Equidad de género

Antígona, la científica sancionada por la UNAM que será reconocida por el Congreso de la CDMX

Antígona es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN). Su defensa a una estudiante víctima de abuso sexual por parte de un alumno le valió sanciones por "alterar el orden", pero por su activismo a favor de la igualdad de género recibirá la medalla Hermila Galindo.
miércoles, 23 de marzo de 2022 · 11:31

CIUDAD DE MÈXICO (apro).- Así como en la mitología griega Antígona desafió la ley por lo que creía correcto, la científica Antígona Segura Peralta se enfrentó al aparato jurídico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por acompañar denuncias de violencia sexual en la institución.

Su defensa a una estudiante la hizo merecedora de una sanción que le ha impedido competir en igualdad de condiciones que sus compañeros, en el ya de por sí masculinizado ambiente de la ciencia. Pero el Congreso de la Ciudad de México le dará un poco de justicia: la reconocerá con la Medalla Hermila Galindo.

Antígona es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN). Su trabajo en la Universidad es científico, pero también le ha dado un enfoque social. En el Instituto, lo mismo abrió áreas de investigación sobre habitabilidad de planetas alrededor de otras estrellas, que promovió la existencia del mismo número de baños para hombres que para mujeres, que tenían 3 menos, así como un baño incluyente para personas de cualquier identidad sexogenérica y personas con discapacidad.

Es la única persona en México que realiza investigaciones de astrobiología enfocadas a planetas alrededor de otras estrellas y en 2016 fue la única candidata a directora del Instituto de Ciencias Nucleares que propuso acciones para erradicar las desigualdades que se viven dentro de la UNAM.

La medalla Hermila Galindo se entrega a las mujeres que han destacado en la Ciudad de México por su labor a favor de un cambio social en materia de igualdad de género. La doctora Segura recibirá el reconocimiento por fomentar el acceso de las mujeres a la planta laboral en igualdad de condiciones en la UNAM. Esto, después de que 200 personas firmaron una carta pidiendo que fuera reconocida con este galardón por sus acciones para defender los derechos humanos de las mujeres.

Pero al recibir la medalla, la doctora Antígona cumplirá 4 años de sanción en la Universidad Nacional Autónoma de México acusada de “alterar el orden”, luego que defendió a una alumna que fue violada por un estudiante de maestría. 

En entrevista, Antígona cuenta que ha visto reducidos sus derechos académicos y laborales tras la sanción: no puede ser jefa de departamento o directora, tampoco participar en las Comisiones Internas para la Igualdad de Género dentro de la UNAM y puede ser expulsada del posgrado.

“Fue también un mensaje a otras mujeres que hacían cosas similares en defensa de compañeras, estudiantes y las académicas”, opina la científica sobre la sanción.

El 25 de marzo, en Ciudad Universitaria, el departamento jurídico de la UNAM debe determinar si la sanción que pesa sobre ella sigue o se le retira definitivamente.

Por eso sus amigas, científicas y mujeres de otras disciplinas, se activaron en febrero pasado para conseguir las firmas necesarias y pedir al Congreso de la capital del país que se le otorgara este reconocimiento, como un contrapeso a la sanción en su contra.

Sanción a la defensora

Todo comenzó cuando a finales de 2017, Antígona pidió que el estudiante, quien ya había terminado la maestría y ahora cursaba el doctorado en otra ciudad, y se encontraba bajo proceso judicial acusado de violación, no participara en un congreso académico dentro de la UNAM. Después de una carta que movilizó a decenas, la participación del estudiante fue cancelada, pero luego apareció en otro horario.

Antígona protestó ante uno de los integrantes del comité organizador. Le dijo que había ignorado el testimonio de la estudiante de doctorado del ICN que denunció, a quien Antígona había decidido acompañar en su proceso. También le reclamó que protegía al presunto agresor, quien había permanecido tres meses en prisión preventiva oficiosa por el delito de violación, pero fue liberado con un amparo. Actualmente su proceso sigue abierto, no ha sido condenado ni absuelto.

Mientras que el Tribunal Universitario lo expulsó, aunque luego la Comisión de Honor y de Justicia lo restituyó con el argumento de que la violación, de la que hubo testigos, había sucedido fuera del campus universitario.

Tras un intenso debate sobre la presencia del presunto agresor en la Universidad y el sentimiento de inseguridad de las estudiantes, se redactaron varias cartas que fueron interpretadas por la víctima como el primer acto de reparación por parte de la Institución que la había revictimizado. Una de estas cartas era de los propios organizadores del congreso, en la que reconocieron su error.

Entonces, el estudiante acusado interpuso una queja en la UNAM en contra de Antígona Segura, acusándola por “actos de acoso, violencia, hostigamiento, maltrato mediante agresiones verbales conduciéndose con una marcada falta de respeto”. La prueba era un video en el que la académica le decía a uno de los organizadores, sin la presencia del señalado, que habían invitado a “un violador”. El video no identificaba el lugar ni la fecha, pero en la UNAM la sancionaron por “alterar el orden”.

“Otra ciencia es posible”

Antígona, quien ha sufrido como muchas mujeres en el país las consecuencias de su activismo, decidió acompañar las denuncias de las alumnas porque no podía ser indiferente cuando eran agredidas. La empatía la movilizó.

“Mientras la comunidad académica no entienda cuál es su papel en sostener una estructura que solapa agresores, esto no va a cambiar”, señala la doctora en ciencias en la entrevista.

Antígona había participado en un programa con Lola de Plaza Sésamo sobre la ciencia y pensó que salía en televisión diciendo a las niñas que era maravilloso estudiar los planetas, y luego iban a la universidad pública, un espacio que tendría que ser seguro, y eran acosadas.

“Tengo una estudiante que me dijo: ¿Esto parará en algún momento? Entonces ¿con qué cara? ¿Con qué cara invito a las niñas y que vengan a esto? Cuando estoy viendo el sufrimiento de las estudiantes, este constante luchar para que las dejen estudiar en paz”, reclama.

Sus amigas, como la doctora Yilen Gómez Maqueo Chew, quien es investigadora en el Instituto de Astronomía en la UNAM, apoyaron la postulación de Antígona al premio porque “la ciencia no se puede desvincular de los Derechos Humanos”. Para Gómez Maqueo Chew su compañera ha impulsado, junto con otras mujeres de la ciencia, pequeños actos de revolución en sus ámbitos.

“Poner el dedo en el renglón y decir: ‘oye, la Ciudad de México considera que se debe reconocer todo el trabajo que Antígona ha hecho adentro de la UNAM para promover la igualdad, y ¡tú, UNAM ¿La tienes sancionada?! ¿Cómo es posible?”, reprocha la investigadora.

Otra de sus amigas, Karla Peregrina, quien es bióloga y divulgadora científica, dice que el mensaje que quisieron dar con esta postulación fue que este es el tipo de científicos y científicas que la sociedad necesita, los que están comprometidos socialmente y son congruentes.

“Antígona lo hace en cuerpo y alma todos los días de su vida, eso la define, ella no puede ver la injusticia”, dice y luego prosigue: “Esta es la clase de científicos que necesitamos y que cuando haya un sistema que los quiera aplastar, va a haber otros mecanismos como en este caso, este premio, este reconocimiento, que fue avalado por el Congreso de la Ciudad de México”.

En la carta que redactaron para postular a la científica destacan que, pese a que la defensa de los Derechos Humanos no está en su campo de investigación, al ser una académica de ciencias exactas, ella hace malabares con su tiempo para trabajar también en favor de la comunidad estudiantil en congruencia con su ética y conciencia feminista.

Antígona Segura, quien se ha visto respaldada por decenas de académicas, estudiantes y otras mujeres que no la conocen, dice que lo más importante para ella no es la medalla sino el acompañamiento que ha recibido:

“Al principio si era muy solitario, porque la gente te dice: ¡qué barbaridad, eso no debería de pasar!, pero te lo dicen al oído y se van. No se paran contigo a tu lado, a exigir cosas, y al final tú sigues siendo la problemática. Entonces encontrarme en el camino a todas estas mujeres, que finalmente estamos juntas, que cada una desde su trinchera, desde sus espacios, están tratando de alzar la voz y que se comprometen con lo que piensan, es también la parte de no sentirte sola y es la parte de la esperanza: otra academia es posible y sí la podemos construir, y nosotras lo estamos haciendo posible”.

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