El estadio Olímpico Universitario cumple este miércoles su 67 aniversario

martes, 19 de noviembre de 2019 · 20:18
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El estadio Olímpico Universitario, considerado el recinto deportivo más significativo de la UNAM y declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, celebra 67 años de vida este miércoles 20 de noviembre. La UNAM recordó que la primera piedra del coso fue colocada el 7 de agosto de 1950 en una hondonada del Pedregal de San Ángel y sólo ocho meses después, el 20 de noviembre de 1952, abrió sus puertas al público con motivo de la Ceremonia de Dedicación de la Ciudad Universitaria, encabezada por el exrector Luis Garrido y el entonces presidente Miguel Alemán. “En cada uno de sus rincones están grabadas las historias de triunfos con tinte épico, el recuerdo de derrotas que calan el espíritu, y la memoria de los títulos que forjaron la leyenda de los Pumas de la Universidad Nacional, tanto en futbol americano como soccer”, rememoró la UNAM en un comunicado. En su construcción, indicó, participaron más de 10 mil obreros que trabajaron las 24 horas del día, bajo la dirección de Augusto Pérez Palacios, Raúl Salinas Moro y Jorge Bravo Jiménez, quienes en colaboración con el entrenador de futbol americano Roberto Tapatío Méndez y el profesor Jorge Molina Celis, decano del atletismo universitario, estuvieron a cargo del proyecto arquitectónico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el 29 de junio de 2007. Pérez Palacios, artífice de la obra, estudió en la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso y en la Academia de San Carlos; de la que se recibió en 1933 con un proyecto de “Ciudad Universitaria” en los terrenos que pertenecían a la Hacienda de los Morales. Y en 1963 escribió El Estadio Olímpico. Ciudad Universitaria, donde relató la historia de la edificación, desde los pormenores del proyecto hasta los criterios estructurales. El texto fue ilustrado con planos, croquis y fotografías de Saúl Molina y de la Compañía de Aerofoto Mexicana. Legado del Milagro Mexicano La UNAM consideró la construcción de Ciudad Universitaria y del Estadio Olímpico como un legado del Milagro mexicano, pues fue durante este periodo entre 1940 y 1958 cuando la economía mexicana alcanzó un crecimiento superior al 6.5% que en 1943 permitió la adquisición de los terrenos donde ahora se encuentra. Sin embargo, fue en los albores de la década de los 50 que comenzó la construcción de la Ciudad Universitaria y de sus instalaciones deportivas: el Estadio Olímpico Universitario, la Alberca Olímpica Universitaria y el Frontón Cerrado, entre otras. Dos años, más tarde, el 20 de noviembre de 1952, en punto de las 5:30 de la tarde se dio paso a los II Juegos Juveniles Nacionales en el Estadio, que sólo nueve días después tuvo su primer clásico de futbol americano disputado entre los Pumas de CU y los Burros Blancos del IPN, que terminó con un marcador de 20-19, a favor de los felinos. De acuerdo con la UNAM, si es visto desde el aire, el Estadio Olímpico se asemeja a un sombrero de charro, pero para otros simula el cráter de un volcán, lo que adquiere sentido, pues está construido casi en su totalidad con base de mampostería de roca volcánica, con el objetivo de aprovechar al máximo el material propio del lugar, y desde su ubicación se observan el cerro del Ajusco y los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Un gran mural para el estadio de los universitarios En el lado oriente del Estadio luce el relieve mural La Universidad, Diego Rivera plasmó a sus 66 años, su obra “La familia y el deporte en México”, pues su relevancia dentro del movimiento muralista y en la pintura mexicana le asignaron un sitio en el magno proyecto plástico y cultural de Ciudad Universitaria. El altorrelieve del mural está constituido por piedras de colores naturales (tezontle, piedra de río, tecali y mármol, entre otras) aplicadas con cemento, directamente sobre el muro en talud, y es sólo una parte de la propuesta original, más ambiciosa, que consistía en recubrir la totalidad de los muros exteriores del recinto deportivo y su parte inconclusa sería trabajada con una técnica similar a la de los constructores de Mitla. En él, Rivera conjugó, de manera ecléctica el escudo de la Universidad Nacional como interpretación plástica del mestizaje y plasmo referencias a las raíces culturales prehispánicas, como las mazorcas de maíz, el nopal y la serpiente emplumada, junto a una valoración de los trabajadores anónimos y la conjunción de fuerzas sociales, que pretendieron constituirse en un referente nacionalista. El precursor del movimiento muralista definió la obra como escultopintura y la consideró la realización más importante de su vida como “obrero plástico”, pues en una declaración afirmo: “a mis posibilidades individuales de invención y construcción, a mi sensibilidad creadora, se han sumado 70 sensibilidades de obreros admirables, albañiles y canteros que son tan artistas como los 12 pintores y arquitectos que hemos trabajado juntos”. El artista también hizo obra en el interior del palco del rector, con la técnica de esgrafiado sobre pasta color óxido en las dos caras de un muro curvo de concreto. En el lado cóncavo dibujó el mural “La llama olímpica”; en la cara convexa, uno que simboliza la fundación de México-Tenochtitlán. Victorias azul y oro Como recinto deportivo, el Estadio Olímpico Universitario constituye un valioso documento de “piedra memorial”, considerado personaje y, a la vez, escenario de las glorias de los juegos clásicos del futbol americano y de gestas atléticas internacionales. Tan sólo en el siglo XX fue sede de importantes competencias deportivas, como los VII Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1954 y 1990; los II Juegos Panamericanos en 1955; la XIX edición de los Juegos Olímpicos en 1968; los VII Juegos Panamericanos en 1975; la X Universiada Mundial, en 1979, donde se disputó la final de futbol que ganó México; y el Mundial de Futbol México 1986. Además, en su interior la afición ha celebrado más de 20 campeonatos ganados por el futbol americano de la UNAM, y cuatro de los siete títulos obtenidos por los Pumas en la Primera División: 1977, 1981, 1991, Clausura 2004 y Clausura 211. Uno de esos momentos inolvidables, ocurrió el 20 de noviembre de 2010, cuando a 58 años de su inauguración y en el marco de los festejos del centenario de la Universidad Nacional, los Pumas CU consiguieron su vigésimo cuarto campeonato, frente a los Auténticos Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, con un marcador de 31-21.

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