Pasar de plataforma personal a partido, el reto de Morena

sábado, 11 de agosto de 2018 · 19:55
Yeidckol Polevnsky, su actual dirigente, lo reconoce: luego de las derrotas de López Obrador en 2006 y 2012, Morena nació como una estructura para defender el voto y ser plataforma personal del tres veces candidato. Ahora, la cabeza de la coalición que arrasó en las elecciones del 1 de julio tiene la tarea de convertirse en un auténtico partido político, uno que llene las aspiraciones de una izquierda que se sintió defraudada, según análisis de Martí Batres, por el PRD. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El 9 de julio de 2014 el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) irrumpió en el escenario electoral. No había llegado a su cuarto aniversario cuando los comicios del 1 de julio lo convirtieron en una fuerza política sin precedente: ganó 52% de los votos en la elección presidencial, 55 de 128 senadores, 188 de los 500 diputados federales y mayoría en 18 de 26 congresos locales. “Nuestra tarea es institucionalizar al partido, porque los partidos son como los niños, como una empresa que acaba de empezar o como una organización que inicia, que todavía está en construcción”, resume Yeidckol Polevnsky, secretaria general en funciones de presidente de Morena, en entrevista con Proceso. Los resultados electorales hicieron a Morena un ente complejo: su estructura quedó rebasada por las de otras fuerzas políticas que llegaron a cargos de elección popular, carece de homogeneidad ideológica e identitaria y por si fuera poco, tiene perfiles ciudadanos poco experimentados en el quehacer público, admite Polevnsky. Luego explica el desarrollo: por las derrotas de López Obrador en 2006 y 2012 sabían que necesitaban una estructura para defender el voto. Afirma que si bien López Obrador concibió la fundación de Morena como partido y no sólo como plataforma personal, la mayoría de sus miembros se dedicaron a construir dicha estructura, única forma de evitar el fraude. “Ser un movimiento nos hacía testimoniales. Podíamos hablar, quejarnos, denunciar, protestar y hasta ser escuchados; pero hacer los cambios que queremos no era una realidad y la única forma era convertirnos en partido y gobernar”, expone. La prioridad partidista, afirma, es la profesionalización de su clase dirigente y de su base, así como dotar de una identidad homogénea al partido. Además debe hacer crecer su militancia, que considera escasa pues en sus datos, los partidos de Juntos Haremos Historia cuando mucho suman cuatro millones de militantes, de los cuales alrededor de tres millones corresponden a Morena. “Esto quiere decir que nuestra militancia representa menos de 10% de la votación… 90% de la votación no es militante. Así que tenemos la gran experiencia de ganar la elección con un porcentaje alto y muy poca militancia, lo que nos lleva a estar claros en que hubo una enorme simpatía pero que ésta no es corporativa y depende de nuestros resultados”. Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2180, ya en circulación.

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