Los transgénicos no representan daño a la salud humana: fundador del Instituto de Biotecnología
México D.F., (apro).- En medio de la campaña contra la siembra de maíz transgénico, en la que participa activamente el pintor oaxaqueño Francisco Toledo, el investigador emérito y fundador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Francisco Bolívar Zapata, se pronunció a favor de los organismos genéticamente modificados (OGM).
De acuerdo con el también coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia de la República, los transgénicos constituyen una herramienta útil para contender con plagas y mejorar cultivos en el campo sin utilizar insecticidas ni fertilizantes contaminantes.
Un día después de que el presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, Antonio Turren, y René Sánchez Galindo, impulsor de una demanda colectiva contra la siembra de maíz transgénico, presentaron la Declaración de Vida, que tiene como propósito mantener la lucha contra el cultivo y utilización en México de ese grano genéticamente modificado, Bolívar Zapata precisó que durante tres décadas los OGM han mostrado su eficiencia para crear medicamentos.
Además, dijo, por siglos se han usado para fabricar alimentos y bebidas como el queso y la cerveza, y más recientemente para mejorar la producción de huevo y vino, ejemplificó.
En un comunicado difundido por la Universidad Nacional Autónoma de México, el investigador universitario aclaró que no existen evidencias científicas de posibles daños a la salud y al medio ambiente debido a los transgénicos.
Por el contrario, sostuvo que éstos pueden considerarse de bajo riesgo, pues la integración de un gen de un organismo a otro ocurre en la naturaleza durante la transferencia horizontal, gracias a que todos los seres vivos compartimos dentro de nuestras células la estructura de la doble hélice del ADN.
En el auditorio A de la Facultad de Química (FQ), el también integrante de El Colegio Nacional ofreció la conferencia “Ciencia genómica, biotecnología y bioseguridad”, organizada entre esa entidad y la FQ, donde Bolívar Zapata cursó la licenciatura en Ingeniería Química y el doctorado en Bioquímica.
El investigador detalló que actualmente más de 134 millones de hectáreas son ocupadas en el cultivo de plantas transgénicas en 27 naciones y sus productos son consumidos por más de 300 millones de personas en más de 50 países.
“La polémica sobre su uso se centra, en especial, en el área agrícola, en su uso en semillas y plantas como el maíz, pero en las áreas de la salud y los alimentos han sido mucho más aceptados”, reconoció.
El científico galardonado con los premios Príncipe de Asturias 1991 y Nacional de Ciencias y Artes 1992 añadió que aunque hasta ahora no hay pruebas contundentes de daño por utilizarlos o consumirlos, existe una legislación mundial y nacional para regularlos que debe conservarse.
Asimismo, destacó que la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) publicó el libro Por un uso responsable de los organismos genéticamente modificados, con el objetivo de informar adecuadamente cuáles son las formas en que éstos se construyen, sus ventajas y posibles riesgos.
Coordinado por el mismo Bolívar Zapata, en el texto participan 20 expertos que presentan un conjunto de evidencias que sustentan científicamente la premisa de que estos organismos son creados a partir de procesos similares a los que ocurren en la naturaleza. Contiene más de 250 referencias que sustentan los diversos argumentos acerca de su bajo riesgo.
El pasado 4 de abril, el artista plástico Francisco Toledo y el presidente del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (PROOAX), José Márquez, iniciaron una campaña para recabar un millón de firmas en rechazo a los transgénicos porque, subrayaron, “contaminar nuestro maíz es herir el corazón de México”.
En una carta enviada al presidente Enrique Peña Nieto, expresaron: “Al dirigirle esta carta, pensamos en el futuro de nuestro país y en el futuro de la humanidad. En primer lugar nos preocupa la salud de nuestros hijos.
“Estamos convencidos que el maíz transgénico es malo para México. Las empresas transnacionales que promueven estas semillas buscan ganar dinero, para nosotros la salud del cuerpo y la salud de la tierra no tienen precio. Sabemos que el maíz transgénico va a contaminar nuestros maíces nativos si se siembra en México”.
Lo que es peor, advirtieron, “sabemos que esa contaminación no tendrá remedio una vez que comience. Sabemos que esa contaminación significará una ganancia para unos, a costa de perjudicar a la mayoría de los mexicanos”.
En el documento hicieron referencia a la investigación del doctor David Schubert en la que hace notar los efectos a largo plazo de los transgénicos.
De igual forma, citaron la carta que el investigador le envió al propio presidente en octubre de 2013, donde le explica por qué México no debe autorizar la siembra del maíz transgénico.