CIUDAD DE MÉXICO. (apro) Al rendir su sexto informe de gobierno, el presidente Peña Nieto reconoció que no cumplió con el objetivo de garantizar seguridad para la sociedad mexicana. El mandatario detalló que durante los primeros años de su administración se tuvo éxito en la reducción de las capacidades del crimen organizado y la detención de líderes de cárteles. No obstante, estas acciones, refirió Peña, hicieron que proliferaran pequeños grupos delictivos en diversos municipios que al no contar con capacitación y recursos dificultaron su combate. Indicó que, aunque en 2014 propuso al Congreso la creación de 32 policías estatales bajo el modelo de mando ùnico, esta fue rechazada, por lo que para que se tenga éxito en el combate a la inseguridad y garantizar el estado de derecho se debe privilegiar esta reforma y la aplicación constante de recursos públicos. En ese tenor, el mandatario hizo un reconocimiento a la labor que las fuerzas armadas y federales realizan para garantizar la seguridad de ciudadanos. Por otra parte, el presidente señaló que uno de los grandes avances para la impartición de justicia fue la implementación del nuevo sistema penal acusatorio. Aunque reconoció que éste es perfectible, sostuvo que su aplicación es fundamental para que los mexicanos accedan a una justicia pronta y equitativa. En materia de anticorrupción, Peña afirmó que hizo todo lo posible para desterrar dicha práctica del gobierno y para ello impulso la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), entre otras acciones. “Respondimos para desterrar la corrupción de la vida pública con el Sistema Nacional Anticorrupción, el Sistema de Transparencia y la Ley de Mejora Regulatoria”, detalló. El presidente de la República destacó que el legado de su sexenio será la creación de reformas estructurales. Indicó que algunas han sido impopulares, sin embargo, afirmó que su implementación era necesario para lograr una transformación institucional del país y con ello hacer frente a las exigencias de un entorno globalizado.