Alcalde de Ixmiquilpan coloca la banda presidencial al Cristo de Jalpan

martes, 20 de agosto de 2013 · 13:39
MÉXICO, D.F. (apro).- Pese a las críticas que levantaron alcaldes de Nuevo León y Baja California por mezclar la política con la religión, el presidente municipal de Ixmiquilpan, Hidalgo, Cipriano Chárrez Pedraza, volvió a las andadas al colocar la banda presidencial al Cristo de Jalpan que se encuentra en la parroquia de San Miguel. Según consta en una serie de imágenes publicadas ayer por la Dirección de Comunicación Social en la cuenta en Facebook del ayuntamiento, el alcalde colocó la banda presidencial al Cristo, con ayuda del sacerdote de la parroquia, ante cientos de feligreses que asistieron a la misa del pasado jueves 15, durante los festejos al señor de Jalpan. Además de Chárrez Pedraza, quien también montó una guardia de honor ante la imagen, al acto religioso acudieron el secretario general del municipio de Ixmiquilpan, Cuauhtémoc Ruiz González; el secretario de Seguridad Pública municipal, Roberto Camacho Ramos, y el director de Gobierno, Antonio Villa Padilla, entre otros funcionarios públicos. Con ese acto, el alcalde de Ixmiquilpan cometió una clara violación al artículo 130 constitucional, que establece el principio de separación del Estado con la Iglesia, pero al colocar la banda presidencial con el escudo nacional vigente a la figura de Cristo también violó la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. Cipriano Chárrez no es el único funcionario público que ha trasgredido la ley al mezclar la actividad política con actos religiosos. Los alcaldes de Guadalupe y Benito Juárez, Nuevo León, César Garza y Rodolfo Ambriz, respectivamente, así como el de Ensenada, Baja California, Enrique Pelayo Torres, “entregaron sus municipios a Jesús” para que instale ahí su reino de paz, tal como lo hizo en junio pasado la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes Cervantes. Esos actos, según el investigador Elio Masferrer Kan, han tomado fuerza con la reforma al artículo 24 constitucional que le abrirá el ámbito público a la jerarquía católica. En su edición 1912, la revista Proceso difundió una entrevista con Masferrer Kan, en la que el experto aseguró que dicha reforma abre a la Iglesia posibilidades “para todo”. Explicó: “Algunos gobernadores y presidentes municipales, del PRI y del PAN, ya empezaron por lo pronto a mandar mensajes religiosos en eventos públicos. Sus discursos no son espontáneos, pues responden a un ‘machote’ que se les dio para que lo repitieran. Por ejemplo, los gobernadores priistas de Chihuahua y Veracruz consagran sus entidades al Sagrado Corazón de Jesús. Se les entregó el mismo discurso que a principios de los años veinte ya manejaba el Partido Católico Nacional durante las concentraciones religiosas en el Cerro del Cubilete, cuando también se pedía la protección del Sagrado Corazón de Jesús. “En cambio, los alcaldes están entregando a Jesucristo las llaves de sus respetivos municipios en eventos públicos de corte cristiano y evangélico, para darle al asunto un barniz de diversidad religiosa y que no se enfatice tanto a la Iglesia católica. Pero todos ellos le entregan las llaves de su ciudad a Jesucristo; ese es el punto en común que no es producto de una coincidencia, sino de una estrategia mediática muy bien montada para preparar a la opinión pública”. El pasado 20 de abril, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, participó en una ceremonia convocada por la arquidiócesis de Chihuahua y a la que asistieron 10 mil personas. En ese evento, el gobernador consagró su estado al Sagrado Corazón de Jesús y pidió perdón por los actos de violencia en la entidad. El gobernador de Veracruz, Javier Duarte, ya había asistido un año antes –en abril de 2012– a la ceremonia de consagración de su estado al Sagrado Corazón de Jesús. Para entonces ya había contra él una denuncia interpuesta por la Iglesia Evangélica de Veracruz debido a que participó en una peregrinación en honor de la Virgen de Guadalupe. Y respecto a los actos de fe de los presidentes municipales, el que causó más revuelo fue el de la alcaldesa de Monterrey, Margarita Alicia Arellanes, quien el 8 de junio entregó a Jesucristo las llaves de la ciudad en un multitudinario evento realizado por una alianza de pastores evangélicos. El alcalde de Guadalupe, Nuevo León, César Garza Villarreal, también hizo lo mismo el pasado 9 de diciembre. Además le entregó una placa que reza: “Dios ha estado visitando nuestra ciudad de una manera palpable, produciendo una transformación que está cambiando el ambiente de nuestra comunidad. Es por eso que hoy determino entregar la ciudad de Guadalupe, Nuevo León, a Nuestro Señor Jesucristo, para que su reino de paz y bendición sea establecido. Abro las puertas de este municipio a Dios como la máxima autoridad para que haga de esta ciudad su habitación permanente”. No se quedó atrás el alcalde panista de Ciudad Benito Juárez, Nuevo León, Rodolfo Ambriz Oviedo, quien en una ceremonia celebrada en el auditorio municipal, el pasado 7 de enero, entregó a Jesucristo las llaves de la ciudad. Dijo: “Ante la sociedad de esta ciudad hago entrega de las llaves de la ciudad a Jesucristo, rey de reyes y señor de señores”. Por su parte, el alcalde de Ensenada, Enrique Pelayo Torres, también entregó a Cristo las llaves de la ciudad en un evento religioso celebrado en agosto de 2012, en el que dijo: “Ensenada está viviendo un romance con Dios, y claro que le doy las llaves de la ciudad a Jesucristo”. Detrás de todas estas declaraciones encaminadas a apuntalar la reforma al 24 constitucional, puntualizó Masferrer en la entrevista con Rodrigo Vera, se encuentran no sólo el gobierno de Peña Nieto y la jerarquía católica, sino también poderosos grupos empresariales ligados a la ultraderecha católica. Explicó: “Hay grandes empresarios tanto a nivel federal como regional que siempre han presionado a gobernadores, alcaldes y legisladores para que impulsen los cambios en materia de libertad religiosa que quiere la Iglesia, pero también las legislaciones que prohíben el aborto o los matrimonios entre personas del mismo sexo. “El poder de presión de estos empresarios radica en que condicionan sus inversiones. Y como los gobernadores y alcaldes tienen compromisos de generar empleos y activar la economía, terminan por ceder a las presiones de estas poderosas familias empresariales de ultraderecha, algunas de las cuales figuran en las listas de Forbes”, apuntó el experto.

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