MONTERREY, N.L. (apro).- En el festejo de su día, los adultos mayores tuvieron que soportar altas temperaturas para ver al presidente Enrique Peña Nieto y recibir, de premio, una dotación de tamales.
El mandatario priista eligió el municipio conurbado de Apodaca para celebrar a los ancianos en su día.
Alrededor del casino, ubicado en el centro de la localidad, se estacionaron desde las 8:00 horas unos 50 camiones que llegaron de diversos municipios del estado con ancianos acarreados que esperaban recibir la nueva tarjeta electrónica, con la que pueden acceder a los recursos de “65 y más”.
Muchos tuvieron que esperar durante horas en la calle a que los guardias del Estado Mayor Presidencial permitieran el acceso al espacioso centro de baile con capacidad para cinco mil personas.
A algunos les entregaron un lonche de jamón y una Coca-Cola, pero otros se quedaron esperando el refrigerio.
A las 9:00 horas se les permitió el acceso y se acomodaron en el sillerío. Los que llegaron entrada la mañana fueron recibidos por la música de la banda Los Barón de Apodaca, que amenizaron el evento con canciones de corte chicano.
Los ancianos armaron un baile multitudinario a un lado del tinglado para las personalidades.
Algunos, fastidiados por la espera prolongada, se retiraron con hambre y decepcionados, porque no vieron al presidente.
Peña Nieto llegó a las 12:25 horas y demoró unos 20 minutos en llegar desde la puerta hasta la tarima, donde ya lo esperaban funcionarios y ancianos invitados para recibir la tarjeta electrónica.
El mandatario iba acompañado de su esposa, la actriz Angélica Rivera, que también repartía saludos entre los asistentes.
En su discurso, el presidente anunció que ya son 4.6 millones de ancianos los inscritos en el programa 65 y más.
Por su parte, el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, pronunció un discurso en el que, como se esperaba, se deshizo en elogios hacia Peña Nieto.
Ningún presente rió cuando el mandatario nuevoleonés dijo que su estado sería el primero del país en erradicar por completo la pobreza extrema.
Una hora después Peña Nieto se retiró, en medio del ya conocido despliegue de seguridad que incluye una barrera de soldados y agentes de la Policía Federal, que establecen varios cinturones de protección, y una nube de guardias del Estado Mayor Presidencial que le cuidan las espaldas.
Centenares de ancianos hambrientos salieron tras él y acudieron a la parte posterior del casino, a un lado del portón habilitado como entrada, donde se hizo una enorme hilera de unas 500 personas para recibir una ración de cinco tamales y un refresco enlatado para mitigar el hambre.
El desalojo de los autobuses generó un caos vehicular en la zona centro del municipio.