Banca en México, incapaz de promover el pago electrónico: Imco
MÉXICO, DF (apro).- Pese a los elevados grados de corrupción, recursos de procedencia ilícita e informalidad que prevalecen a lo largo del territorio nacional, el sistema bancario y el gobierno federal no han sido capaces de reducir el uso de efectivo y promover los pagos electrónicos, alertó el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Al presentar el reporte “Reducción de uso de efectivo e inclusión financiera”, el investigador y autor del documento Luis Mauricio Torres alertó que “este rezago en la modernización de instrumentos de pago ha facilitado la existencia de la economía informal, la evasión fiscal, la corrupción y el crecimiento de actividades ilícitas”.
Además, señaló, el bajo impulso de estrategias para reducir el uso de efectivo ha disminuido la posibilidad de incluir a más personas en el sistema financiero.
El estudio revela que 96% de las transacciones de consumo en México se hacen con efectivo. Sin embargo, 53% del valor de esas transacciones de consumo se hacen utilizando otros instrumentos.
Por el contrario, en algunos países desarrollados utilizan medios de pago distintos al efectivo en cerca de 60% de las transacciones y representan 90% del valor del consumo.
En otras palabras, México carece de infraestructura para realizar pagos a través de medios modernos como transferencias electrónicas, tarjetas de crédito, débito, monederos electrónicos o medios móviles, pese a la reforma financiera impulsada por el actual gobierno.
Uso de efectivo dispara opacidad
De acuerdo con el estudio, lo anterior provoca un círculo vicioso entre la informalidad y el uso de efectivo donde, además, no se fiscalizan los recursos que fluyen en dicho sector donde labora 60% de los mexicanos.
En el mismo análisis, el Imco destaca la frecuencia con la que el dinero en efectivo es el medio de pago en los escándalos de corrupción.
“La evidencia muestra una relación importante entre un alto porcentaje de uso de medios de pago distintos al efectivo y una menor percepción de corrupción. En los países donde al menos 20% de los adultos usan pagos electrónicos su calificación en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional es dos veces mejor que aquellos con menor uso”.
Por si fuera poco, el anonimato asociado con el dinero en efectivo lo hace muy atractivo para las actividades ilegales y el crimen al no dejar rastro en el sistema financiero.
En Europa, explica el documento, 30% de los reportes de transacciones sospechosas ante la autoridad tienen como motivo el uso de efectivo. Además, existe evidencia de que en ciudades donde se implementan transferencias electrónicas para distribuir dinero de programas sociales, los crímenes como el robo y el asalto se reducen en 9.8%.
Desigualdad e infraestructura
Según el Imco, en México existen problemas estructurales como la desigualdad que excluye a la mayoría de la población del uso de transacciones electrónicas. Además, no tiene la infraestructura suficiente para llegar a diferentes lugares del país.
Datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) indican que la penetración de Terminales Punto de Venta (TPV) es baja. En promedio, en México sólo 112.9 unidades económicas por cada mil cuentan con TPV.
No sólo eso; existen 1.49 sucursales de banca múltiple por cada 10 mil adultos, mientras que sólo hay 0.07 sucursales de banca de desarrollo, 0.13 cooperativas y 0.11 instituciones microfinancieras por cada 10 mil mexicanos
Por si fuera poco, el monto de crédito ofrecido por el sector popular representa 1.4% del monto de los préstamos del sector comercial.
Del total de tarjetas de débito en el país, 93% corresponden a la banca comercial y prácticamente todas las tarjetas de crédito, los créditos hipotecarios y los créditos grupales emitidos en el país provienen de dicho modelo de negocio.
El estudio elaborado por el Imco detalla que junto a la falta de infraestructura, el país cuenta con un sistema financiero en el cual los segmentos de ingresos altos y medio tienen mayor acceso a estos servicios.
Es decir, el sector financiero se encuentra dominado por el sector comercial compuesto por bancos, instituciones hipotecarias no bancarias, Sofoles y Sofomes, mismo que enfoca sus servicios a la población corporativa y de ingresos medio y alto, mientras que deja insatisfechas las necesidades financieras de los demás segmentos.
Las fracciones más bajos de la población son atendidas generalmente por el sector popular, conformado por cajas de ahorro y crédito popular, cooperativas e instituciones microfinancieras. Sin embargo, la cobertura del sector popular es mucho menor que la del sector comercial.
En su estudio, el Imco asegura que entre las consecuencias de este fenómeno se cuenta que la segmentación entre los sectores comercial y popular se ve reflejada en la cantidad de hogares de bajos ingresos excluidos del sistema financiero:
En el 2006, tan sólo 4% de la población que pertenecía al nivel de ingresos ABC+ (altos y medios) se encontraba excluida del sistema financiero, mientras que en los niveles D y E (medios bajos y bajos) estaban excluidos 43% y 75%, respectivamente.
No en balde, México ocupa los últimos lugares a nivel mundial con el porcentaje de población adulta con cuentas en una institución financiera con sólo 27.4% de la población; debajo de países como Corea, Portugal, Grecia, Turquía, Brasil, Sudáfrica y Venezuela.
Ya ni hablar de los países desarrollados donde 90% de su población tiene acceso a banca como Dinamarca, Finlandia, Australia, Suecia, Países Bajos, Singapur, Alemania y Reino Unido.