Matrimonios gay, gran equívoco y falso derecho: Arquidiócesis
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La reforma propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo plantea “un gran equívoco”, consideró la Arquidiócesis de México.
En un editorial publicado este domingo en el semanario Desde la Fe, titulado “Grave equívoco”, se recuerda que el pasado 17 de mayo, el Ejecutivo presentó una propuesta de reforma del artículo 4 de la Constitución, con el supuesto fin de “abrir espacios de respeto a la dignidad y de reconocimiento a los derechos de todos los mexicanos”.
“Los católicos –como afirmó la Conferencia del Episcopado Mexicano–, valoramos todas las propuestas y acciones que promuevan el reconocimiento y protección de los derechos de todos y el deber que cada persona tiene de respetar la dignidad de los demás”. Sin embargo, las reformas anunciadas van mucho más allá de este loable fin y plantean un gran equívoco, señala.
El editorial destaca que el matrimonio, como institución, existía antes que la Iglesia, por lo que la opinión de ésta respecto a la defensa del verdadero matrimonio –que sólo puede darse entre un hombre y una mujer–, no pretende imponer sus dogmas a una sociedad cada vez más plural, sino expresar sus convicciones y preocupaciones en relación con la convivencia humana.
“Habiendo tantos problemas que tienen de rodillas al país –como el flagelo del narcotráfico y la violencia que genera; la inseguridad, que según una última encuesta afecta al 85 por ciento de los mexicanos; la desigualdad social, que mantiene a más de la mitad de la población en la pobreza, y la corrupción, que permea como la humedad sin que la clase política se atreva a legislar las reformas que exige la sociedad civil–, no es posible que el Gobierno de la República ponga como prioridad legislar sobre falsos derechos, que no se sostienen desde una base antropológica, y que minan los valores sociales y familiares sobre los que tradicionalmente se ha asentado la sociedad mexicana”, indica Desde la Fe.
La Arquidiócesis cuestiona: “Una pregunta se hace inevitable: ¿verdaderamente esta iniciativa es para beneficio de los mexicanos? Ronda más bien la sospecha de que obedece a la presión internacional de lobbies minoritarios que, con sorprendente éxito, han venido imponiendo su agenda en occidente con la instrumentalización de la Organización de las Naciones Unidas, y apoyados por inmensos capitales, los mismos que financian el crimen del aborto y otras atrocidades”.
Asimismo, el editorial considera que causa una preocupación aún mayor que el titular del Ejecutivo haya instruido a la Secretaría de Educación Pública para que introduzca en la educación de los niños la destructiva y perversa ideología de género, que deforma la realidad antropológica y socava los valores fundamentales que históricamente han dado forma a la familia y a la sociedad mexicana. ¿Estarán de acuerdo los padres de familia en que se envenene a sus hijos con esta malsana ideología?
Pero provoca un mayor asombro, agrega, la instrucción que el Presidente de la República dio a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que México forme parte del Grupo Núcleo sobre las Personas Homosexuales, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero, o Intersexuales de la ONU, y desde ahí promueva sus falsos derechos a escala internacional. ¿Estarán de acuerdo los mexicanos en que sus recursos tan escasos se dilapiden para apoyar agendas de lobbies destructores de los valores familiares y éticos?
El Papa Francisco, recordó, al recoger las reflexiones de los Padres sinodales en la Relación final del Sínodo de 2015, dejó en claro que “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el Matrimonio y la familia.
“Uno de los aspectos que pone en riesgo la realidad y la convivencia humana, proviene de las leyes o proyectos que, en nombre de la lucha contra la discriminación, atentan contra el fundamento biológico de la diferencia entre sexos”, citó el semanario al Papa emérito Benedicto XVI.