MONTERREY, N.L. (apro).- La creación del Instituto Nacional Electoral (INE) es parte de una reforma inútil, pues es ingenuo suponer que su puesta en marcha pondrá fin a la injerencia de gobernadores, sostuvo hoy Luis Carlos Ugalde Ramírez, expresidente del IFE.
“El gran problema de la reforma electoral promulgada hace dos semanas es que no ataca el problema del dinero en la política y por lo tanto, en ese sentido, es irrelevante, pues no va al fondo del asunto. Pensar que centralizar la organización de los comicios evitará que estados y municipios desvíen recursos a campañas, es ingenuo, no se va a detener”, advirtió quien fuera titular del desaparecido Instituto Federal Electoral (IFE) de 2003 a 2007.
Momentos antes de participar en el seminario Dinero y fiscalización, organizado en esta ciudad por la Comisión Estatal Electoral, el también académico afirmó que la principal reforma electoral es, paradójicamente, una no electoral, como es la fiscal, pues a través de ella se debió acotar la facultad que tienen las entidades de recibir dinero federal, pues al no haber mecanismos claros de control, con frecuencia lo destinan a las campañas.
“En la reforma fiscal se pudieron establecer mecanismos de control de las transferencias a los fondos de los gobiernos locales. Desde hace 10 años, la Auditoría Superior de la Federación ha venido detectando irregularidades en el manejo de, por ejemplo, el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y otros fondos, que los gobiernos locales, en muchas ocasiones, utilizan para desviar a las campañas”, agregó.
Luego lamentó que tampoco hubiera movimientos en la ley reglamentaria del 134 constitucional para regular los fondos destinados a los medios de comunicación y que, posteriormente, se convierten en un costo adicional en las campañas.
También señaló que las enmiendas constitucionales para crear nuevos mecanismos que garanticen igualdad en procesos comiciales no atacan el flujo externo de recursos, lo que prolongará el desequilibrio entre las oportunidades de difusión de la imagen de los candidatos.
Asimismo, alertó que las administraciones estatales continuarán utilizando los antiguos métodos, que tan bien les han funcionado, para canalizar recursos hacia los partidos que respalden.
“La nueva ley impactará poco y será insuficiente, porque el problema de las campañas caras viene del dinero sin control. El problema de la democracia es dinero, dinero, dinero y, en muchos gobiernos estatales y municipales, en los últimos 15 años, ha habido una creciente liquidez, debido al aumento en el precio del petróleo, lo que aumentó las transferencias a las haciendas locales, aunque sin un mecanismo de rendición de cuentas para controlar ese gasto”.
Lo anterior, lamentó, “detonó un aumento de liquidez que en ocasiones fue a parar a campañas”, señaló quien fuera el presidente del IFE que declaró ganador al panista Felipe Calderón en las elecciones presidenciales de 2006.
Asimismo, reiteró que el financiamiento paralelo es el principal problema de la democracia electoral, pues los gastos crecientes y descontrolados son el germen de la corrupción en el país, pues el que apoya a los candidatos, cuando éstos son elegidos, le regresarán el favor.
“Por ejemplo, cuando una campaña de gobernador cuesta 10 veces más que el tope, como ocurre con frecuencia, y aun con más cantidad, quien financia y no reporta las contribuciones, por obvias razones, lo hace con la expectativa de un pago a futuro: obra pública, contrataciones en el gobierno, permisos especiales y a veces hasta con un pago con cargo al erario”, señaló en el evento, organizado también por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
No obstante, Ugalde reconoció que la reforma electoral fortaleció el sistema de fiscalización en los procedimientos de mercadotecnia y difusión de aspirantes y partidos, pero sus efectos serán limitados, porque la mayor parte de los recursos no reportados fluyen en efectivo, mediante triangulaciones y muchas veces ni pasan por la campaña pues son aportados por terceros.
También dijo que las nuevas reglas para los comicios son “una medicina equivocada” que terminará por afectar lo que sí funcionaba bien en el sistema electoral mexicano, que era el mecanismo de organización de elecciones.
“Con la idea equivocada de que, centralizando los procesos, le quitarás fuerza a los gobernadores, de todos los partidos, que sí se entrometen en las campañas, el problema de la inequidad va a mantenerse, y la capacidad operativa de un INE centralizado se puede ver afectada, porque hay un problema de jerarquías, coordinación y división de funciones con los organismos electorales locales, y ello puede generar fricciones”, puntualizó.