Dan el último adiós a una de las 13 víctimas del Heaven
MÉXICO, D.F. (apro).- La noche del pasado martes 10, familiares de Montserrat Loza Fernández se presentaron en las oficinas del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) para reclamar el cuerpo de la joven, una de las 13 víctimas del caso Heaven.
A pesar de que parte de los deudos advirtieron a las autoridades capitalinas que no recibirían los cuerpos hasta no tener el peritaje realizado por expertos internacionales, la familia de Monserrat decidió llevarse el cuerpo.
De hecho, los servicios fúnebres se llevaron a cabo en el curso de este miércoles, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Los restos de la joven de 28 años, madre de dos menores, se realizaron en una casa particular de la Unidad Ejército de Oriente, delegación Iztapalapa, y de ahí fueron trasladados al Panteón San Isidro, en Azcapotzalco.
En las exequias, sólo estuvieron presentes los familiares más cercanos y sus hijos Mayrin y Kevin Emiliano, de siete y nueve años, respectivamente.
Montserrat no era oriunda del barrio de Tepito, vivía en la colonia Moctezuma, delegación Venustiano Carranza, y trabajaba en una lavandería.
Según su tío, Abraham Fernández, era muy trabajadora y cuando tenía ratos libres se los dedicaba a sus dos hijos.
En entrevista con Milenio, el tío de la víctima comentó que su sobrina iba a casarse con un mexicano que conoció en Canadá, y sólo esperaba que sus hijos salieran de la escuela para irse a radicar allá.
Sin embargo, de acuerdo con datos obtenidos por Proceso (No. 1914) Monserrat mantenía una relación sentimental con Luis Antonio González Torres, otro de los secuestrados en el bar Heaven el pasado 26 de mayo.
Ese sujeto, fue identificado por la PGJDF, como un operador de un sujeto apodado El Grande que se dedica a la extorsión en Tepito y otras zonas de la ciudad, además de que testigos del bar Black, lo involucran en el asesinato del narcomenudista Horacio Vite Ángel, El Chaparro, sucedido dos días antes del secuestro de los tepiteños.
Una de las líneas de investigación que sigue la PGJDF es que el secuestro de los jóvenes del bar Heaven fue en venganza por el asesinato de El Chaparro.
Para los familiares de Monserrat, su único error fue “estar en el lugar y momento no adecuados” y la consideran una “víctima” de la descomposición que vive el Distrito Federal, “a pesar de que las autoridades se nieguen a reconocerlo”.
Además de Monserrat, se espera que los restos de Alan Francisco Menchaca Bazán también sean entregados pues su padre ya inició el trámite para recuperarlos, sólo le falta presentar el acta de nacimiento de su hijo y llevar dos testigos de identidad.
De la desaparición y muerte de Alan se supo hasta el día en que fueron hallados los restos. No existía averiguación sobre su paradero porque su padre vive en Jalisco y no tenía contacto con su hijo quien vivía solo en la colonia Guerrero.
Hasta ahora, la PGJDF lo considera una víctima más, pues no hay evidencia de que haya participado en el secuestro de los 12 jóvenes en el bar Heaven.
En el Incifo continúan los cuerpos de Jerzy Ortiz, Said Sánchez, Gabriela Téllez, Jennifer Robles, Rafael Rojas, Aarón y Josué Piedra, Gabriela Ruiz, Eulogio Fonseca, Guadalupe Karen Morales y Alan Omar Athiencia Barranco.
El primero es hijo del narcomenudista preso, Jorge Ortiz Reyes, El Tanque, y el segundo de Alejandro Sánchez Zamudio, El Papis, socio del Tanque.
Según la PGJDF Gabriela Téllez Zamudio y Jennifer Robles González, también tenían nexos El Grande, y los hermanos Josué y Aarón Piedra Moreno, Luis Antonio González Torres y Alán Omar Atiencia Barranco -este último fungía como dealer en el corredor Condesa-Roma-Insurgentes y estaba casado con Guadalupe Karen Morales Vargas- eran sus operadores. Además, Rafael Rojas Marines, era dealer de Los Tepis.