Desaparecidos

Sandra rastrea por cielo y tierra a su padre José Francisco, taxista que hizo un servicio y desapareció

José Francisco Anguiano Gaitán, de 61 años, conductor del taxi número 5 del sitio Puerta de Hierro, salió el 30 de octubre a realizar un servicio al municipio de Comala y ya no regresó.
martes, 30 de noviembre de 2021 · 21:19

COLIMA, Col. (apro).- En el último mes, a raíz de la desaparición de su padre, Sandra Verónica Anguiano ha experimentado el más angustiante insomnio de su vida. Algunas noches las ha pasado prácticamente sin dormir, cavilando sobre la incierta situación que durante este tiempo podría estar padeciendo el hombre, quien necesita una dosis diaria de insulina para el tratamiento de su diabetes.

José Francisco Anguiano Gaitán, de 61 años, conductor del taxi número 5 del sitio Puerta de Hierro, salió el 30 de octubre a realizar un servicio al municipio de Comala y ya no regresó.

Su hija está desesperada porque a pesar de contar con algunas evidencias aportadas por la familia —que a su juicio podrían ayudar a esclarecer los hechos y encontrar a José Francisco—, la Fiscalía General del Estado (FGE) se ha movido con suma lentitud en las investigaciones del caso.

“Están muy lentos y la verdad es que esto es de vida o muerte para una persona; queremos que se agilicen las cosas, porque sabrá Dios qué situación esté viviendo ahorita mi papá”, señala la mujer.

Taxista durante más de cuatro décadas, José Francisco Anguiano había obtenido años atrás una concesión del gobierno estatal para prestar el servicio y, desde entonces, trabajaba el turno vespertino en su propio vehículo, con el apoyo de una conductora por las mañanas.

El día de su desaparición salió de su domicilio, en la colonia Loma Bonita, municipio de Villa de Álvarez, alrededor de las 14:30 horas. Había recibido una llamada de una clienta que le pidió ir por ella a la cabecera municipal de Comala, a menos de diez kilómetros de distancia. El recorrido realizado a partir de entonces quedó registrado parcialmente en varias cámaras de videovigilancia ubicadas en diversos puntos de ambos municipios.

José Luis Anguiano, hermano de la víctima, tuvo la oportunidad de revisar los videos en las instalaciones de la FGE. Explica que en las imágenes se aprecia el momento en que el taxi es abordado en el jardín de Comala por cuatro personas: dos hombres y dos mujeres, entre éstas quien le hizo la llamada.

El vehículo retornó a la carretera con dirección a Villa de Álvarez, pero al llegar a la Glorieta de los Perritos Bailarines dio vuelta a la izquierda y enfiló sobre el Tercer Anillo Periférico para doblar nuevamente por la avenida Akolliman, rumbo a la colonia Villa Izcalli, y al final tomó un camino hacia el poblado El Chivato y se perdió.

Cuando más tarde volvió a aparecer en cámaras, por la carretera de las comunidades Chiapa y Ocotillo, el taxi ya no era conducido por José Francisco, quien no se veía entre los tripulantes. “No sabemos si lo llevaban en la cajuela”, comenta su hermano.

El automóvil retomó el Tercer Anillo Periférico hacia el poniente, circuló por un tramo de la carretera a Minatitlán, se desvió por una brecha hacia la comunidad La Esperanza, municipio de Coquimatlán, y a las 17:19 horas desapareció su rastro.

A partir del momento en que sus familiares se dieron cuenta de que José Francisco no regresaba a su casa, empezaron a buscarlo. El domingo 31 su hija acudió a las instalaciones de la FGE en Villa de Álvarez a presentar la denuncia ante el Ministerio Público, que al final quedó radicada en la mesa de Desaparecidos, expediente 356/2021.

Desde los primeros días, Sandra Verónica no ha dejado de acudir frecuentemente a la Fiscalía a preguntar por avances en las investigaciones, pero hasta ahora no ha recibido noticias alentadoras. Ante esto, los familiares, amigos y colegas taxistas del desaparecido no han cruzado los brazos esperando a que las autoridades resuelvan el asunto.

Sandra Verónica refiere que se han organizado, con el apoyo de colectas económicas, para realizar por su cuenta búsquedas en brechas, veredas, predios y comunidades ubicadas en las zonas aledañas al recorrido realizado por el taxi de su padre, conforme a lo mostrado por las cámaras de videovigilancia. Además, contrataron un vuelo en avioneta para buscar desde el aire, pero no han obtenido resultados.

Días después alguien dijo haber encontrado, y entregó en la alcaldía de Coquimatlán, los gafetes que acreditan como conductores de taxi al desaparecido y a la mujer que cubría el turno matutino, aunque esa pista tampoco ha sido útil para encontrar a José Francisco ni al vehículo.

—¿La Fiscalía ha buscado a su padre? —se le pregunta.

—Me dijeron que han hecho recorridos para buscarlo, pero la verdad no me consta. Igual me pueden decir que siguen con la investigación, pero a mí no me consta porque realmente no se ha avanzado mucho.

Desde el principio la Sandra Verónica revisó los papeles de su padre en busca de posibles pistas que condujeran a su localización. Encontró varios números telefónicos de personas a las que José Francisco brindaba el servicio con cierta frecuencia y se puso a llamar uno por uno, preguntando si habían requerido el servicio el día de la desaparición.

Una mujer aceptó haber sido quien llamó al taxista para pedirle el traslado de Comala a El Chivato, aunque aseguró que ella y sus acompañantes se quedaron en ese poblado y el conductor supuestamente regresó solo.

Sin embargo, con base en el nombre que José Francisco tenía relacionado con ese número telefónico, su hija encontró en la red social Facebook un perfil coincidente del que descargó fotografías que, comparadas con las imágenes de las cámaras de videovigilancia, permitieron corroborar que la mujer iba en el taxi cuando éste ya no era conducido por su propietario.

Mientras tanto, Sandra Verónica y su esposo se dedicaron a llamar durante varios días al número telefónico del padre de ella, hasta que una semana después alguien contestó y colgó casi enseguida. Entonces enviaron mensajes informando las implicaciones de tener ese teléfono. Por escrito, una persona respondió que había comprado el aparato, en la colonia Francisco Villa de la ciudad de Colima, a una mujer de la que dijo su nombre y es el mismo de quien pidió el servicio al taxista antes de la desaparición.

“Dijo que si lo queríamos podía entregárnoslo a cambio de 200 pesos, porque no quería problemas, le respondimos que sí nos interesaba, pero después apagó el teléfono y ya no ha vuelto a contestar mensajes”, comenta la hija de José Francisco.

Añade que desde el cinco de noviembre entregaron a la fiscalía datos, fotografías, capturas de pantallas y toda la información que han logrado reunir, con la esperanza de que la mujer que ya se encuentra identificada sea llevada a declarar para que informe donde se encuentra el desaparecido y quiénes son los demás implicados, pero hasta la fecha esto no ha ocurrido.

Únicamente el jueves 25 el Ministerio Público le envió a la probable responsable un citatorio para que acudiera a declarar, pero no se presentó.

“Queremos que detengan a esa persona para que diga qué es lo que pasó, porque ella es la única que sabe dónde está mi papá y eso es lo que nos urge saber; los agentes dicen que necesitan una orden de un juez, pero creemos que la Fiscalía ya tiene muchas pruebas para solicitarla o al menos para emitir una orden de presentación, porque lo más seguro es que se anda escondiendo”.

Sandra Verónica indica que la FGE tiene la obligación de agilizar las investigaciones para encontrar a la presunta implicada, “si nosotros pudiéramos, se las llevaríamos también, como casi todas las pruebas, que nosotros se las hemos dado”.

Cuenta que la familia ha vivido en la desesperación y la incertidumbre desde que desapareció José Francisco. “No duermo nomás de estar pensando qué estará pasando él, lo que está viviendo, porque imagínate si nosotros nos sentimos desesperados, él cómo ha de estar, por eso queremos que den esa orden para que declare esa persona y que podamos dar con mi papá y saber qué es lo que pasó”.

Además de conducir el taxi, José Francisco, conocido popularmente como “Juárez”, tiene la afición de preparar carnitas y elaborar birria junto con su hermano José Luis, quien es propietario de una carnicería.

“Mi papá —puntualiza Sandra Verónica— es una persona humilde, muy trabajadora, que no tenía problemas con nadie; al contrario, si le pedías un favor y en sus manos estaba te ayudaba; por eso es apreciado y estimado por mucha gente que lo conoce”.

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