CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hubo un contraste claro en las afueras del Congreso de la Unión: el repudio a Enrique Peña Nieto y el abrazo a Andrés Manuel López Obrador. Por un lado, nada detuvo a los vecinos de las colonias aledañas al Congreso de la Unión para ver un instante y dejar sus gritos de apoyo al ahora presidente constitucional de México. Fue un momento, pero los seguidores del tabasqueño buscaron la forma de ver pasar al Jetta blanco y saludar, además de lanzarle buenos deseos a quien ahora dirigirá las riendas de la nación. "Es un honor estar con Obrador, es un honor estar con Obrador", "presidente, presidente", "no nos falles, te queremos", le gritaron a AMLO en la avenida Congreso de la Unión, del otro lado de la arteria vehicular, interrumpidos nada más por el metro que corrÍa de Santa Anita a Martín Carrera. Alrededor del Palacio Legislativo reinaba la calma. La gente caminaba para realizar sus actividades, la circulación fluía con algunos cortes. El contraste fue cuando Enrique Peña Nieto llegó a la puerta principal en su camioneta oscura y escoltado. Los mismos que lanzaron vivas a AMLO le mentaron la madre al presidente saliente. No lo bajaron de "culero", de "ratero" y de "asesino". Unos le gritaron "pinche Peña rata", "ya te llegó tu hora enemigo del pueblo". El priísta, a diferencia de López Obrador, ni siquiera se tomó la foto para los medios en la escalinata; al contrario, se metió a paso rápido, tratando de evitar las consignas en su contra, haciendo recordar aquella ocasión como candidato a la presidencia, en 2012 se escondió en los baños de la Universidad Iberoamericana. Al final del acto constitucional, Peña Nieto no salió por donde entró. Se esfumó por otro lugar, donde nadie le molestara con su repudio.