TIJUANA, B.C. (apro).- Leonardo Marín Saavedra, un excéntrico religioso de 63 años de edad, fundador de la Iglesia Anglicana Latino-Americana, llegó ayer a esta ciudad, donde se encuentran cientos de integrantes del llamado éxodo centroamericano, y les prometió que solicitará al gobierno de Canadá que reciba a un número indefinido de migrantes. No obstante, el plan de Marín Saavedra, originario de Colombia, presenta huecos importantes, ya que sólo envió un comunicado a “la esposa de Justin Trudeau” y una petición a 10 parlamentarios, pero hasta ahora no ha tenido respuesta. Mencionó que el proyecto no se concretará ahora, sino “a partir de abril o mayo”, cuando pasen las “temperaturas extremas” del invierno, lo cual implicaría que los refugiados permanecerían tres o cuatro meses varados en México. Al preguntarle si su anuncio podría generar falsas expectativas entre los refugiados, el hombre reviró: “No, porque yo no represento al gobierno, es una idea que a mi se me ocurrió, es una idea propia de Mario Marín (…) No podemos hablar de falsas expectativas porque ya llegaron los migrantes, y es una idea del momento (…) no sabemos si Canadá diga no”. Sin embargo, desde hace tres días corría el rumor en los pasillos del campamento de emergencia, instalado en la Unidad Deportiva Benito Juárez de esta ciudad, que llegaría un sacerdote canadiense con ofertas de visa para tres mil personas, lo que en realidad no es el caso. Durante una conferencia de prensa, con un discurso pro migrante, antiguerra, pero también de negación del calentamiento global, el religioso dijo que propondrá tres estrategias al gobierno de Trudeau para recibir a los migrantes: un puente aéreo, uno marítimo –mediante cruceros-- y uno terrestre, en el que los migrantes cruzarían en autobuses, rumbo a Vancouver, la costa del Pacífico de Estados Unidos. Marín, quien aseguró que estaba en contacto con el sacerdote y activista mexicano Alejandro Solalinde, abundó que, en caso de concretarse ese plan, el gobierno de Canadá debería proveer viviendas, seguro social y apoyos alimentarios a los migrantes durante el periodo de adaptación, pues “no estamos llevando a caballos, ni ovejas, sino personas (…) No los vamos a dejar a la intemperie”. Añadió: “Tenemos nosotros, como sociedades civiles de Estados Unidos y de Canadá, que concientizar al gobierno canadiense que esa es una necesidad, no sólo para México, sino para los migrantes”. Y anunció la próxima llegada de tres “asesores” para analizar el tema. “Las personas tienen derecho a migrar cuando en sus países no ofrecen las garantías para la vida, para el desarrollo de la familia y para la vida. Qué vergüenza para el gobierno de Honduras de tener una población con hambre. El hambre es un crimen. Pero no solamente de Honduras, sino de todos los gobiernos que han permitido que sus hijos mueran de pobreza y de hambre”. En su discurso, a veces confuso, el arzobispo negó la existencia del “calentamiento global” y luego afirmó que lo provocaron los misiles que los gobiernos del planeta se arrojan en sus guerras. “Estamos en momentos difíciles para el calentamiento global, y creemos que los tóxicos que dejan los misiles han lesionado la humanidad”. Luego de señalar que el llamado sueño americano es “una farsa, una mentira”, sostuvo que “Canadá no tiene niños” y por ello puede recibir a los migrantes. Y lanzó: “Estados Unidos ya quiere cambiar su estrategia porque sabe que si no entran migrantes no hay producción”. Prosiguió: “A mí se me ocurrió hacer lo que les estoy planteando. Desperté con un proceso de asimilación de videos, de imágenes, de contactos. Todo es un proceso en el amor”. Al insistirle por qué vino en este momento a Tijuana, respondió: “Una hermana se casó con un hombre de Trinidad y Tobago. Es la menor, fue reina de belleza, fue modelo, ahora vive en Miami. Le pregunté: ¿Cómo usted se enamoró de este hombre de Trinidad y Tobago, que tiene ascendencia de la India? Me dijo que el amor venía en el momento preciso. Yo estoy aquí en el momento preciso”.