Bloque III: Anaya y Meade intercambian 'metralla” en tema migratorio; AMLO da vuelta a embates

lunes, 21 de mayo de 2018 · 01:35
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El tema migratorio derivó al cruce de señalamientos por aquellos que han estudiado en el extranjero: Ricardo Anaya, acusado por José Antonio Meade, de sólo conocer Atlanta porque allá vivía su familia que, a su vez, repone al del PRI, con sus posgrados en el extranjero y se lleva a López Obrador, por los estudios de uno de sus hijos en España. …en eso, López Obrador le dice “Riqui Riquín”, “canallín”, “es un corrupto este señor, engañatontos. Yo creo que ya se le acabó. Aquí está la revista Proceso de hoy…” para acto seguido exhibir un ejemplar titulado Los turbios ingresos de los Anaya, la edición número 2168, que empezó a circular hoy, donde se abordan las cuentas de Anaya y su esposa. Anaya, ya sin tiempo para replicar, exhibe dos portadas: la número 2155 del 17 de febrero pasado, titulada, “Los ricos de López Obrador”, y la edición 2156 del 24 de febrero anterior, con Meade y Rosario Robles, titulada “Pacto de impunidad”. Las invectivas entre los cuatro presidenciales continuaron, envolviendo las propuestas que, en el tercer bloque, la materia migratoria, entre generalidades, tuvo el cruce de señalamientos: Meade dijo de López Obrador que “es un empresario de la política” por los recursos que recibe de su partido, “los moches de senadores”, y que no ha explicado cómo es que tiene un médico que no tiene ni Obama; en tanto Anaya aludió reiteradamente a su edad, condescendiente, al afirmar que el problema del tabasqueño es por “sus ideas viejas”. Añadió que no se trataba sólo de que no entendiera inglés, sino que no entendiera el mundo. López Obrador sólo se refirió a que, por ser el mayor de los cuatro, lo quieren “enfermar”, pero ganará la elección. El bloque tres del debate, dedicado a migración, inició en realidad en el bloque dos, pues la asociación natural de los cuatro candidatos fue a la trata, el tráfico de migrantes, entre otros relacionados con seguridad transfronteriza. El formato de inclusión de ciudadanos implicó que las respuestas se serenaran al menos en los primeros lances discursivos que, por otra parte, no se centraron esta vez sólo en López Obrador, como ocurrió en el debate pasado, dado que Meade y Anaya se engancharon en cruces de descalificaciones. Al cuestionamiento sobre el contenido de sus respectivos planes para defender derechos de migrantes mexicanos, Jaime Rodríguez Calderón propuso destinar 10% del valor de las remesas a inversión; José Antonio Meade planteó que debía ser en dos direcciones, esto es, trabajar en las comunidades de origen y las comunidades de migrantes, y por otra parte trabajar en la calidad de vida de las comunidades migratorias, pues una vez migrando hay que ir allá. Esta última propuesta fue motivo de diferendo entre Meade y Anaya, pues este último planteó que tenía que defenderse a los migrantes mexicanos en organismos multilaterales, mientras el candidato del PRI lo corrigió, pues a su juicio es hacer trabajo con gobernadores y alcaldes en la Unión Americana. Hubo otros momentos de tensión entre el del PRI y el del PAN: por ejemplo, Meade expuso cifras de repatriación durante el gobierno de Barack Obama superiores a las deportaciones de ahora, por lo que Anaya dijo que el incremento en las deportaciones tiene especial relevancia por el cambio de perfil de deportaciones. Anaya expresó: “Me parece vergonzoso que Meade compare lo que ocurre ahora con Trump. El problema empezó cuando recibieron en Los Pinos a Trump”. Meade repuso: “Se necesita ser muy cínico para haber sido encargado de las interparlamentarias sin lograr un solo acuerdo por los migrantes (…) conoce Atlanta nada más donde vivía su familia”. Fue ahí cuando inició quizás el momento más ríspido del tercer bloque. López Obrador se mantuvo en la línea que ha asegurado en cada tema: erradicar la corrupción. En este caso, planteó: “Se ofenden porque digo que son lo mismo. Los dos se pusieron de acuerdo para entregarle mil millones de pesos a Josefina Vázquez Mota. Por eso no se atiende (la migración), porque se roban el dinero. Propongo que los 50 consulados se conviertan en procuradurías para la defensa de los migrantes”. Meade sugirió que un trabajo importante en el tema migratorio es la labor con las iglesias y, en general, todos coincidieron en que la forma en que México recibe a los migrantes puede ser aun peor, por su marco legal, en contraste con el estadunidense. Entre las descalificaciones nadie puso atención a Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, que aprovechó la indiferencia para observar que los otros tres candidatos se la pasaron discutiendo “quién es más rata”, acusó a los políticos de ser responsables de lo que estaba ocurriendo y luego pidió: “Andrés, dale un abrazo a Meade”. Y Andrés Manuel se aproximó, sonriente, le tendió la mano a Meade y luego a Anaya, aunque con este último repitió el gesto de esconder su cartera, acción que ya había desplegado en el primer bloque. El debate se fue apagando hasta que, finalmente, los moderadores solicitaron un mensaje final que, con mayor o menor elocuencia, reivindicaron: Meade, ser el mejor; Anaya, repasó a los héroes de la historia; López Obrador llamó a sonreír y esperar el cambio que viene, mientras Rodríguez Calderón expuso que su madre analfabeta es su héroe y pidió que el país se quite el pie del pescuezo.

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