Samir Flores, incansable defensor de la autonomía y el territorio

miércoles, 20 de febrero de 2019 · 14:58
CUERNAVACA, Mor. (apro).- Samir Flores Soberanes era un hombre sencillo que desde hace algunos años había fundado la radio comunitaria de Amilkcingo, la población donde nació. Heredero de las luchas sociales de la región, asumió el liderazgo en la defensa del territorio y la construcción de la autonomía comunitaria. Desde 2011 se opuso a la construcción del gasoducto que atravesó Puebla y Tlaxcala para luego internarse en el oriente morelense hasta llegar a Huexca, en Yecapixtla, donde pretenden alimentar la termoeléctrica con gas natural. Junto con los pobladores del oriente enfrentó la represión durante el gobierno de Graco Ramírez, que con toletes abrieron paso a la introducción de los tubos que transportarán el gas. Todavía el martes pasado, Samir dijo en un foro en Jonacatepec: “Es lamentable que un grupo de políticos corruptos, hemos tenido encuentros y platicas con ellos, y cuando están en el poder dejan que las cosas fluyan. Prefieren que las cosas continúen, por intereses propios. Compañeros, en Amilcingo desde 2012 que nos opusimos al gasoducto, desde entonces crearon un grupo de choque que hasta ahora sigue funcionando”. “Siguen estando ahí, siguen haciendo daño, siguen al servicio de los intereses del gobierno. Nos han fabricado delitos, han encarcelado a otros, han denostado a otros. Y quienes estamos aquí, para algunos pareciera que andamos persiguiendo dinero. Cuando nuestro interés es otro. Nos conocemos compañeros. Entonces compas, lo que tenemos que tener bien claro que más allá de que algunos puedan ser tentados por el poder, por el dinero, creo que los demás tenemos que seguir a donde queremos”, dijo. “Es inevitable que existe la dualidad, la traición. No puede existir lo bueno sin lo malo. El día sin la noche, lo dulce sin lo amargo. Pero entonces compañeros tenemos que seguir andando. Muchos compañeros se han quedado en el camino, se han rendido. Han fracasado, se han dejado convencer por ciertos intereses. Pero nosotros seguimos firmes. La comunidad de Amilcingo les sigue pesando. A pesar del divisionismo seguimos ahí. Nos han impuesto obra pública con dinero del gasoducto. No estamos de acuerdo con quienes han vendido su dignidad”, reprochó. “No podemos rendirnos, ojalá pudiéramos correr la misma suerte de los compas de Atenco, que aquí han estado. Ellos lograron la cancelación del aeropuerto, nosotros podemos también. De lo contrario, aquí estaremos compañeros para seguir luchando, organizados. No podemos permitir que se impongan esos políticos, que como decía el compañero, son malditos, porque ‘malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo pero que con sus hechos lo traicionan’”, concluyó. En agosto de 2014, Samir participó, como delegado de Amilcingo en la fundación de la Asamblea Permanente de Pueblos de Morelos (APPM), misma que desde el inicio fijó los dos objetivos eje de esa red de pueblos y comunidades: la defensa del territorio y la construcción de la autonomía comunitaria. Ambos, ad hoc con la lucha de Emiliano Zapata a principios del siglo XX y que dejó como principal herencia la defensa colectiva de la tierra, el agua y los montes. Durante la segunda sesión del Congreso de Pueblos de Morelos, en octubre de 2015, en la comunidad de Huexca, Samir y sus compañeros refrendaron su oposición a la termoeléctrica. En octubre de 2017, durante la sexta sesión del Congreso, en Ocotepec, al norte de Cuernavaca, unas horas después de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), presentara la propuesta públicamente de constituir un Concejo Indígena de Gobierno y lanzar a una mujer a la presidencia de la república, el reportero le preguntó sobre el tema. Samir Flores, un poco contrariado, dijo que el asunto tendría que ser consultado con las comunidades. No entendía bien por qué para ese momento, el EZLN proponía algo como buscar el poder por la vía electoral. Conocedor de las formas organizativas comunitarias, el joven activista dijo: “no puedo opinar, tengo que consultar a mi asamblea, a mi comunidad, para luego informar sobre esto”. En Amilcingo, además de la radio comunitaria que servía para mantener la cohesión, había fundado junto con otras compañeras y compañeros, una escuela los fines de semana. Ahí, a los niños y niñas de la comunidad eran regularizados en su desempeño escolar, en tanto que a los adultos y jóvenes, les organizaban talleres para reflexionar sobre la autonomía comunitaria y en la defensa del territorio. Samir era sobrino de Vinh Flores Laureano, un héroe popular de Amilcingo y quien propuso desde 1968 la creación de la Normal Rural que a la postre se instalaría y persiste en esa localidad. Luego, fue uno de los principales impulsores de la creación del municipio de Temoac, en el oriente de Morelos. Aunque no lo vio constituido, pues en septiembre de 1976 fue asesinado antes de que se efectuara una asamblea en Amilcingo. En octubre de 2017, el reportero le preguntó a Samir si era pariente de Vinh Flores. Se puso serio, casi apenado. Dijo que sí, pero que no le gustaba “usar el nombre” de su tío. “A nosotros no nos gusta usar el nombre de él. Nos sentimos orgullosos de su lucha y tratamos de seguirlo, pero otros han usado su nombre. Nosotros no”, dijo. El domingo 10 de febrero pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador acudió a Cuautla para presentar “su plan” respecto de la termoeléctrica de Huexca, Samir Flores encabezaba la protesta y el descontento por el incumplimiento de la promesa del mandatario, que en mayo de 2014 aseguró que la termoeléctrica era como “poner un basurero en Jerusalén”. Samir usaba un sombrero y con un megáfono gritaba junto con sus compañeros y compañeras: “Agua sí, termo no”. Pero no fueron escuchados. En respuesta, López Obrador llamó a los inconformes “radicales de izquierda” y de plano los calificó como “conservadores”. Proceso pudo captar en un video tomado ese día en Cuautla, el momento de la protesta.

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