ESPECIAL DE INDEPENDENCIA

El altar a Morelos, olvidado y lleno de polvo

La vieja casona de los virreyes en Ecatepec donde se encuentra la Casa de la Cultura José María Morelos y Pavón se convirtió en refugio de vándalos. El viejo "altar a la patria" sólo está acompañado por un polvoriento féretro de madera y una bandera tricolor.
lunes, 13 de septiembre de 2021 · 21:35

Desde principios del año pasado la vieja casona de los virreyes en Ecatepec –lugar donde fue fusilado el Siervo de la Nación y donde se encuentra la Casa de la Cultura José María Morelos y Pavón– se convirtió en refugio de vándalos. El viejo “altar a la patria”, donde se venera al caudillo independentista, sólo está acompañado por un polvoriento féretro de madera y una bandera tricolor.

ECATEPEC (apro).- Los lugareños lo llaman Puente de Fierro y cruza uno de los canales más contaminados del centro del país; está inmerso en un ambiente urbano caótico, resultado de un explosivo crecimiento, una alta incidencia delictiva y una incertidumbre generalizada entre la población a causa de la pandemia.

Al lado de esa estructura metálica –famosa porque se utilizó una tecnología similar a la de la Torre Eiffel– se encuentra la Casa de la Cultura José María Morelos y Pavón, de Ecatepec, uno de los inmuebles más emblemáticos de la Independencia de México; ahí, en ese sitio casi inadvertido y maltratado por los vándalos, el Siervo de la Nación pasó sus últimos días antes de ser fusilado.

Horas antes de ser ejecutado, el prisionero escribió en ese confinamiento sus últimos pensamientos, dedicados a su hijo Juan Nepomuceno. Su genio militar y devoción religiosa fueron pasados por las armas el 22 de diciembre de 1815. La Independencia de México se tambaleaba.

Cerca del lugar, a un kilómetro cuando mucho, justo a un costado de la antigua parroquia de San Cristóbal –que data del siglo XVI– otro pequeño cuarto de techos altos y húmedos luce vacío y polvoriento. Su entrada está obstruida por un montículo de arena para la construcción. En medio, un pequeño sepulcro indica el lugar donde fue enterrado Morelos.

Y aun cuando sus restos fueron extraídos posteriormente y sometidos a un intenso peregrinaje de dos siglos, de la Catedral Metropolitana al Ángel de la Independencia y viceversa, el sitio de Ecatepec figura como emblemático en las crónicas sobre la historia de México. Sin embargo, hoy está abandonado.

Alrededor de la sepultura original del Siervo de la Nación, en los jardines públicos ubicados a los costados de la iglesia, proliferan los comercios; no hay señalamientos suficientes que permitan localizar el sitio.

Dentro del inmueble, en esa sala con acceso cerrado, se encuentra un pequeño féretro de madera, semejante a un “altar patrio”, acompañado de una solitaria cruz y una bandera empolvada. Nadie responde por el evidente descuido.

Esos objetos marcan el lugar donde descansaron los restos del caudillo inmediatamente después de su muerte.

La parroquia de San Cristóbal –si bien admiten que el sitio es un anexo de la iglesia y de la diócesis de Ecatepec–, no se encarga de la vigilancia ni de resguardarlo; esa tarea corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia, cuyas autoridades cerraron todos los lugares históricos a causa de la pandemia, confirman a la reportera trabajadores del ayuntamiento de Ecatepec.

A ello se debe también que desde hace meses se encuentre desierta la Casa de la Cultura, el sitio exacto donde el Siervo de la Nación pasó sus últimos días. Tras su captura el 5 de noviembre de 1815 en Temalaca, Guerrero, fue trasladado a San Cristóbal, donde fue procesado y acusado de al menos tres cargos, mismos que el inculpado rechazó. Finalmente fue fusilado el 22 de diciembre de ese mismo año.

En ese sitio se erigió un altorrelieve de piedra con la figura de Morelos, quien tiene el brazo derecho en alto en señal de victoria y una bandera envolviéndolo. A sus pies se colocó una placa con la siguiente leyenda: “A Morelos, la Patria agradecida MCMXII”. Debajo hay un enorme grafiti que ha dañado la piedra original.

El monumento tiene grabados los nombres de otros caudillos que acompañaron a Morelos, así como una pequeña placa en los frentes del inmueble, utilizada como Casa de Cultura, que en vísperas del movimiento independentista fue residencia de los virreyes españoles. La placa indica con precisión el lugar donde estuvo recluido Morelos y de otros eventos históricos importantes ocurridos en el mismo entorno.

Hoy, a más de 200 años, la plaza que rodea el inmueble donde Morelos fue recluido del 6 noviembre de 1815 hasta el día de su fusilamiento, es refugio de vándalos y personas sin hogar, que pernoctan por la zona, impregnada de un fuerte olor a orina.

El inhóspito lugar está ubicado a unos metros del gran canal y del complejo Las Américas, uno de los centros comerciales y urbanos más populosos de Ecatepec.

Covid e inseguridad

La pandemia obligó a las autoridades a cerrar la casa museo del municipio de Ecatepec de Morelos, el más densamente poblado del país –alberga a un millón 760 mil habitantes– y uno de los más golpeados por el SARS-CoV-2.

De acuerdo con los servicios de salud y reportes oficiales, hasta el cierre de edición había 21 mil 979 contagios acumulados de covid-19 en esta localidad y 2 mil 941 fallecimientos confirmados. Las cifras son las más altas en el territorio mexiquense.

Debido a esta situación, sitios culturales y emblemáticos como la Casa de la Cultura José María Morelos y Pavón permanecen cerrados. Desde principios del año pasado ese complejo regional se ve desolado.

Además, el entorno se ha vuelto inseguro para los lugareños y la población flotante. De acuerdo con la más reciente Encuesta de Seguridad Urbana del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Ecatepec ocupa el tercer lugar nacional en materia de inseguridad.

La encuesta, que abarca el segundo trimestre del año, indica que en este municipio mexiquense la percepción de inseguridad fue de 87.7%, sólo detrás de Fresnillo (92.2%) y Cancún (88.7%).

Ecatepec cuenta actualmente con dos “alertas de género”: una por feminicidios, instituida en 2015; otra por desapariciones, declarada apenas en 2019. Hoy, Ecatepec es uno de los municipios más peligrosos para las mujeres.

Lejos quedó el pasado glorioso de este espacio, donde el general Morelos elevó sus últimas plegarias, escribió su última carta, rechazó los cargos de rebelión, rebeldía y asesinato que le imputaron, fue degradado del cargo religioso que ostentaba y, finalmente, pasado por las armas.

Después de su fusilamiento, los restos del Siervo de la Nación se trasladaron a la parroquia de San Cristóbal y tras un accidentado deambular a lo largo de dos siglos, desde el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) fueron depositados bajo la columna del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México.

La carta de Morelos escrita desde Ecatepec a su hijo Juan Nepomuceno –y por extensión a todos los hijos de la patria– sigue resonando: “Morir es nada, cuando la patria se muere... Dios salve a la patria, cuya esperanza va conmigo a la tumba”.

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