Descarta CNPA-MLN sumarse a megamarcha campesina

martes, 22 de julio de 2014 · 22:43
MÉXICO, D.F. (apro).- Después de la aprobación de las leyes secundarias sobre hidrocarburos y electricidad, una reforma para el campo no tiene sentido, ya que la tierra ejidal estará sujeta a la ocupación temporal para la explotación de petróleo, gas, proyectos eólicos y de compañías mineras, denunció Francisco Yasser Chew Plascencia, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala-Movimiento de Liberación Nacional (CNPA-MLN). Incluso, el líder de la central campesina acusó al presidente Enrique Peña Nieto de “romper” el compromiso hecho el 5 de marzo en Colima, en el sentido de impulsar una reforma profunda al campo, pues con la reforma energética esa pretensión queda rebasada. “Ahora la explotación de hidrocarburos está por encima de la producción de alimentos”, lamentó. Para Chew Plascencia, el Acuerdo Marco para la Reforma del Campo que ha difundido la Secretaría de Agricultura sólo plasma la versión de los ponentes en sus foros, pues está ausente la propuesta de las organizaciones campesinas. A su juicio, la pretendida reforma para el campo “nació muerta”, pues estuvo concatenada al Pacto por México instrumento que, acusó, sólo sirvió para avalar la “contrarrevolución” que se aplica en el país. Sobre la movilización que se llevará a cabo este miércoles 23, el dirigente de la CNPA-MLN afirmó que la organización que encabeza y las que integran el Frente Auténtico del Campo no participarán, ya que desde el inicio las centrales agrupadas en el Congreso Agrario Permanente (CAP) y Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros “han mostrado ser incondicionales” del gobierno de Peña Nieto. Con respecto al daño que ocasionarán las leyes secundarias sobre hidrocarburos y de electricidad a la producción de alimentos, Francisco Chew Plascencia fijó su postura: “Si México importaba alimentos cercanos a 50%, con la reducción de éstos por parte de productores mexicanos pasaremos a ser totalmente dependientes del exterior en materia alimentaria”. Un ejemplo de ello es que para este año se proyecta una sequía que arrojará un estancamiento en la inversión y ampliación de la infraestructura hidroagrícola en distritos de riego, pues se estima que sólo podrán cultivarse 1.8 millones de hectáreas de un total de 3 millones. En ese sentido, señaló que a partir del año 2007, como producto de la pérdida de cosechas a escala mundial, atribuible al cambio climático y la especulación comercial, los precios de los alimentos han aumentado en alrededor de 35%. Por otro lado, aclaró que frente al encarecimiento de los energéticos, particularmente el petróleo, a partir del 2008 se ha acelerado la producción de biocombustibles, los cuales están ganando superficie agrícola en perjuicio de los cultivos alimentarios, incidiendo negativamente en la producción de comida para la población y propiciando que la importación de alimentos llegue a más de 45%. Para el dirigente de la CNPA-MLN, el “modelo neoliberal” consume los recursos en aras de la ganancia, y no respeta los ciclos naturales, agotando los bosques, las fuentes de agua y la biodiversidad. Por ello, propuso frenar la entrada indiscriminada de productos agrícolas bajo prácticas comerciales desleales (dumping), impulsar el ordenamiento de mercados, privilegiando la colocación de la producción nacional antes que las importaciones y aranceles para productos subsidiados del exterior que afecten el valor de la producción nacional. Asimismo, planteó la ampliación de la superficie cultivable y de la infraestructura de riego, elevación de la productividad y los volúmenes de alimentos a partir de la creación de paquetes tecnológicos acordes con cada región y actividad, así como la creación de un sistema financiero social que permita el acceso al crédito a los pequeños productores, en quienes realmente descansa el conjunto de la producción alimentaria. También habló de crear una “reserva estratégica alimentaria”, articular un sistema de bodegas para acopio y almacenamiento de cosechas, así como propiciar un programa de compra de cosechas que estabilice el precio de los alimentos para contrarrestar la especulación y, finalmente, el impulso de un sistema de abasto popular para el combate al hambre.

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