OAXACA, Oax. (apro).- La diputada local Delfina Elizabeth Guzmán Díaz propuso al Senado de la República otorgar la medalla Belisario Domínguez al recientemente fallecido obispo Arturo Lona Reyes, por sus aportaciones al desarrollo y toma de conciencia de los pueblos originarios zoques, chontales, mixes, zapotecas y huaves.

Luego de pedir un minuto de silencio en memoria del prelado emérito de la Diócesis de Tehuantepec, quien murió el pasado 31 de octubre, a unas horas de cumplir 95 años de edad, la legisladora morenista habló de la encomiable labor que el Obispo de los Pobres realizó entre los pueblos indígenas del Istmo de Tehuantepec, donde sufrió 11 atentados por enfrentarse al caciquismo político y defender los derechos de los migrantes y los desposeídos.

En la sesión de la Diputación Permanente, Guzmán Díaz recordó que Lona Reyes trabajó a favor de campesinos, productores de café y toda aquella persona que necesitara ayuda espiritual y material, teniendo como fuente de inspiración nuevos conceptos como la solidaridad y la justicia, provenientes de la teología de la liberación.

Asimismo, resaltó la dedicación del obispo hacia quienes en la región istmeña han estado necesitados de justicia, así como la defensa y promoción del desarrollo social y los derechos humanos.

El prelado formó parte de la constelación de obispos que aplicaron la teología de la liberación, entre ellos Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz García y Bartolomé Carrasco Briseño.

Comprometido con las luchas sociales de esta época, Lona Reyes conformó el Centro de Derechos Humanos Tepeyac, al lado de un nutrido grupo de sacerdotes y religiosas que han sido forjadores de una conciencia ciudadana de dignidad, independencia y rectitud, sin dejar de promover el verdadero amor por sus semejantes.

Aunque el jerarca católico nació en Aguascalientes el 1 de noviembre de 1925, adoptó a Oaxaca como su tierra para seguir impulsando proyectos productivos entre la comunidad indígena.

Lona Reyes fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1952 y consagrado obispo de Tehuantepec en la misma fecha, pero de 1971, por Paulo VI, sin embargo, renunció a ese cargo en 2001 al cumplir con la edad permitida en el clero católico.

Fungió como presidente de la Comisión Episcopal de Indígenas, en 1972, y fue fundador del Centro de Derechos Humanos Tepeyac de Tehuantepec, razón por la que en 2008 fue galardonado con el XVI Premio Nacional de Derechos Humanos "Don Sergio Méndez Arceo", como "reconocimiento a toda una vida entregada en la defensa y promoción de los derechos humanos de los pobres e indígenas de Huejutla, Hidalgo, y en Tehuantepec, Oaxaca".