En la tierra de Benito Juárez, AMLO da decálogo por la educación al magisterio

sábado, 12 de mayo de 2018 · 23:24
SAN PABLO GUELATAO, Oax. (proceso.com.mx).- La agenda de problemáticas indígenas y las propuestas en materia educativa que en esta entidad van empatadas, fueron eje de una concentración en esta comunidad, donde nació Benito Juárez, cuya invocación fue persistente para los oradores y, naturalmente, del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Una chirimia incansable y el tambor que lo acompaña, sello zapoteco, insiste a cada paso del acto opacado por los altavoces, pero perceptible en los silencios esporádicos. “Vamos a darles una lección”, diría el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, para anunciar un decálogo coincidente con el que también plantearía el autonombrado “magisterio democrático”, durante la concentración. El candidato remite a su repaso histórico y se explaya más de lo acostumbrado: independencia, reforma y revolución. Viene la cuarta, que es la suya, pero será pacífica, ofrece, para luego reafirmar que arrancará de raíz “el régimen corrupto”. Y a partir de ahí, expone su oferta —con la chirimia que no deja de sonar de fondo—, un decálogo que más o menos recoge lo que a diario dice en sus mítines de campaña, pero en el que detalla más: Fortalecer la educación pública; alimentación garantizada en todas las escuelas de zonas marginadas; becas para evitar deserción, y 2 mil 400 pesos mensuales a universitarios pobres. También, fortalecer escuelas normales para formación y actualización del magisterio... y, entonces, seguirá con la parte toral del acto. Chirimia. Promete cancelar la reforma educativa; promete usar las facultades del Poder Ejecutivo para hacer justicia a los cesados, los presos políticos y las víctimas magisteriales de la violencia. Aún más. Dice que apenas iniciando su gobierno enviará una iniciativa de reforma educativa que no afecte derechos laborales del magisterio. Además, garantiza independencia y autonomía sindical, pues el gobierno no intervendrá en la vida interna del gremio... aunque más adelante afirma que se impulsará la democracia como forma de vida, inclusive en el sindicato. Finalmente, retomará las propuestas educativas de cada estado para respetar condiciones regionales de cada una y, de manera especial, se refiere a la educación indígena y resolverá las limitantes de infraestructura con una promesa más: se acabarán las cuotas de padres de familia para mantenimiento de escuelas porque el gobierno asumirá los costos. “No puede haber reforma educativa sin los maestros”, sentenciará como en otras ocasiones, para luego referirse al magisterio oaxaqueño, con el que dice “se han ensañado”, pues “qué van a saber esos fifís (políticos y promotores de la reforma educativa) de la democracia en los pueblos, sus costumbres y su comunitarismo. La chirimia sigue sonando. *** Hay sol. Como en un pequeño cañón, formado por la urbanización adaptada a los contornos orográficos en este punto de la Sierra Juárez, las siglas de organizaciones sociales y magisteriales abundan, sin muchas referencias explícitas al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ni a la disidente Coordinadora que, con los mismos apellidos (CNTE), se resiste desde 2013 a la Reforma Educativa, primer producto del gobierno peñanietista que articuló el Pacto por México. Y, sin embargo, la presencia magisterial es evidente en la permanencia bajo la lluvia —porque de repente llueve y hay consignas estoicas para hacerle frente— y en la organización; en el casi marcial acatamiento de órdenes; en las formas y aún en el programa de la actividad, “asamblea” le llaman, cuya conducción recae sobre un profesor y una profesora, con niño orador invitado, y un Himno Nacional para cerrar más tarde la actividad. Disciplina. La lista de privilegiados al templete, es restringida. Azael Santiago, exdirigente de la Sección 22 y candidato a diputado federal, es anfitrión estricto: nadie fuera de la lista puede pasar y entrega la hoja correspondiente a un profesor comisionado al acto que a su vez, copia la lista a mano e instruye a los profesores robustos que resguardan la valla por la que entrará López Obrador. Ellos obedecen sin chistar, tanto que cuando llega el dirigente nacional del PT, Alberto Anaya, acompañado de la esposa del senador Benjamín Robles, no hay argumento que valga. Él entra; ella se queda porque no está en la lista. Anaya se limita a sonreír, impávido, mientras militantes de su partido intentan convencer a los obedientes. Ya pasarán, en el tumulto atropellado que cerque después a López Obrador quien deberá primero hacer la salutación correspondiente a la autoridad del pueblo, firmar un libro de visitantes distinguidos y adentrarse hasta el templete, en un trajín que, profesores obedientes de por medio, terminará con algunos golpes y prendas hechas jirones. Al paso de López Obrador, las porras magisteriales se empalman con un reiterativo: “¡presidente, presidente, presidente!”. El pase de revista es notorio, cuando la maestra de ceremonias nombra cada una de las regiones oaxaqueñas, los asistentes responderán: “en pie de lucha”. *** Un hombre de Cherán lee un programa de derechos indígenas y la lista de problemas es larga: despojo, megaproyectos, minería, imposición de modelos urbanizadores y “antinaturales”... Junto a él, en el templete, está Adelfo Regino, el abogado indigenista, que se ha hecho cargo de integrar la propuesta para López Obrador. Pero los asuntos indígenas sólo se abordarán aquí, como parte y en relación al sistema educativo, que es el tema del día, la razón por la que se ha despertado amplía expectativa y, desde ayer, en su más reciente entrevista, porque hoy no dio, anticipó que su objetivo era la reconciliación en el magisterio. Quizás a eso atiende la ausencia de las siglas SNTE y CNTE, pero al final nadie puede confirmar. Lo que aparece por todas partes es la marca UP, que nada tiene que ver con la casa de estudios de Peña Nieto y si con una entidad denominada “Unidad Patriótica”, que elaboró la propuesta alternativa del “magisterio democrático” y cuya lectura, sin siglas, es de la poeta juchiteca Irma Pineda Ponce. La propuesta es casi idéntica, pero de repente hay un pasmo. El acto desde su inicio con animadores y maestros de ceremonias, insiste en que es la firma de un compromiso... compromiso como también lo llama Andrés Manuel, pero sin decir nada de firmar que ya un día antes, en Ajalpan, Puebla, anticipaba que no firmaría nada. Así que cuando el acto llega a su fin, dos maestros maniobran con una mesa que parece dispuesta para la solemnidad, justo cuando la maestra de ceremonias empieza a pedir la presencia de una colaboradora... en eso, una mujer de edad, con traje triqui, la frena, dialoga con ella un momento y entonces, la maestra de ceremonias despide. Ahora hace sol... la chirimia persiste.

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