CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Alrededor de 1.4 millones de estudiantes no regresarán a clases en el ciclo escolar 2020-2021 en México debido a la contingencia sanitaria, esto de acuerdo con el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio, publicado el día de hoy, estima que un 15.55% de los alumnos no continuarán sus estudios en el nivel medio superior, el mismo porcentaje que se proyecta en la matrícula de jóvenes registrados en educación superior y posgrado. Cabe resaltar que el informe no abarca a los alumnos de primaria, pues tradicionalmente no ha habido abandono escolar en el nivel básico en México.
En un mensaje de video para presentar el documento de políticas sobre la educación y el covid-19, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, sostuvo que éste es un momento definitivo para los niños y jóvenes de todo el mundo, ya que el cierre de escuelas debido a la pandemia ha afectado a cerca de 1,600 millones de estudiantes de todas las edades y en todos los países, con repercusiones inmediatas y de largo plazo en ámbitos como la nutrición y el matrimonio infantil, así como la igualdad de género.
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De acuerdo con las proyecciones de las Naciones Unidas, casi 24 millones de estudiantes desde primaria hasta universidad podrían abandonar las clases a causa del impacto económico de la crisis sanitaria, el cual ha exacerbado las disparidades que ya existían en la educación.
En el documento de políticas, Guterres exhortó a evitar que la crisis de aprendizaje que ya existía se convierta en una calamidad irreparable, ya que aun antes de la pandemia los países de renta baja y media tenían un déficit de 1.5 billones de dólares anuales en el rubro educativo, mismo que habría aumentado hasta en un 30%.
Ante el escenario al que se presenta la educación, el secretario hizo una serie de recomendaciones a los gobiernos, entre las que destacó reabrir las escuelas de manera segura, consultando y tomando en cuenta a todos los actores implicados, incluidos los padres de familia y los trabajadores del sector de la salud, en cuanto los gobiernos hayan controlado la transmisión local de covid-19.
Por otra parte, pidió que se dé prioridad a la educación en las decisiones presupuestales incrementando sus partidas, resaltando que “es fundamental que la educación esté en el centro de los esfuerzos internacionales de solidaridad, desde la gestión de la deuda y las medidas de estímulo a los llamamientos humanitarios mundiales y la asistencia oficial para el desarrollo”.
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Asimismo, resaltó que las iniciativas de educación deben llegar a quienes corren mayor riesgo de quedarse atrás, como las personas en situaciones de emergencia o crisis, los grupos minoritarios, los desplazados y las personas con discapacidades.
Finalmente recomendó se dé un salto hacia sistemas progresistas que impartan educación de calidad para todos como una vía para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto, comentó, requerirá inversiones en la alfabetización y la infraestructura digitales, además del reforzamiento de los vínculos entre los sectores formal e informal de la educación.
Guterres señaló que las decisiones que los gobiernos y asociados tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios. Asimismo, declaró que ahora que el mundo enfrenta niveles insostenibles de desigualdad, se necesita del “gran igualador” que es la educación más que nunca. “Debemos tomar medidas audaces ahora, a fin de crear sistemas educativos de calidad, inclusivos y resilientes, adecuados para el futuro”, concluyó.