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El relato de Camila, la mexicana de quien Raniere abusó desde los 15 años

El fundador de NXIVM mantuvo relaciones sexuales abusivas con Camila y sus dos hermanas, quienes se unieron a la secta NXIVM.
jueves, 29 de octubre de 2020 · 20:47

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “Todavía no tengo un concepto normal de familia, por cómo nos manipuló para separarnos”, dijo Camila, de 30 años de edad, de quien el líder de la secta NXIVM, Keith Raniere, abusó desde los 15 años.

Su testimonio fue clave en el juicio en el que se condenó al sujeto a cadena perpetua por tráfico sexual, pornografía infantil, esclavitud sexual de mujeres, entre otros delitos.

El fundador de NXIVM mantuvo relaciones sexuales abusivas con Camila y sus dos hermanas, quienes se unieron a la secta; su padre todavía apoya a Raniere y no acudió a escuchar la sentencia.

El acusado atrapó a la familia con los cursos de realización personal que vendía con el esquema de los Programas de Éxito Ejecutivo (ESP, por sus siglas en inglés).

En el juicio, de acuerdo con información difundida por el diario The New York Times, Camila --una de las tres hermanas víctimas de Raniere-- declaró estar tan traumada que ni siquiera puede pronunciar el nombre del indiciado. Contó que lo conoció a los 13 años, abusó de ella en 2005 y sostuvo una relación durante 12 años. 

Abusó de ella física y emocionalmente, y dijo que, demás tener sexo con ella a su corta edad, le tomó fotografías desnuda.

“Quería que creyera que yo sólo valía por cómo él se sintiera sobre mí. Me ha costado mucho tiempo procesar el trauma que me causó”, narró la mexicana, la primera en hablar durante la audiencia.

Tras relatar que quiso suicidarse en una ocasión, dijo que el indiciado las obligó a abortar cuando se embarazaron, aunque su hermana Mariana, convertida en la “mujer del líder”, sí tiene un hijo con Raniere. En 2017, el círculo íntimo de este sujeto armó que Mariana recibiera 500 mil dólares --mediante un fideicomiso-- para su hijo, según los fiscales.

Cuando Raniere supo que Camila quiso quitarse la vida, contó que él le dijo: “¿Sabes lo malo que podría haber sido para mí si te hubieras matado?”.

“Me robó mi juventud. Usó mi inocencia para hacer lo que quiso conmigo. Aún tengo problemas en identificar el límite entre una relación normal y una abusiva, pero aprendí que la sobrevivencia es instintiva, incluso en las circunstancias más retorcidas”, señaló la mujer, quien dejó el culto en 2017.

En la audiencia se presentaron documentos para demostrar el control de Raniere sobre Camila con mensajes como: “Si quieres que vaya esta noche, lo haré con estas condiciones: no habrá conversación”, o “me esperarás en la puerta con el atuendo que creas que sería más sexy para mí”.

En 2015, Raniere creó la subsecta secreta Dominus Obsequious Sororium (señor sobre las mujeres esclavas, o DOS) y reclutó a Camila. Ella y otras mujeres declararon que les decían “esclavas” y las obligaron a participar en una ceremonia donde les marcaron las iniciales de Raniere cerca de la pelvis. Fueron designadas para tener relaciones sexuales con él. Les pidieron entregar fotografías de ellas desnudas, para difundirlas si eran desobedientes.

La división de la familia de Camila fue usada como ejemplo para conocer el nivel de adiestramiento de Raniere sobre sus seguidores, pues puso a esposos contra esposas, hijos contra sus padres, haciéndoles creer que siguiendo un plan de estudios podrían solucionar todos sus problemas, desconfiando de los medios de comunicación, médicos, expertos o cualquiera que calificara a NXIVM como secta.

“Mido 5 pies (1.52 metros). Su meta para mí era que pesara 100 libras (45 kilos) o menos. Me robó mi juventud”, indicó Camila, y sostuvo que el sujeto criticaba mucho el peso de las mujeres, las orillaba a comer 500 calorías diarias, mientras él lo hacía opíparamente.

El juez Garaufis se conmovió tanto con el testimonio de la víctima que lo citó en diversas ocasiones antes de sentenciar a Raniere a cadena perpetua.

Daniela, la otra hermana, declaró que a los 18 años tuvo una relación con Raniere y quedó embarazada, pero fue orillada a abortar, como una oportunidad para que perdiera peso, un requisito impuesto por este hombre para las mujeres de la secta. Cuando empezó a tener sentimientos por otro hombre, Raniere ordenó que la encerraran en una habitación de la casa de su familia por dos años, dormía sobre una almohadilla de espuma en el suelo y pasó meses sin estar en contacto con otras personas.

Adrián, el hermano, mostró su arrepentimiento por participar en el tortuoso confinamiento de Daniela. Por lealtad a Raniere, rechazó a su madre por tres años cuando ésta renunció a NXIVM. Dijo que no ha podido superar el adoctrinamiento del líder de la secta.

La familia de Camila

Pese al testimonio de Camila, su padre, Héctor, le escribió al juez una carta en apoyo a Raniere:

“Siempre honraré, seré respetuoso y estaré agradecido con Raniere. Cuando pienso en él, las palabras que me vienen a la mente son: honestidad, integridad, una inteligencia brillante, siempre dispuesto a ayudar y enamorado de la humanidad”.

El juez del Tribunal de Distrito Federal de Brooklyn, Nicholas G. Garaufis, se dijo incrédulo de que un padre siguiera apoyando al abusador de sus propias hijas.

Adriana, la madre, no opinó igual:

“Raniere violó y denigró a mis tres hijas al mentirles, manipularlas y engañarlas”, y aseguró que su hija Mariana y el padre de ésta “algún día volverán a ser ellos mismos”.

La familia de Camila vivía en una ciudad ganadera en San Luis Potosí, donde el padre, Héctor, tenía una fábrica de herramientas de minería. A principios del año 2000 se enteró de la existencia NXIVM, que reclutó a sus cuatro hijos, uno por uno.

Aunque la secta tenía su sede en Albany, Nueva York, contaba con una filial en México, denominada ESP, que dirigía Emiliano Salinas Occelli, hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari, y su socio era Alejandro Betancourt Ledesma. Vendían cursos y seminarios de desarrollo personal y profesional en 8 mil pesos.

 

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