CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Las fuerzas de seguridad de Pakistán han detenido a más de 5 mil sospechosos por el atentado en un parque de la ciudad de Lahore, que causó 72 muertos y 359 heridos, mientras el grupo talibán, autor del ataque, volvió a amenazar al gobierno. Sin embargo, la mayoría de los capturados fueron liberados tras ser interrogados, y sólo 216 fueron remitidos a una investigación mayor, informó en rueda de prensa el ministro de Justicia de la provincia de Punjab, Rana Sanaulá. “Después de una investigación mayor sabremos más sobre ellos. Si alguien es encontrado culpable, será condenado”, aseguró Sanaulá, según un despacho de Notimex. Las detenciones se realizaron en el marco de al menos 160 operaciones contra grupos insurgentes por parte de la policía, las fuerzas especiales y agentes del Departamento Antiterrorista, explicó el ministro, citado por la cadena paquistaní Geo TV. También indicó que el Ejército y las fuerzas paramilitares participarán en futuras operaciones. “Esta operación incluirá a todas las fuerzas del orden”, dijo. “Algunos elementos que están tratando de crear agujeros en nuestros esfuerzos conjuntos fracasarán. Esta operación continuará con la misma pasión y pronto toda la nación saldrá victoriosa”, aseveró Sanaullah. Sin embargo, la organización extremista Jamatul Ahrar, un grupo escindido del ilegalizado Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que reivindicó el atentado del domingo pasado en Lahore, advirtió este martes al gobierno paquistaní de que la guerra ha llegado a su puerta. “Avisamos a Nawaz Sharif (primer ministro paquistaní) de que esta guerra ha llegado al umbral de su casa”, escribió en Twitter el portavoz del grupo talibán, Ehsanulá Ehsan. “Los ganadores de esta guerra serán, Dios mediante, los verdaderos mujaidines”, dijo. “Todo el mundo tendrá su turno en esta guerra, especialmente los esclavos de los medios paquistaníes”. “Solo estamos esperando el momento adecuado”, agregó Ehsan. La advertencia del grupo extremista fue lanzada un día después de que Sharif juró que “combatirá la amenaza del terrorismo hasta que sea arrancada de raíz” y “vengará cada gota de sangre” vertida el domingo pasado en un parque infantil de Lahore. “Estoy aquí para renovar la promesa que hicimos de vengar cada gota de sangre de nuestros mártires. Estamos ajustando las cuentas y no descansaremos hasta que la saldemos por completo”, sentenció en un discurso a la nación. El ataque en Lahore es el más mortífero en Pakistán desde la masacre de 134 estudiantes de una academia militar en la ciudad de Peshawar en diciembre de 2014, que provocó una fuerte reacción del gobierno contra los milicianos islamistas.