Más impuestos a grandes empresas, clave para concretar la política social de AMLO: expertos
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Si pretende concretar su nueva política social e incrementar el gasto público, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador necesita recaudar más impuestos a las grandes empresas y a los detentores de las grandes fortunas del país, concordaron hoy expertos internacionales en materia fiscal.
“El Plan Nacional de Desarrollo (PND) requiere una gran movilización de recursos, llevo 30 años viendo temas de planificación en América Latina y en general fracasan por falta de recursos”, aseguró Ricardo Martner, otrora jefe de la Unidad de Asuntos Fiscales de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
México es el país con la menor recaudación de impuestos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): recauda apenas el equivalente a 16.2% del PIB --menos de la mitad del promedio del organismo--, cobra escasos impuestos a las empresas y es el más desigual de la organización, pues los cuatro personajes más ricos del país concentran el 9% del PIB.
Martner recordó que, en la última década, los gobiernos latinoamericanos aplicaron la misma receta neoliberal que consistió en disminuir los impuestos a las empresas con el pretexto de atraer inversiones extranjeras, y ello a sabiendas que lo anterior “nunca ha ocurrido en ningún país del mundo”.
En consecuencia, redujeron el gasto público e implementaron medidas de austeridad; redujeron los impuestos a las empresas y, para compensar, incrementaron el IVA, el cual golpea con mayor fuerza a los bolsillos de los hogares más humildes.
Recordó que la evasión fiscal generó pérdidas por al menos 6.7% del PIB para los estados de América Latina en 2015 –equivalente a 340 mil millones de dólares--, y señaló que los organismos tributarios sufren “grandes presiones” para que no fiscalicen a los detentores de grandes patrimonios –los oligarcas, en otras palabras--.
Martner forma parte de una delegación de activistas que aboga por una reforma a profundidad del sistema tributario global y que se encuentra en México para reunirse con legisladores –entre ellos Alfonso Ramírez Cuellar, diputado de Morena y presidente de la Comisión de Presupuesto-- y convencerles sobre la necesidad de empujar esta reforma.
Los expertos, que forman parte de la Comisión Independiente para la Reforma Internacional de la Fiscalidad Corporativa (ICRICT, por sus siglas en inglés), urgen a una mejor coordinación internacional para combatir la evasión y la elusión de impuestos.
Lo anterior, en el marco de una economía internacional cada vez más digitalizada, en la que las empresas transnacionales juegan con las fronteras y con los gobiernos para reducir a prácticamente nada sus obligaciones fiscales: más del 40% de las utilidades de estas compañías se encuentran en paraísos fiscales y el 85% de las inversiones mundiales transitan en algún momento por estas jurisdicciones offshore.
“En este contexto de tormenta, la población mundial no puede dejar que las corporaciones multinacionales no paguen impuestos”, refrendó Magdalena Sepúlveda Carmona, exrelatora especial de la ONU sobre pobreza extrema y derechos humanos.
La chilena estimó que el gobierno mexicano cometería un “grave error” si reformara su política social sin establecer a la par una mayor recaudación a las grandes empresas.
“Es muy importante enfatizar un crecimiento con equidad”, insistió, y añadió que la “estrategia del goteo” –según la cual la fortuna de los ricos se difumina en las sociedades-- no funciona.
Martner subrayó, por su parte, que los gobiernos latinoamericanos deberían dejar de otorgar regalos fiscales a las empresas multinacionales a cambio de que éstas inviertan en sus países.
Susana Ruiz Rodríguez, responsable de justicia fiscal en Oxfam Internacional, señaló que, a raíz de la crisis financiera internacional de 2008, los gobiernos profundizaron su adhesión a las políticas neoliberales: incrementaron las contribuciones de las familias en un 30% y redujeron las de las empresas en un 14%.
Con ello, empobrecieron a las familias y redujeron los recursos para administrar los Estados. En cambio, los ultrarricos se vieron muy beneficiados: en 2008, la revista estadunidense Forbes contabilizaba mil 62 personas cuya fortuna rebasaba mil millones de dólares. Once años después, la misma revista estima que existen 2 mil 153 multimillonarios en el planeta, y que éstos acaparan 8.7 billones de dólares.