MÉXICO, D.F. (apro).- Por convertirse la fracción del PRD en la Cámara de Diputados en “una oficialía de partes”, “no estar a la altura en la defensa de Marcelo Ebard” y asumir una actitud “tibia" en el caso Ayotzinapa, la legisladora federal Martha Lucía Micher Camarena renunció a ese partido. La también excandidata al gobierno de Guanajuato, expresidenta de la comisión que investigó a los hijos de Martha Sahagún y exdirectora del Instituto para la Mujer en el Distrito Federal anunció que no se afiliará a ningún partido político, ni participará en elección o candidatura alguna. Micher Camarena dijo en conferencia de prensa realizada en San Lázaro que luego de 20 años de militar en el PRD: “Presento –no sin tristeza-, mi renuncia al Partido de la Revolución Democrática y ofrezco mis respetos a las y los compañeros que aún militan con la esperanza de una posible reestructuración profunda”. Y añadió, “la representación parlamentaria se ha convertido en una oficialía de partes. No se tuvo la altura de miras para salir en defensa de la constante ofensiva política y mediática contra Marcelo Ebrard Casaubón” ante las críticas por la fallida Línea 12 del Metro". Sobre la desaparición de los 43 estudiantes, la experredista dijo que “hemos tenido respuestas tibias con respecto a los acontecimientos de Ayotzinapa”. Micher Camarena se suma así a la segunda renuncia de un legislador federal en los últimos 15 días; el pasado viernes Fernando Zarate Salgado, diputado federal por el PRD y encargado de administrar las millonarias prerrogativas que este partido recibió en 2012, 2013, 2014 y lo que va de este 2015. Zarate dijo que renunciaba por las conductas “que desarrollan una mafia de intereses” que han destruido y desvirtuado los jefes delegacionales en el Distrito Federal. El hoy experredista pretendió ser candidato por el PRD a la delegación Álvaro Obregón. En su carta a Carlos Navarrete, presidente nacional del PRD, el exadministrador de la fracción de PRD en San Lázaro dijo que “resulta inaceptable permanecer en un instituto político en el que se impide y sanciona la posibilidad de pensar”.