La ACNUDH asesorará la creación de la Guardia Nacional

martes, 9 de abril de 2019 · 10:19
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con múltiples elogios a Michelle Bachelet, una defensa del militarismo mexicano por “su origen” revolucionario y popular, el gobierno de la república formalizó hoy un convenio para, declaradamente, inducir un “ADN” derechohumanista en la creación de la Guardia Nacional. En Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador, signó el convenio macro correspondiente con Bachelet, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), cuya oficina asesorará la integración del cuerpo recién aprobado en reforma constitucional y cuya integración será mayoritariamente de origen castrense.
“El Ejército siempre produce inquietud por la trayectoria de los ejércitos en el mundo. Es importante subrayar que el Ejército Mexicano es un ejército muy especial, en el concierto de las fuerzas armadas en el mundo, surge de la Revolución, es creado a partir de que se lleva a cabo un golpe de Estado”, expresó el mandatario para abundar en la revolución constitucionalista.
Inclusive fue más allá al exculpar al Ejército de los procesos represivos, incluido el de los estudiantes en 1968, al asegurar que cuando actuaron mal y se desviaron de su camino, fue por orden de mandos civiles, es decir, los presidentes. Expresidenta de Chile en dos períodos, Bachelet fue más cauta en su intervención, si bien saludó la inclusión del enfoque de derechos humanos que se procuraba a partir del convenio. En el acto participaron también el canciller, Marcelo Ebrard y el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, quienes fueron abundantes en elogios a Bachelet, lo mismo que el presidente López Obrador En sus respectiva intervenciones, Ebrard y Durazo, hablaron del cambio en la política de seguridad que se impuso desde hace 12 años. Ebrard fue insistente en la necesidad de imprimir el enfoque de los derechos humanos en el ADN de la Guardia Nacional. El canciller agregó que el cambio de política de seguridad, implica cambiar la idea de que el respeto a los derechos humanos entorpece la eficacia policial. En tanto, Durazo recordó que en los últimos doce años se han acumulado las muertes, desapariciones y otros delitos, muchas veces cometidos por agentes del estado.
“No creemos en los atajos de la violencia para la seguridad pública”, dijo.

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