Los deudos y su agonía en espera de los cuerpos
MONTERREY, N.L. (apro).- Unas 20 personas permanecían la tarde de este martes en el exterior del anfiteatro del Hospital Universitario, en espera de recibir los cuerpos de sus familiares, los infortunados músicos de la agrupación Poderoso Kombo Kolombia.
Los deudos han estado desde el lunes en ese sitio ubicado debajo del caracol por el que ascienden las ambulancias para llevar lesionados a la sala de urgencias del hospital del pueblo, ubicado al poniente del primer cuadro de la ciudad.
Alguna persona del nosocomio de la Universidad Autónoma de Nuevo León se apiadó de los deudos y les hizo llegar sillas para que reposaran mientras esperaban, en largas horas de agonía, a que, dentro de la morgue, los médicos forenses efectuaran las autopsias y les entregaran los restos.
Adentro estaban los 17 cuerpos extraídos de una noria en el rancho Las Estacas, del municipio de Mina, 50 kilómetros al norte de la capital, a un costado del kilómetro 92 de la carretera a Monclova.
Los familiares denunciaron la desaparición desde el viernes, cuando no regresaron de la presentación que tuvieron la noche del día anterior en el rancho La Carreta, de Hidalgo.
Ahora ya saben que los 18 integrantes de la agrupación fueron secuestrados por un grupo de unos 10 hombres armados que les dieron muerte a balazos y los tiraron en el pozo de agua.
Sólo uno de ellos sobrevivió y dio aviso a las autoridades.
Las personas están renuentes a hablar. Están cansadas en el calor de 30 grados de esta tarde. Dicen que ya no quieren más prensa.
Están en grupos, al parecer de familiares. Una mujer, que estruja documentos en el puño, dice en voz muy baja que no le interesa hablar.
“Queremos primero noticias que nos digan las autoridades”, dice y rechaza emitir más palabras. Los hombres y las mujeres que la acompañan piden con gestos dejarla sola.
Otra mujer es presentada como esposa de uno de los músicos. No dicen de quién. Ella tiene una fotografía de quien es, aparentemente, su ser querido: un hombre joven con un acordeón entre sus manos. Ella con una triste sonrisa se niega suavemente a ser entrevistada.
Todos se muestran renuentes.
El guardia del hospital pide al reportero que se retire. Le dice que no es lugar para obtener información. Que las entrevistas pueden hacerse libremente en la banqueta, en un espacio retirado a 100 metros de la entrada del Semefo.
María Sagrario Sáenz Contreras, madre de Ricardo Alfonso Verduzco, quien era percusionista del grupo, dio una entrevista para la televisión local.
Señaló que su hijo no tenía relación con actividades ilícitas.
“Es un muchacho sano, veterinario, titulado en Cuautitlán. Fue percusionista de La Tremenda Corte, era maestro de percusión del Instituto de la Juventud del Distrito Federal y no tiene nada qué ver. Si lo quieren vincular con cosas que no son, mi hijo es un muchacho sano. La mera verdad, me siento desecha”, dijo la mujer a la cámara.
Desde el lunes fueron entregados a los familiares los primeros restos que habían sido identificados, previo examen genético.
Se esperaba que en el transcurso de esta tarde y noche del martes fueran entregados los demás cadáveres que estaban por ser identificados en su totalidad.
Algunos músicos comenzaron a ser velados hoy.
En funerales Martínez Renacimiento, en el centro de Guadalupe, se verificó la ceremonia fúnebre del colombiano Heiner Iván Cuéllar Pérez, tecladista. Un reducido grupo de familiares que lo acompañaron, no permitió a los periodistas aproximarse a la entrada. El lugar estaba resguardado por policías municipales que portaban armas largas.
Los familiares decidieron que fuera sepultado en tierra mexicana, debido a que el cuerpo en estado de descomposición no podía ser transportado fuera del país. Y habían decidido no cremarlo.
Por eso, el músico fue llevado al panteón La Piedad, en el municipio de Juárez, donde sus restos ya descansan.