La oficina de Calderón niega "el amasiato" con Peña; Álvaro Delgado, responde
El pasado 8 de mayo, en su edición 2062 la revista Proceso y proceso.com.mx publicaron un adelanto del libro de Álvaro Delgado El amasiato, El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones. Al respecto, la oficina del expresidente Felipe Calderón envió a esta redacción una carta en la que solicita hacer algunas precisiones y a la que responde el autor con otra misiva. Ambas, se publican a continuación.
Señor director:
En relación a la nota publicada en Proceso el pasado 8 de mayo, titulada “Peña-Calderón, historia de una amasiato” y firmada por Álvaro Delgado, quiero hacer las siguientes precisiones:
La afirmación de que hubo una reunión en el hotel Nikko entre el expresidente Felipe Calderón y el licenciado Enrique Peña Nieto, actual presidente de México, en la cual habría tenido lugar una negociación política de alto nivel, es no sólo completamente falsa sino francamente ridícula. La premisa principal de la historia fantasiosa publicada por Proceso cae por su propio peso, es mentira.
También es falso que el expresidente Calderón se haya hecho acompañar en cualquier momento del señor Ulises Ramírez a reuniones políticas de alto nivel. Siempre, en ocasiones relevantes, se hacía acompañar de personas con las cuales existía cercanía y confianza plena, lo cual no era el caso.
Por otra parte es una falacia que el PRI haya transferido votos al PAN en la elección presidencial de 2006 y más aún que el expresidente Calderón haya negociado dicho apoyo a cambio de favorecer al candidato del PRI en las elecciones a gobernador del Estado de México. Esta versión es también ridícula e inverosímil. El objetivo de Acción Nacional y de Felipe Calderón en los comicios mexiquenses de 2005 fue en todo momento ganar la elección y se realizó el mayor esfuerzo posible para alcanzar esa meta, no se diga de la elección presidencial en el Estado de México, donde ganar era crucial para todos los partidos. En el caso del PAN, esa meta no se cumplió en el Estado.
Como toda la historia, es también absolutamente falso que el expresidente Calderón haya ordenado poner o quitar spots de la campaña de Josefina Vázquez Mota. Independientemente de la opinión del entonces presidente Calderón sobre el eslogan de campaña, éste se mantuvo, lo que revela la independencia que mantenía el equipo de campaña del gobierno y del entonces presidente.
Se falta abiertamente a la verdad cuando se afirma que en la reunión del 21 de noviembre de 2015 en el Centro Banamex el expresidente Calderón estuvo rodeado de 20 militares. Gran parte de la seguridad en aquel evento era la propia seguridad dispuesta por dicho centro de Convenciones y por los organizadores. Para sorpresa y enojo del periodista, efectivamente es cierto que el expresidente y su esposa estuvieron varias horas tomándose fotografías personalizadas con los miles de asistentes ahí reunidos.
El expresidente Felipe Calderón cuenta con el apoyo de personal del Estado Mayor Presidencial para su seguridad, pero las afirmaciones que se hacen en la referida nota son maliciosas y francamente grotescas. La seguridad de la que dispone, tanto él como otros exmandatarios, corresponde a la evaluación del grado de riesgo y exposición que se realiza en cada caso de manera altamente profesional, por parte del propio Estado Mayor Presidencial. Es pública y notoria la afectación que el expresidente Calderón hizo de los intereses de los criminales más peligrosos y violentos del país, lo cual corresponde tanto a las amenazas por él recibidas como a las medidas precautorias tomadas, con toda responsabilidad, por el Estado Mayor para salvaguardar su seguridad y la de su familia. Eso no es sólo una actuación a favor de una persona, sino en salvaguarda de la plena libertad de acción con la que debe contar cualquier presidente, presente o futuro. Sin garantía de seguridad personal después del cargo que se pierde, ningún presidente asumiría los riesgos que implica decidir en el mejor interés del país, particularmente en caso del problema más grave de la República que es la inseguridad y la criminalidad.
Las referencias despectivas y en algunos casos francamente misóginas a la licenciada Margarita Zavala reflejan la verdadera razón de la publicación de semejante libelo. Es evidente que de manera claramente parcial, y respondiendo a intereses políticos específicos, el periodista busca infructuosamente descalificarla. Por cierto, la asesoría que ella recibió de manera preparatoria para asumir la responsabilidad de esposa del presidente, además de eficaz, fue sufragada totalmente por ella misma.
Mucho agradeceré se publique esta nota aclaratoria, a la brevedad posible, con la finalidad de que el público lector cuente con los elementos de juicio necesarios para valorar la historia publicada por su revista.
Proceso ha violentado todos los límites del periodismo serio y responsable.
Atentamente,
Izamal Brena Robles,
oficina del expresidente de México,
Felipe Calderón.
Respuesta de Álvaro Delgado
Señor director:
Procedo a dar respuesta a las “precisiones” que hace la señora Izamal Brena Robles, de la “Oficina del expresidente de México, Felipe Calderón”, no sin antes informar que a ella le solicité, el 9 de febrero, una entrevista con su jefe, precisamente para cotejar información, y jamás recibí respuesta.
La reunión de 2006 entre el candidato Felipe Calderón y el gobernador Enrique Peña Nieto, descrita en mi libro El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas, que como adelanto se publicó en Proceso, está plenamente sustentada en tres fuentes distintas, una de ellas identificada como participante en la misma, Ulises Ramírez Núñez, actual diputado federal del PAN.
La señora Brena Robles niega que Calderón se haya hecho acompañar en reuniones políticas de alto nivel, como la descrita, por Ramírez Núñez y que siempre “en ocasiones relevantes se hacía acompañar de personas con las cuales existía cercanía y confianza plena, lo cual no era el caso”. Pero en la campaña federal de 2006 Ramírez Núñez no sólo era alcalde con licencia de Tlalnepantla, Estado de México, y candidato a senador del PAN, sino el coordinador estatal de la campaña presidencial de Calderón, quien le otorgó el mismo cargo en la interna de ese partido, en 2005.
El pacto que hizo Calderón con Peña en esa reunión de 2006, para que éste le transfiriera 200 mil votos en la elección presidencial, lo detalla el propio Ramírez Núñez, quien en el sexenio del primero tuvo un cargo prominente: coordinador de asesores del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, hasta el fallecimiento de éste, en octubre de 2008, un puesto que no pudo ostentar sin el aval de Calderón.
La señora Brena Robles no leyó bien: en ninguna parte del adelanto de mi libro publicado en Proceso digo que Calderón “haya negociado dicho apoyo (los 200 mil votos de Peña a Calderón en 2006) a cambio de favorecer al candidato del PRI en las elecciones a gobernador del Estado de México” de 2005, así que toda su justificación no viene al caso.
Sobre la orden que dio Calderón de suspender la campaña propagandística “Peña no cumple”, en radio y televisión, de la candidata presidencial de Josefina Vázquez Mota, en 2012, la fuente está plenamente identificada: es Rafael Giménez-Valdés, coordinador general adjunto de Estrategia de la candidata presidencial y, durante casi todo el sexenio de Calderón, coordinador de Opinión Pública de la Presidencia de la República.
En la carta la señora Brena Robles niega que “en la reunión” del 21 de noviembre de 2015, que en realidad fue la Asamblea Nacional del PAN, Calderón haya estado custodiado por 20 elementos del Estado Mayor Presidencial. Los conté uno a uno cuando, en efecto, Margarita Zavala y él se tomaron fotografías con los militantes. Así quedó consignado en la nota que publiqué, ese día, en el portal de Proceso, que no recibió, hasta ahora, aclaración.
No hago en mi libro afirmaciones “maliciosas y francamente grotescas” sobre el número de elementos del EMP para Calderón y su familia, como dice la señora Brena Robles. Sólo consigno lo que es una verdad: el último día de su gobierno Calderón modificó el reglamento de ese cuerpo militar para disponer, de por vida, del mismo número de elementos que tuvo en el gobierno y más militares aún.
La señora Brena Robles me atribuye falsamente referencias “despectivas y en algunos casos francamente misóginas” a la señora Margarita Zavala, pero siempre he tenido con ella una relación de respeto. Es falso también que yo, “respondiendo a intereses políticos específicos” (que no identifica, porque no existen) quiera descalificarla. La señora Zavala Gómez del Campo es política y quiere ser presidenta de México, y por tanto está sujeta al escrutinio. En la descripción de su trayectoria hay sólo datos verificados.
Brena Robles asegura que la “auditoría de imagen pública” que hizo De la Riva Información Estratégica, a un costo de 848 mil 994 pesos, “fue sufragada totalmente por ella misma”, pero consta que el contrato 017/2006 fue pagado con recursos del Fondo de Transición, contrato que por cierto fue declarado ilegal por la Auditoría Superior de la Federación.
Igual que a Felipe Calderón, a la aspirante presidencial Margarita Zavala le he solicitado hasta en seis ocasiones, dos de ellas de manera personal, una entrevista periodística para el semanario Proceso. Igual que su marido, ella se ha negado.
La descalificación de la señora Brena Robles a Proceso cae por su propio peso.
Atentamente,
Álvaro Delgado