Universitarias de Nayarit piden medidas urgentes ante riesgos por el confinamiento

sábado, 9 de mayo de 2020 · 16:34
TEPIC, Nay. (proceso.com.mx).– Académicas de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) solicitaron al rector, Jorge Ignacio Peña González, establecer mecanismos para enfrentar riesgos y disminuir la vulnerabilidad de las trabajadoras universitarias durante el confinamiento por la pandemia del covid-19. Las medidas de distanciamiento social trastocaron las actividades universitarias, situación que transforma las condiciones laborales, con un aumento sustancial a la carga de trabajo, advirtieron a través de un documento las profesoras, investigadoras y administrativas Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara, Ma. del Rocío Figueroa Varela, Dalinda Isabel Sandoval Acosta, Fabiola González Román, Xóchitl Angélica Arreola Ávila, María del Refugio Navarro Hernández, Laura Isabel Cayeros López, Laura Elena Arellano Rivera, Karina Pérez Robles, Karen Aidé Aguayo Mota. Expusieron: “El trabajo académico se intensifica. Se espera que las mujeres sigan desarrollando asesoría, docencia, gestión, investigación, tutoría, administración, sin horario laboral específico, por lo que la carga laboral se ha incrementado sustancialmente, puesto que todo el tiempo se convierte en disponible para el trabajo”. Además, “se tienen que hacer adecuaciones a los programas de las unidades de aprendizaje con el fin de dar opciones para la formación del estudiantado en la educación virtual. A ello deben agregarse las dificultades para localizar a quienes integran los grupos de clase, ya que se carece de registros institucionales que permitan su localización, más allá de la presencia física”. Así también, hicieron notar que la institución no tiene programas específicos para la dotación de herramientas necesarias para el trabajo a distancia, por lo que se trabaja con aquellos dispositivos que se tienen en casa, negociados con integrantes de la familia, con quienes también se negocian los horarios y espacios de trabajo. Además, se hace evidente que la brecha digital se agranda entre las estudiantes en sectores vulnerables, provocando retraso en su aprendizaje. Otro de los aspectos abordados fue el relacionado con el trabajo administrativo, que “no se detiene, lo que significa que necesitamos tener en casa computadoras, acceso a sistemas internos, equipo de escaneos (ya que la administración no recibe nada físicamente); formas para realizar los pagos puesto que algunas dependencias no realizan transferencias de dinero. El equipo y documentación que se trasladó de la oficina a la casa requiere espacio dentro del hogar que, en la mayoría, se carece”. En tanto, “quienes realizamos investigación tenemos que adecuar los proyectos debido a la imposibilidad de ejercer actividades programadas, tales como movilidad, estancias, trabajo de campo, lo que afecta diversos rubros, así como el desarrollo general de los proyectos”. En el caso de las mujeres (administrativas, académicas, estudiantes) se incrementan los trabajos de cuidado de personas enfermas, mayores de edad y personas discapacitadas, puesto que el resto de familiares no puede acudir a colaborar en la ayuda debido al confinamiento. “Al trabajo del hogar deben agregarse las nuevas labores de sanitización que se deben realizar regularmente y el seguimiento de ‘escuela en casa’ para la niñez que acude a algún grado escolar, lo que implica inversión de tiempo, interactuar en redes de madres de familia para identificar cuáles tareas se asignan y asegurarse que son recibidos por el profesorado. Las tensiones en los hogares por la falta de corresponsabilidad de los varones, da lugar a agresiones, disgustos, malestares. Ello, además significa riesgo sanitario que repercute en la salud física y mental por sobrecarga”. La actual situación, añadieron, recrudece la desigualdad de la preeminencia de los varones, para quienes el confinamiento ha significado mayor tiempo de ocio y productivo, mientras que puede exacerbar mayor violencia contra las mujeres universitarias en el ámbito cibernético. “El confinamiento en casa genera condiciones de violencia contra las mujeres derivado de la convivencia forzosa de distintas generaciones en espacios reducidos. Aunque los estudiantes, mujeres y hombres, con quienes seguimos en contacto, refieren sufrir en algunos momentos depresión, tristeza, frustración, enojo, agobio, sin duda, son las estudiantes mujeres las que se encuentran en mayor indefensión. Ello derivado, en gran parte, de la convivencia continua con agresores y maltratadores. Las mujeres tenemos que mediar en la agudización de esta violencia, prácticamente sin apoyo”. Por lo anterior, propusieron establecer una Instancia de Igualdad con espacio, infraestructura y recursos, que cree, diseñe e implemente políticas universitarias para transformar las condiciones de las mujeres tanto en el periodo que dure el confinamiento como cuando concluya. También plantearon crear una Defensoría de Derechos Universitarios en casos de violencia de género que dé seguimiento a quejas y demandas de las universitarias, elaboradas antes del confinamiento y las que resulten de él y articule acciones con distintos actores dentro y fuera de la Universidad. Entre otras cosas, propusieron una línea telefónica específica para atender casos de violencia de género, que otorgue respuesta eficaz a las llamadas y acompañe en el proceso a las universitarias, al tiempo de tener vínculos expeditos con las autoridades correspondientes para actuar con eficacia. Se pronunciaron por establecer una campaña masiva dirigida a los hombres universitarios destinada a promover la corresponsabilidad de las tareas en el hogar, así como impulsar la convivencia pacífica y prever la atención a la violencia agresiva. Por último, demandaron que se flexibilicen las normas de medición de productividad y rendimiento académico, así como que se incorporen medidas colegiadas para flexibilizar la evaluación del aprendizaje de las unidades curriculares priorizando la calidad educativa y no los procesos administrativos.

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