó hasta el equipo de colaboradores: los secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, en 2008, y José Francisco Blake Mora, en 2011. Luego, Lujambio, por cáncer de médula. A los tres, aunque Lujambio ya no estaba en funciones, les ha dado despedida de Estado, utilizado como escenario los espacios públicos más emblemáticos del Estado mexicano: Campo Marte para los primeros dos, y el Palacio Nacional, para el tercero. Claro que las aspiraciones presidenciales de Lujambio no escaparon al discurso de Calderón, que hasta se lanzó con reflexiones sobre la vida, la muerte y el más allá: “Pero no dejo de pensar, puedo emitirlo hoy ¿cómo es que habiendo tanta gente perversa, tanta gente negativa, la muerte se lleve a los mejores y a los más queridos? “Tampoco pienso que la bondad divina puede infligir dolor  así nada más, por que sí, de puro gusto…” Las expresiones del mandatario iban de un lado a otro: las probabilidades de enfermedades y accidentes existen, y se concretan en circunstancias demostrables, dijo muy estadístico, para aludir a los muertos de su gabinete. Pero luego, añadió una casi plegaria: “Espero y deseo, fervientemente, que donde quiera que estén, estén bien, estén en paz y cuiden de nosotros”. Calderón se soltó hablando del papel de Lujambio en la SEP, en lo tocante a los acuerdos con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y en los festejos del Bicentenario. El presidente que declaró una guerra contra el narco, en la que han perdido la vida alrededor de 80 mil personas, además de contabilizar decenas de miles de desaparecidos, y desplazados, hoy hasta lamentó la crispación política producto de muchos años de siembra de odio en el tiempo en que Lujambio estaba al frente de los dichosos festejos. “La crispación política provocada casi deliberadamente por las ambiciones políticas ya entonces desatadas y corriendo desaforadamente ya rumbo a la sucesión presidencial. Todo ello confabulaba y hacía todo lo posible para contraponer odio y reyerta a la unión patriótica que el momento ameritaba”, dijo. Naturalmente, para Calderón, Lujambio no fue político de reyertas. Luego justificó el estancamiento en las preferencias electorales para Lujambio, lo que lo llevó a abandonar la búsqueda de la candidatura, pues prefirió, según Calderón, seguir al frente de su responsabilidad. Ahí estaban sus adversarios en la interna panista, Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota, esta última quien ganó la contienda pero perdió la elección constitucional y que hasta hoy había evitado apariciones públicas. Como sea, era el momento de Lujambio y para eso Calderón no sólo justificó que no haya sido candidato, sino que lo calificó como “un intelectual que le hará falta al PAN”. Curiosa aseveración esta última, pues Lujambio apenas se afilió al PAN cuando Calderón lo hizo secretario de Educación. Al homenaje acudió también la presidenta del IFAI, Jacqueline Peschard Mariscal, quien recordó el papel de su antecesor en el puesto, en especial, mencionando los escándalos de corrupción Amigos de Fox y Pemexgate, en los que dijo, fue imparcial. La viuda de Lujambio, Teresa Toca, también acudió al acto y pronunció un mensaje, en el que dijo que su marido fue un alma buena.

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