Por cambio climático, México sufrirá huracanes cada vez más fuertes

miércoles, 4 de junio de 2014 · 13:29
MÉXICO, D.F., (apro).- El cambio climático es irreversible: la temperatura del planeta aumenta, igual que la frecuencia e intensidad de fenómenos como los huracanes y el deshielo de glaciares amenaza con desaparecer zonas costeras e islas enteras. En el caso de México se vive su impacto con huracanes cada vez más fuertes, categoría cinco, y devastadores, sequías más severas y en mayor extensión, ondas de calor extremas y recurrentes, afirma Mireya Ímaz Gispert, coordinadora del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA) de la UNAM. “De hecho, hemos vivido ya los meses más calientes, en el último registro rompimos los récords de temperatura. Todo este conjunto de fenómenos se conjugan de alguna manera para generar una tormenta perfecta, que es la del calentamiento global”. Y la única manera de contenerlo, advierte, es transitar hacia el uso de energías renovables y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este miércoles 5 de junio, la investigadora señala que es el momento propicio para hacer un llamado a los tomadores de decisiones en el mundo a cambiar el curso del barco. “Ya no hay tiempo, vamos directo a estrellarnos contra una pared (…) Esperamos que las grandes potencias que se han resistido a la transición energética, lo hagan para evitar que el proceso de calentamiento global sea más drástico y profundo”, confía. El único camino que tiene la humanidad para revertir el cambio climático y construir un futuro sustentable, insiste, es transitar hacia el uso de energías limpias o renovables. Las emisiones de gases de efecto invernadero, generadas por el uso de combustibles no renovables, están relacionadas con el aumento de la temperatura del planeta y el incremento de la frecuencia e intensidad de fenómenos como los huracanes. En abril de 2013, comenta, por primera vez “llegamos a las 400 partes por millón de bióxido de carbono en la atmósfera del planeta, como promedio. Ése era un límite al que no queríamos llegar y ya lo alcanzamos”. En general, sostiene la investigadora de la UNAM, la situación de la Tierra está comprometida en términos ambientales, igual que la biodiversidad, el agua, la calidad del aire, así como la cantidad y calidad de suelos. Y de acuerdo con la literatura científica, refiere, el proceso de cambio climático es irreversible, lo que implicará, entre otras cuestiones, un incremento en el nivel del mar, estimado hasta en tres metros, lo que derivaría en la desaparición de numerosas zonas costeras, incluso islas enteras. “No se puede controlar el incremento del nivel del mar, la única forma sería impedir el deshielo de los glaciares, pero éstos no son como los icebergs que flotan en el océano, sino capas de hielo en la superficie terrestre; al descongelarse aumenta el nivel del mar”, explica Ímaz Gispert. Otro impacto importante –dice—sería el metano que se liberaría a la atmósfera. Debajo de esas capas hay materia orgánica, cuyo proceso de descomposición está detenido por el hielo perenne, pero a medida que se funda se producirá un proceso de putrefacción que hará que masas de ese gas suban a la superficie. Lo más alarmante es que el efecto de calentamiento de metano es 21 veces superior al del bióxido de carbono, alerta la investigadora. Los costos económicos y de vidas a causa del calentamiento global, señala Ímaz Gispert, son totalmente inaceptables y sobre ello empiezan a tomar conciencia países que se consideraban inmunes a este tipo de situaciones, como Estados Unidos. En opinión de la coordinadora del PUMA, los riesgos son de tal magnitud, que “debemos estar preparados para disminuir nuestra vulnerabilidad como sociedad y la de nuestros ecosistemas”. Sin embargo, lamenta, a diferencia de otras economías emergentes, en México la población carece de alertas e información de protección civil. “En otros momentos de su historia la humanidad ha probado que puede hacer las cosas de otra manera, la inteligencia y la capacidad permitirán modificar el rumbo del navío”, confía la académica universitaria.

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