MÉXICO, D.F. (apro).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su rechazo a la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo en todo el país. La CEM critica que la jurisprudencia de la Corte, aprobada sólo por cuatro ministros, deba ser acatada por todos los jueces del país, La decisión de los ministros que declara inconstitucional la ley de cualquier estado que considere que el único fin del matrimonio es procrear y sólo puede darse entre un hombre y una mujer, señaló la CEM, rompe la “sólida” tradición jurídica y “contraviene los principios del federalismo y la razón de ser de los diversos códigos civiles”. Dichos códigos, abunda el Episcopado, pretenden responder a la realidad concreta de cada entidad federativa y su pluralidad, “lo que debe reflejarse en las acciones de los jueces”, subraya. Y abunda: “Todos los seres humanos, por el hecho de serlo, tenemos dignidad y derechos. Y dado que toda persona es idéntica a sí misma y diferente a las demás, han de derivarse tratos variados según esas diferencias. Con esta convicción, la Iglesia sostiene que el matrimonio sólo puede celebrarse entre un hombre y una mujer, y defiende este valor para el bien de las personas y de toda la sociedad”. Si bien, dice, la Iglesia valora que nadie deba ser objeto de discriminación, tal como lo consigna el artículo primero constitucional, “esto no significa que deba modificarse la esencia del  matrimonio”, ni que se olvide el espíritu del Constituyente que en el artículo cuarto, primer párrafo, reconoce la igualdad del varón y la mujer y “establece el deber legal de proteger el desarrollo y organización de la familia”. Los obispos, añade el comunicado, son respetuosos de las instituciones y de las diversas formas de pensar y vivir, pero en ejercicio de su derecho a la libertad de expresión reiteraron su rechazo a los matrimonios entre personas del mismo sexo. “Reiteramos nuestra convicción, basada en razones científicas, sociales y religiosas, que la familia, célula de la sociedad, se funda en el matrimonio de un hombre con una mujer, que por su capacidad procreativa garantizan la supervivencia de la sociedad. “De ahí que, por ser de eminente interés social, el derecho civil confiera a esta unión un reconocimiento institucional, que el Estado ha de promover y tutelar para el bien común”, insiste. Dicha convicción, subraya,  consta en la tradición jurídica bimilenaria de Occidente, recogida y profundizada a lo largo de la historia por legisladores y juzgadores de diversas corrientes de pensamiento e ideologías, la cual se ve reflejada ya desde el Código Civil de 1870 emanado bajo el gobierno del presidente Benito Juárez, del Código Civil Federal de 1928 promulgado por el presidente Plutarco Elías Calles, y en la mayoría de los actuales Códigos Civiles o Familiares de los estados de la República. La semana pasada la Corte declaró inconstitucionales los Códigos Civiles de los estados que consideran únicamente al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y cuyo fin último es la procreación. La jurisprudencia 43/2015 se creó a partir del cúmulo de fallos en los que los ministros resolvieron en favor de los derechos de personas del mismo sexo a unirse en matrimonio.