Alistan la demolición de 46 casas y 7 ranchos vandalizados por el narco en Coahuila

martes, 26 de agosto de 2014 · 13:46
MÉXICO, D.F., (apro).- A sugerencia del Ejército, las autoridades municipales de Allende demolerán 46 residencias y siete ranchos que quedaron en malas condiciones después de la masacre registrada en dicho municipio coahuilense en 2011, en la que perdieron la vida cerca de 300 personas, en su mayoría integrantes de las familias Moreno Villanueva y Garza Gaytán. Luis Reynaldo Tapia, alcalde de dicho Ayuntamiento, dijo que los inmuebles se han convertido en sitios malvivientes, por lo que “queremos limpiar, quitar esa infección visual que tiene el municipio”. El 18 de marzo de 2011 sicarios de Los Zetas allanaron esos inmuebles en busca de alrededor de cinco millones de dólares y un libro de contabilidad donde presuntamente se tenían registradas las operaciones de lavado de dinero de los jefes de esa organización delictiva, Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, Z40 y Z42, respectivamente. La tragedia que sufrieron las familias Moreno Villanueva y Garza Gaytán comenzó la tarde de ese día, cuando decenas de sicarios provenientes de Tamaulipas cercaron el pueblo de Allende y, después de cerrar los accesos por carretera, sacaron de al menos 10 residencias a hombres, mujeres, niños y ancianos, y se los llevaron por a fuerza. Los pistoleros, que arribaron en aproximadamente 40 camionetas, llegaron para cumplir una advertencia que Z40 y Z42 hicieron a Héctor Moreno y José Luis Garza por su presunta traición al filtrar a autoridades de Estados Unidos información sobre el trasiego de droga que realizaban Los Zetas por la ciudad vecina de Piedras Negras, y porque se quedaron con alrededor de 5 millones de dólares producto de un mes de ganancias del narcotráfico. La venganza también incluía al capo de Piedras Negras Mario Alfonso Cuéllar, quien huyó a EU junto con Héctor y José Luis. Durante tres días los sicarios levantaron a las familias de Allende, Nava y Piedras Negras e incluso a los trabajadores domésticos y albañiles que construyeron las residencias. Una semana después regresaron con maquinaria pesada y destruyeron paredes, techos y pisos. También dejaron que las viviendas fueran saqueadas por los pobladores de Allende. Después prendieron fuego a algunas de ellas y a otras más les dispararon con armas de grueso calibre. Alrededor de 80 miembros de las familias Moreno Villanueva y Garza Gaytán fueron trasladados a un rancho propiedad de José Luis Garza, ubicado en el kilómetro siete de la carretera Villa Unión Allende, donde los asesinaron. Los sicarios desaparecieron sus restos incinerándolos en contenedores. Las residencias semidestruidas quedaron como un “monumento al horror” de lo que vivió la región en el primer trimestre de 2011, aunque en meses pasados esas escenas atrajeron a decenas de “turistas” que recorrían las calles del pueblo como parte de un “narco tour”, hecho que molestó a las autoridades y habitantes del lugar. “Nos pusimos a analizar lo que estaba pasando y teníamos muchas agravantes dejando estas casas abandonadas y como están, así en pie. De ahí que incluso la Sedena sugiriera derribar los inmuebles que quedaron totalmente inservibles y que generan inquietud entre los habitantes y quienes llegan de visita”, explicó el alcalde Reynaldo Tapia.

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