La derrota de la intolerancia

jueves, 11 de marzo de 2010 · 01:00

MEXICO, D.F., 11 de marzo (apro).- A las 12:29 horas de hoy, tras la primera firma, se rompió el silencio con aplausos; se rompieron también bordes del prejuicio, de la discriminación, de las persecuciones, de la sinrazón, de la intolerancia…
        Vestidas de blanco, Janis Alba y Emma Villanueva, con su signatura, terminaron la ignominia.
           En presencia del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; la presidenta de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Alejandra Barrales; el ombudsman capitalino, Luis González, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Edgar Elías Azar Placencia quien fungió como testigo de los enlaces, el titular del Registro Civil, Hegel Cortés, ofició las alianzas.
         “Cuentan con la validez jurídica, legal y administrativa”, dijo, seguido de vítores.
         El matrimonio, señaló, es derecho de los homosexuales simplemente por “ser personas”, sin “discriminación” y hoy “se formaliza bajo la misma protección jurídica del Estado que le otorga la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos”.
         “Ustedes aquí, hoy, se convierten en las primeras parejas en contraer matrimonio. A partir de este acto solemne constituirán una familia reconocida por la ley, con todos los derechos y las obligaciones recíprocas de convivencia”, dijo a los contrayentes.
         Palabras de Hegel Cortés, el matrimonio entre homosexuales, consolidado esta día, “habla de una sociedad libre, justa y democrática donde las personas tienen derecho a escoger cómo y con quién vivir sus vidas”.
        Citando al escritor y poeta Abel Pérez Rojas, concluyó su discurso: “Defender el derecho de elegir es un asunto que compete a todos, porque llegar al punto de elegir libremente la sexualidad, es un derecho que ha costado sangre, sudor y lágrimas a las naciones modernas”.
         Al final, un grito se apoderó del Antiguo Palacio del Ayuntamiento: “¡Viva la diversidad!”.

Beso apasionado

Daniel Ramos y Temístocles Villanueva se besaron apasionadamente, el amor desenfrenado de dos jóvenes de 20 años.
         Activistas de derechos humanos, el primero estudiantes de medicina y el segundo de cine, legalizaron un amor de años. Dijeron sentirse orgullosos por formar parte de un “momento histórico para el país”.
         Quisieron ser los primeros para ser un referente entre las jóvenes parejas homosexuales “para decirles que tenemos derechos, para invitarlos a hablar con naturalidad de quienes son”. Salir del closet, comentaron a Apro, más allá de los “prejuicios” sociales, del “absurdo” de la postura de un sector de la clase gobernante y de la Iglesia, es el mayor desafío.
        “Hay que combatir la homofobia interna. Aceptarnos ha permitido este tipo de leyes. No se legisla para poblaciones invisibles; se legisla para las personas que exigen sus derechos y se hacen presentes”, dijo el matrimonio Ramos Villanueva.
          No pretenden seguir los esquemas de las instituciones religiosas. “Nos casamos porque no nos parecía no tener los mismos derechos y la seguridad jurídica de cualquier persona. Nosotros somos una familia”.
         Por llegar a este momento pelearon mucho, contaron. “Y lo importante ahora es continuar la batalla. Ya dijo Daniel Karam, director del IMSS, que no íbamos a tener derecho al seguro. La ley no establece la división entre hombre y mujer; simplemente habla del cónyuge”, señaló.
        Por el momento no han pensado en adoptar hijos, pero se pronunciaron respecto del debate. “No solamente es que nosotros peleemos el derecho de adoptar, sino el derecho del menor a tener una familia. Nosotros no decimos que nuestra familia sea mejor o peor. Pero es importante decir que en México existen miles de niños que han sido criados por familias homoparentales, y con eso me refiero, por ejemplo, a los miles de niños que han sido formados por la madre y la abuela. Su desarrollo ha sido el mejor, sin ninguna diferencia”, afirmaron.

Políticas homófobicas

Dibujada en sus rostros la sonrisa de quien ha cumplido un “sueño”, entrelazadas las manos, Jaime López Vela y David González Garduño se desposaron tras librar la desazón de ser discriminados. La Iglesia ha tachado el amor entre iguales como una “enfermedad”; mientras que el gobierno federal, a la fecha, lo ha señalado como un “delito”, comentaron.
        “El hostigamiento del gobierno federal corresponde a las políticas homofóbicas de la derecha. Y tenemos que seguir trabajando justamente para educarlos y para hacerles ver que, como mexicanas y mexicanos, lo único que estamos pidiendo es el derecho de ser iguales. No pretendemos ni buscamos ofender a nadie con ello”, señalaron.
        Casarse “es el reconocimiento que hemos buscado por tantos años. La dignidad de nuestra familia y de nuestra persona”.

“La sociedad está de luto”

Con claveles blancos en la mano y una pequeña que amorosamente las abrazaba, Lol Kin Castañeda y Judith Vázquez subieron a un pequeño estrado, adornado con el busto del prócer Benito Juárez, para firmar su unión y cerrar la celebración.  
         Se llevaron los recuerdos y la tranquilidad de “despertar con la seguridad” de que gozarán sus derechos.
        En simultáneo al acontecimiento, a la puerta del edificio gubernamental un fuerte operativo policiaco separaba a los festejantes de un centenar de manifestantes.
          “La sociedad está de luto”, repetía, vestido de negro, un hombre llamado Enrique Anaya, miembro de un grupo que decía protestar en “defensa de la familia y los valores”.
          Sostenía una pancarta que desnudaba la perversidad de su afrenta. “No bodas gay. Salmo 29:2”. Abajo continuaba: “Haremos homosexuales a tus hijos y los seduciremos en sus escuelas, gimnasios, ejército y congresos”. Después: “A las mujeres que lloran por su libertad: ‘Ya no lloren. Nosotros daremos placer a sus hombres’”.
         Hombres con pancartas verdes mostraban: “No te confundas. Uno más una igual a familia”, era la leyenda.
         La actriz Jesusa Rodríguez y la cantante argentina Liliana Felipe, que serían la quinta pareja en casarse, irrumpieron de último momento al Palacio del Ayuntamiento. Cómplices de 30 años de unión, por el contratiempo de un vuelo, tuvieron que esperar un poco más. “Decidimos casarnos porque es algo que va a ayudar a las nuevas generaciones”, dijo Rodríguez.

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