Prepara INBA jornada de lectura de Rulfo por su 30 aniversario luctuoso
MÉXICO, DF (apro).- Para conmemorar el 30 aniversario del fallecimiento del escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986), el Instituto Nacional de Bellas Artes realizará una jornada de lectura de sus obras el próximo domingo 24 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
La lectura estará a cargo de los actores mexicanos Laura Zapata y Arturo Rosales, quienes darán voz a los personajes de El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955), de acuerdo con un comunicado del INBA.
La institución recordó que la noticia de la muerte del escritor el 7 de enero de 1986 en la Ciudad de México, conmocionó al mundo entero, por ser el autor de “una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica y aun de la literatura”, tal como lo calificó Jorge Luis Borges.
Agregó que el escritor Juan José Arreola decía creer más en las letras de Sayula, lugar de donde era originario Rulfo, que en las universales. “Rulfo consagró la voz de la tierra. Nadie puede continuar su obra, ni él mismo se atrevió a hacerlo”, comentaba.
Según el INBA, se sabe de la existencia de un manuscrito titulado La cordillera, que podría ser la siguiente novela de Rulfo, pero nunca llegó a publicarse, probablemente porque estaba inconclusa o porque fue incinerada por el propio autor.
La historia del escritor
Nacido en Sayula, Jalisco, el 16 de mayo de 1917, Juan Rulfo también escribió El hijo del desaliento, de la cual sólo sobrevivió Un pedazo de noche, cuento publicado en la revista América por su amigo Efrén Hernández.
De acuerdo con el INBA, en 1935 Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno llegó a la capital del país para entrar al Colegio Militar. No obstante, al poco tiempo cambió la milicia por la literatura. Intentó entrar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, pero no pudo revalidar sus estudios y sólo logró ser oyente.
Rulfo trabajó una década en el Departamento de Migración de la Secretaría de Gobernación, pero renunció y viajó por el país como parte de su empleo como publicista de la empresa de neumáticos Goodrich Euzkadi.
Para entonces, el autor ya tenía como amigos a sus paisanos Juan José Arreola y Antonio Alatorre, quienes le publicaron algunos cuentos. También tenía práctica como fotógrafo.
Huérfano desde pequeño, Rulfo vivió en un internado de Guadalajara; fue ahí donde tuvo sus primeros encuentros literarios gracias a la biblioteca del lugar.
“Allí fui donde me sentí más solo y adquirí este estado depresivo que nunca me pude sacar de encima (…) Cuando escribí Pedro Páramo yo atravesaba un estado de ánimo verdaderamente triste””, confesó en “Noticias de Juan Rulfo de Alberto Vital”.
En los años 50 dejó todo por la literatura, cuando obtuvo dos becas consecutivas en el Centro Mexicano de Escritores. En 1953 fue publicado su libro de cuentos “El llano en llamas”, y dos años después la novela “Pedro Páramo”.
En 1958 escribió la novela breve El gallo de oro, pero se publicó hasta 1980. Invitado especial para dar conferencias en el extranjero, Rulfo recibió múltiples reconocimientos y premios, además de que hubo reimpresiones y estudios críticos sobre sus obras. Para 1959, sus dos títulos editados vendieron un millón de ejemplares cada uno.
En una entrevista que concedió en Venezuela en 1974, el escritor atribuyó su abandono de la escritura a la muerte de su tío Celerino, pues era él quien lo proveía de historias para contar.
Los últimos 23 años de su vida trabajó en el Instituto Nacional Indigenista y se enfocó a otra de sus vocaciones: la antropología contemporánea y antigua de México.
Cuatro meses antes de su muerte fue diagnosticado con enfisema pulmonar. Murió en su casa de la Ciudad de México. Entonces, Juan José Arreola dijo que él no había muerto, sino que “ha nacido con todos los que amamos la literatura”.