La pandemia, 'un alto riesgo para las mujeres y las niñas” en Latinoamérica: Bachelet
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó que niñas y mujeres pueden verse “desproporcionalmente afectadas” por los impactos de la contingencia sanitaria.
Durante su participación virtual en el “Diálogo Interamericano sobre el covid-19 en los Derechos Humanos de las mujeres y niñas en América Latina”, la funcionaria de la ONU recordó que, siendo el continente con las mayores desigualdades económicas, “una vez más las mujeres se verán especialmente afectadas”.
En América Latina, añadió, la pandemia representa “un alto riesgo para las mujeres y las niñas, no debido a la vulnerabilidad inherente, sino por la preexistencia de la discriminación y la inequidad”, situación que sufren particularmente las mujeres que trabajan en el sector informal, las trabajadoras domésticas, las indígenas, las afrodescendientes, las mujeres con discapacidad, las migrantes, las mujeres con VIH, y con orientación sexual e identidad de género diversa.
Bachelet lamentó que “la actual crisis ha estado acompañada por un aumento de violencia de género”, situación observada “especialmente en lugares donde las cuarentenas, el aislamiento y otras medidas restrictivas han sido adoptadas”.
Al señalar que en estas circunstancias las mujeres tienen dificultades para tener asistencia, por estar confinadas con el abusador y porque los servicios de ayuda están menos disponibles, destacó que América Latina no es ajena a esta situación, sobre todo considerando que “los niveles de violencia de género, incluidos los feminicidios, están entre los más altos del mundo”.
Durante su participación en la conferencia virtual, la Alta Comisionada compartió datos preocupantes sobre la violencia de género: en Brasil, las agresiones contra las mujeres se han incrementado en 50% durante la cuarentena; en Argentina, las llamadas de auxilio a una línea especializada en atención a mujeres aumentaron 60% desde que comenzó la cuarentena, mientras que en Perú las limitadas capacidades de los centros de emergencia han dejado muchos casos sin atender.
“Para abordar la problemática, los servicios de apoyo deben declararse esenciales y permanecer abiertos; deben establecerse sistemas accesibles para alertar a las autoridades y proteger a las víctimas, y las víctimas deben estar informadas sobre los servicios disponibles”, recomendó la funcionaria de la ONU, luego de mencionar las buenas prácticas para proteger a las mujeres en Argentina y Costa Rica.
De igual manera, resaltó que, de acuerdo con un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “la pandemia provocará la mayor depresión de la actividad económica en la historia de la región: una caída de -5.3% en 2020”.
En ese sentido, la vulnerabilidad de las mujeres es muy alta, toda vez que la mayoría trabaja en sectores informales y con bajos salarios, y casi el 40% “están empleadas en áreas que han quedado muy afectadas, como el turismo, el comercio, restaurantes, hoteles y trabajo doméstico”, apuntó la expresidenta de Chile.
En países como Bolivia, Guatemala y Perú, “el 83% de las mujeres están empleadas en el sector informal y sin protección social”, situación que se replica entre las indígenas cuyo “sustento está en riesgo y la amenaza de hambre se está volviendo real”.
En el caso de las mujeres indígenas y afrodescendientes, Bachelet agregó que enfrentan obstáculos para “acceder a los cuidados de salud e información”, dado que muchas de ellas viven en áreas rurales y no tienen acceso a internet, electricidad ni transporte público, y en medio de la pandemia no tienen información en su idioma, situación que afecta particularmente a las adultas mayores.
Tras detallar que en América Latina la mitad del personal médico y más del 80% del personal de enfermería son mujeres, la Alta Comisionada advirtió: “Como cuidadoras en el hogar y en los hospitales, las mujeres corren el riesgo desproporcionado de infección”.
También alertó sobre los efectos de la crisis sanitaria en la salud sexual y reproductiva de mujeres y niñas, quienes podrían ver socavados sus derechos ante la sobrecarga de los sistemas de salud, “la reasignación de recursos y la escasez de insumos médicos”, impactos negativos que ya se aprecian en Honduras, donde hay desatención en los servicios prenatales y post natales, así como en Guatemala, donde “las parteras indígenas, que desempeñan un papel crucial en sus comunidades, carecen de productos básicos para combatir el covid-19, incluidos alcohol, gel y jabón”.
La representante de la ONU reconoció que, ante la pandemia, “los derechos de todos tienen que ser protegidos”, pero “mientras el virus no discrimina, sus impactos sí, y las mujeres y las niñas son desproporcionadamente afectadas”, recalcó.
En su discurso, la Alta Comisionada se refirió también a otros temas de preocupación de su oficina sobre violaciones a derechos humanos cometidos en la región en el contexto de la pandemia.
Por ejemplo, lamentó la vulnerabilidad en que se ha dejado a la población migrante en América Latina, en particular aquellos que han dado positivo a covid-19 y han sido retornados a sus países, como ocurre con migrantes guatemaltecos deportados de Estados Unido, en tanto que en México están “enfrentando una creciente discriminación, con comunidades locales que establecen barricadas para evitar su retorno”.
En el caso de nuestro país, también reprobó la discriminación contra “ciertos grupos nacionales y étnicos, contra quienes son sospechosos de tener la covid-19 y contra los trabajadores de la salud”.
Bachelet llamó a evitar hacer “un uso excesivo de la fuerza” para reprimir las protestas en demanda de derechos básicos, como las ocurridas en Honduras, Colombia y Venezuela, donde se ha registrado escasez de alimentos, agua y medicamentos, y “la falta de transparencia sobre la situación”.