Adiós a Mario Cirett, uno de los creadores del Museo del Caracol

jueves, 28 de enero de 2016 · 21:26
MÉXICO, DF (apro).- Emplazada en el Bosque de Chapultepec, en la rampa de acceso al Museo Nacional de Historia, se ubica la Galería de Historia, conocido popularmente como el Museo del Caracol, que nació hace 55 años dentro de un proyecto más amplio de creación de recintos museográficos encabezado por el entonces secretario de Educación Pública (SEP), Jaime Torres Bodet. Quizá sea difícil imaginar al diplomático, escritor, ensayista y poeta mexicano, exdirector de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declarando públicamente que carece de tiempo para dedicárselo a la cultura, como hizo recientemente Aurelio Nuño, el actual titular de la SEP, para justificar la creación de la Secretaría de Cultura. Por el contrario, durante su paso por la SEP, en su segundo periodo, Torres Bodet se puso al frente de ese ambicioso proyecto que dio como resultado los museos Nacional de Antropología, Nacional del Virreinato y el de Arte Moderno, entre otros. El Caracol fue uno de ellos y satisfizo mucho a Torres Bodet, según cuenta en un video producido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Mario Cirett, creador de las maquetas y dioramas que son el principal recurso museográfico del recinto, a través del cual se relata la historia del país. Es Torres Bodet, dice Cirett, quien tiene la idea de hacer algo por la historia. Entonces el equipo que se había conformado en torno al secretario (durante el gobierno de Adolfo López Mateos), entre ellos el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, el escenógrafo Julio Prieto, el también arquitecto y museógrafo Íker Larrauri y el artista modelador Cirett, se encarga de crear la Galería. El INAH informó hace unos días sobre el fallecimiento de Mario Cirett, quien además de realizar las maquetas, dioramas y más de mil objetos de utilería en miniatura del Caracol hizo la cúpula de la sala dedicada a la Constitución Política de la Nación. Rememora el instituto a través del comunicado que el artista se dedicó desde joven a elaborar maquetas bajo la égida de Julio Prieto: “Participó con Apolinar Gómez en la elaboración de las miles de diminutas piezas en barro que narran la vida de México desde finales del virreinato hasta la promulgación de la Constitución de 1917.” Habla también de su participación en las Olimpiadas en México, en 1968, para las cuales hizo los letreros que remataban los recintos oficiales, por ejemplo, el Estadio Olímpico en Ciudad Universitaria, y de que recientemente su nieto Rodrigo Casanova Cirett recibió, en su representación, una medalla conmemorativa de bronce por su labor en la edificación y conceptualización del Museo del Caracol, que celebró su 55 aniversario en noviembre pasado. En el video del INAH, publicado en la página web del recinto, (www.caracol.inah.gob.mx/), el propio Cirett relata que la obra arquitectónica es de Ramírez Vázquez, la escenografía de Prieto, las esculturas de Larrauri, y las maquetas de él. Las ideas se discutían y cada uno aportaba hasta que se iban depurando --cuenta-- y trabajaban intensamente, desde las 8:00 horas hasta la una de la mañana del día siguiente. Recuerda asimismo que hizo la cúpula de la galería, Altar de la Patria o Recinto de la Constitución, “donde se exalta la Carta Magna como piedra angular sobre la que se erige la actual nación mexicana”. Participó también en su creación el artista guanajuatense José Chávez Morado y se utilizaron tres tipos de piedra: mármol verde en la vitrina de la Constitución, mármol blanco para el piso y tezontle rojo en los muros del torreón para simbolizar los colores de la bandera nacional. Según el INAH, a partir de los resultados del Museo del Caracol, Mario Cirett convirtió su arte en “una especialización familiar”, a partir de la cual creó la empresa Elementos Arquitectónicos, dedicada a elaborar proyectos museográficos y arquitectónicos, en su taller en la delegación Milpa Alta. Entre sus obras se conocen la reproducción a escala real de la mano de la antorcha de la Estatua de la Libertad para el Fórum Universal de las Culturas (2008), en Monterrey, Nuevo León; las maquetas y utilería del Museo de las Californias, del Centro Cultural Tijuana (Cecut), y para Mexitlán, el desaparecido Antiguo Museo Miniatura, de Tijuana. En 2010 hizo con su familia una polémica maqueta del Palacio de Bellas Artes, calificada por el diario El Universal, como “la más cara en la historia del país”, por su costo de un millón 929 mil 778 pesos. El INAH informó también estos días sobre la muerte de Manlio Favio Salinas Nolasco, profesor de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del instituto, y la arqueóloga e historiadora María de Lourdes Cué, investigadora también de esta institución, quien participó en los trabajos de reconstrucción cromática del monolito de la diosa Coyolxauhqui.

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