Blancas como la casa, el hangar y la aeronave que heredó Peña Nieto
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Una asociación inevitable: en el Hangar Presidencial de persistente color blanco, un avión enorme resuella con turbinas calmas. Es blanco por fuera y por dentro, apenas interrumpido por los sillones acolchonados color café, como otras superficies de ornato y el mármol.
Es el Hangar Presidencial, ampliado por la friolera cantidad de mil millones de pesos, que al iniciar el sexenio peñanietista, se le otorgó en adjudicación directa a Juan Armando Hinojosa Cantú, el empresario afincado en el Estado de México, consentido de los gobiernos estatal y federal del hoy expresidente, a cuya esposa, Angélica Rivera –según la versión oficial—, construyó, vendió y financió por fuera del sistema financiero, la llamada “casa blanca”, en las Lomas de Chapultepec.
El lugar se convirtió esta tarde en una suerte de museo de la corrupción y el exceso, cuando el nuevo gobierno abrió sus puertas para que los medios de comunicación recorrieran el TP-01, Boeing Dreamliner 787-8, momentos después de anunciar que este lunes 3 de diciembre, a las 11:00 de la mañana, partirá para no volver con destino al Aeropuerto de Logística del Sur de California, conocido como Victorville, en el condado de San Bernardino, en Estados Unidos.
Dicho aeropuerto fue recomendado por Boeing, por garantizar las mejores condiciones para su preservación, pero hasta ahora no se sabe cuánto costará alojarlo en ese espacio donde pernoctará en espera de que inicie el proceso de venta.
El pasado viernes 30 se convirtió en la fecha del último vuelo de Enrique Peña Nieto en la nave y también en el último que ésta realiza para el gobierno, pues trajo al mandatario de Argentina donde participó en la cumbre del G-20. Al día siguiente entró en funciones Andrés Manuel López Obrador que, desde la dirigencia de Morena, antes de oficializarse su candidatura presidencial, ya prometía: “no me subiré al avión presidencial”.
La compra del avión a base de deuda, así como la construcción del hangar para sus pernoctas forman parte de uno de los escándalos del sexenio que ha terminado.
Fue adquirido en 2012, aún en el sexenio de Felipe Calderón, que pactó un precio de 6 mil 98 millones de pesos, pero las condiciones del mercado elevaron la deuda de la aeronave a 7 mil 560 millones de pesos, que se adeudan además del mantenimiento.
En conferencia de prensa, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, acompañado del nuevo director de Banobras, Jorge Mendoza, dio a conocer que aún se revisan las condiciones de venta, a fin de que el precio se mejore. Aunque anunció que se sometería a procedimientos de transparencia, con acompañamiento de organismos internacionales, no expuso cuánto costará mantener la nave en California hasta que sea vendida.
Promesa de campaña, López Obrador fue insistente en vender toda la flota aérea del gobierno. A diario, en sus discursos lo repetían anunciando que también vendería la flotilla de aviones y helicópteros civiles del gobierno.
“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, reiteraba.
A continuación, solía referirse a la flota de aviones y helicópteros que eran usados por la alta burocracia federal y que, también promesa de campaña, hoy se informó, en voz del titular de Hacienda, que ya estaban en revisión de los esquemas y condiciones de venta de 60 aviones y 70 helicópteros que en breve anunciará el titular de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.