La semana antepasada Veracruz volvió a cimbrase por el levantamiento de cinco jóvenes en Tierra Blanca y el hallazgo de dos narcofosas con 15 cuerpos. Desde entonces, según los padres de los desaparecidos, el gobernador Javier Duarte sólo da bandazos, pues ni siquiera ha definido las líneas de investigación del caso. Éste es muy similar al de noviembre de 2011, cuando fueron localizadas otras dos fosas con 28 cuerpos; información que la administración ocultó durante cuatro años.
XALAPA, Ver. (Proceso).- Javier Duarte inicia su último año de gestión inmerso en una ola de violencia expansiva: el lunes 11, policías estatales levantaron a cinco jóvenes en Tierra Blanca y cuatro días después fueron localizadas dos fosas –una en Emiliano Zapata y otra en Maltrata– con osamentas de 15 personas.
Desde que llegó a la gubernatura, el 1 de diciembre de 2010, el gobernador priista no ha podido dar seguridad a los veracruzanos; menos aún frenar a los cárteles de la droga que se disputan el territorio desde hace años y mantienen a la población en la zozobra.
Una bitácora elaborada por el corresponsal con base en estadísticas oficiales da cuenta de 13 cementerios clandestinos localizados desde esa fecha. También registra que la Fiscalía General del Estado (FGE) recibió 950 denuncias penales por desapariciones; la Procuraduría General de la República consideró que 155 fueron forzadas.
Tan sólo en el periodo 2012-2015, 186 policías municipales y estatales fueron puestos a disposición de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) por presuntos vínculos con el crimen organizado.
Al cierre de esta edición, la FGE y la Secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP) continuaban las indagatorias en torno al levantamiento de los jóvenes José Benítez de la O, de 24 años; Mario Arturo Orozco Sánchez, de 27; Alfredo González Díaz, de 25; Bernardo Benítez Arroniz, de 25, y Susana Tapia Garibo, de 16.
(Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2047, ya en circulación)